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Ahora Chile en protesta

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Barcelona, Ecuador, Hong Kong, Líbano, viven agitaciones de diferentes formas. En Bolivia se preparan si Evo Morales gana la elección.

 

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En Chile, principalmente en Santiago, ya dura varios días. Empezó por un aumento del pasaje de adultos en el Metro. Estudiantes realizaron masivas evasiones, en algunas hubo daños, y se ordenó una represión policial.

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Luego se sumaron jóvenes, muchos vinculados a grupos sociales o a la oposición, haciendo manifestaciones, cortando el tránsito en lugares de sectores medios. Actividad que no se extendió a las poblaciones populares.

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En el país junto con un aumento notorio del ingreso en algunas capas sociales -millones de autos nuevos, viajes de placer de miles al extranjero…- hay consenso que existe un fuerte descontento con la política neoliberal que se ha mantenido desde el golpe empresarial estadounidense en 1973 de los militares. Se denuncian sueldos bajos, concentración de la riqueza, altos índices de problemas de salud mental, endeudamiento familiar, mala previsión, salud, educación…

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El golpe definitivo al estado presente se dio cuando el caceroleo y las manifestaciones callejeras escalaron con la intervención de grupos político ideológicos de acción violenta. Un blanco escogido fue el mejor sistema de transporte de la capital, el Metro tuvo 77 estaciones dañadas, algunas incendiadas con carros. Buses fueron quemados hasta dejar por retiro sin locomoción pública una parte  del día a la población. Enfrentamientos con la policía y barricadas paralizaron vías importantes. Más tarde el lumpen y sectores bajos ejecutaron saqueos e incendios de negocios.  

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El gobierno resolvió anular el alza del Metro y recurrió a los militares en las calles, el regreso sin disparos recordando un período trágico.

Actos de violencia con menor impacto que en la capital estallaron en otras ciudades donde se decretó también el estado de emergencia.

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Hacia adelante el panorama del país es confuso y no se ve una fuerza capaz de reordenar el quiebre: se pide reformas mayores al sistema empresarial, ahora con la presión de la ruptura más grave desde la salida militar del poder ejecutivo en 1990.

 

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-El momento político amenaza lo que llaman el equilibrio electoral contra los partidos neoliberales, incluso de los de oposición. La posibilidad de que el orden fáctico pierda en el futuro el poder legislativo y presidencial.  

 

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-Todos los partidos tienen un programa basado en los empresarios y transitar a una sociedad de tipo socialdemócrata con reformas duras en previsión, salarios, impuestos… choca con sus compromisos y convicciones.

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-El núcleo de millonarios en el poder es fuerte con sus políticos fascistas, medios de prensa, control del empleo, depósitos internacionales de divisas. Su relación histórica con los militares que no han cambiado desde la dictadura.

 

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-Paralelamente se ha hecho muy importante lo que hagan los inmanejables grupos de acción violenta.

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-Los daños de la protesta ciudadana además posibilitan el surgimiento de corrientes afectadas en su locomoción y trabajo pidiendo enrabiadas un gobierno de orden.

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La realidad social y política chilena ha cambiado sin salir del consumismo y dominio de los empresarios.

 

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Ir hacia una sociedad de modo de vida sostenible es lo opuesto a la movilización.

 

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Mientras no haya movimientos y partidos civilizatorios todos ellos, como las masas ciudadanas, son conservadores.

 

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Contacto romulo.pardo@gmail.com

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