Chile al Día

Valparaíso: La alegría nunca llegó, pero la rabia sí

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Fotos: Guillermo Correa Camiroaga

El alza de treinta pesos de la locomoción colectiva en Santiago fue el detonante que gatilló la rabia acumulada desde los años noventa, cuando los gobiernos civiles de la post dictadura traicionaron su propio programa, olvidando al pueblo rebelde que se levantó contra la dictadura y prometiendo una alegría que solo llegó para quienes se acomodaron en el poder. El modelo neoliberal, consagrado en la Constitución dictatorial de 1980, no fue cambiado por quienes llegaron a administrar el gobierno y, por el contrario, fue profundizado y perfeccionado con algunas reformas de maquillaje. El origen de la rabia que explotó a lo largo de todo Chile en forma desenfrenada, transformándose en una verdadera rebelión popular caótica,  hay que buscarlo allá. La privatización de la salud, de la educación, de los servicios básicos, de las pensiones, de las carreteras y un largo etcétera, constituyeron las gotas que, con la gota del alza de los pasajes desbordaron el vaso y se fueron uniendo para transformarse en un temporal furioso.

 

 

 

 

 

 

 

 En Valparaíso, como en el resto del país, el día 19 de octubre se transformó en una jornada de protesta nacional que se inició con una multitudinaria concentración en la Plaza Victoria a las 18 horas con un gran caceroleo para, posteriormente, a las 19 horas, iniciar una marcha por Avenida Pedro Montt, la que no alcanzó a avanzar una cuadra cuando fue brutalmente reprimida por Fuerzas Especiales de Carabineros. La llama represiva incendió la pradera en todo el plan del Puerto y las barricadas, asaltos a locales comerciales y los ataques incendiarios a edificios emblemáticos, como el del diario El Mercurio de Valparaíso, bancos, automotoras y supermercados, sufrieron los embates de la ira popular. Valparaíso se convirtió en un campo de batalla impregnado de gases lacrimógenos y la rebeldía se expandió como mancha de aceite en todos los rincones de la ciudad, mientras que de igual manera explotaba la rabia acumulada en el resto de las localidades de la V Región.

 

 

 

 

 

 

 Se decretó Estado de Emergencia Constitucional y toque de queda entre las 24 y las 07 horas, el que fue anunciado tan solo con 45 minutos de anticipación, pero, más aún, antes de que este iniciara, el plan de Valparaíso fue copado por uniformados, principalmente de la Armada de Chile, quienes comenzaron a actuar y reprimir a quienes circulaban por las calles, lo que pudimos ver en videos grabados por transeúntes y difundidos en directo por los canales de televisión, cuando todavía no comenzaba la restricción de circular producto del toque de queda. Pese a las restricciones decretadas, las manifestaciones continuaron desarrollándose en distintos puntos del plan y en los cerros de Valparaíso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hoy, al recorrer la ciudad, era posible dimensionar la fuerza con que se expresó la rabia al observar distintos locales completamente destruidos.




 

 

 

 

 

También, como hace 46 años, un 12 de septiembre de 1973, la presencia de uniformados en la ciudad, reflejaba la nueva cara con que amanecía la imagen de Chile, totalmente diferente al publicitado por las elites como modelo ante el mundo.

 

 

El descontento popular seguía latente y en la Plaza del Pueblo Salvador Allende se fueron congregando a mediodía los manifestantes, quienes increparon duramente a los uniformados presentes allí, conminándolos a que se retiraran a sus cuarteles, lo que efectivamente se logró después de un rato, ya que subieron a los camiones militares y se retiraron del lugar.

 

 

Pero, luego aparecieron Carabineros de Fuerzas Especiales, y regresaron los efectivos militares, mientras se desarrollaba una  concentración frente a ellos en la Plaza del Pueblo, en donde algunos y algunas de las participantes, hicieron uso de la palabra para entregar recomendaciones de auto cuidarse sobre todo durante las horas de toque de queda, sin andar solos, evitando provocaciones, pero llamaron a “no bajar los brazos y continuar expresando la rabia e indignación con acciones de protesta, porque, el pueblo se cansó y dijo ¡BASTA!”

 

 

Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 20 de octubre de 2019

   

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