Crónicas de un país anormal

El dilema del Presidente: o seguir masacrando a sus compatriotas o convocar a referéndum

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Foto: Agencia Aton

La historia que se enseña a los niños está llena de falacias y mitos, por ejemplo, que la mayoría de los Presidentes de la República han sido honrados y respetuosos de la vida e integridad de sus conciudadanos, que es un invento del plagiario del Piduco, (Francisco Antonio Encina), inspirado en el “el pájaro azul de la historia”. Para no abundar en datos y relatos, enumeraremos tres ejemplos de Presidentes carniceros y corruptos:

 

Germán Riesco pasaba por un bonachón, (él mismo afirmaba “no ser un peligro para nadie”), pero en la “matanza de la huelga de la carne” ordenó el asesinato sin piedad de muchos ciudadanos santiaguinos, y de honrado tampoco tenía nada: Gonzalo Vial, reconocidamente autor del montaje del “Plan Z” durante el golpe de Estado de 1973, acusa a Riesco de haber presionado a su sucesor, Pedro Montt, a fin de salvar, a través de un crédito del Banco de Chile, un Banco de su propiedad.

 

Arturo Alessandri Palma que, en su segundo gobierno tuvo a su haber las masacres del Seguro Obrero, Ranquil y Lonquimay, además de haber sido el jefe de “la execrable camarilla”, se robaban el dinero de los albergados por la crisis del salitre.

 

Carlos Ibáñez del Campo ordenó el asesinato a mansalva de los pobladores sublevados en Santiago, el 2 de abril de 1957.




 

La lista d Presidentes de la República, asesinos y ladrones podría elevarse al infinito: Pedro Montt, por ejemplo, ordenó la matanza de Santa María de Iquique, (1907); Gabriel González Videla, la masacre de la “revolución de la chaucha” Juan Antonio Ríos plaza Bulnes; Jorge Alessandri Rodríguez, la de la población José María Caro; Eduardo Frei Montalva, la de Puerto Montt y Salvador, (a Augusto Pinochet ni siquiera lo considero, pues nunca fue elegido Presidente de Chile). En algunos casos, la profesión de carnicero del pueblo se une a la de ladrón y corrupto en otras no.

 

El Presidente Piñera cada día avanza un paso más hacia el abismo, donde cabemos todos: no se le ocurrió nada más “inteligente” que convocar al Consejo de Seguridad Nacional (COSENA) – de pésima reputación por ser un engendro creado por el tirano Pinochet, y que, afortunadamente, Ricardo Lagos, durante su gobierno, lo dejó desdentado – que aún no se sabe para qué lo citó cuando podría haber reunido a los caballeros que lo integran sin ninguna dificultad, y como no tiene ningún sentido del ridículo, tuvo que tragarse la reprimenda del presidente del Senado y del Contralor General de la República, quienes expresaron la estulticia e inutilidad de su llamado.

 

Cualquier analista político – incluso opinólogo – tendría derecho a especular sobre el actuar del Presidente Piñera al respecto: Nos ha demostrado durante estos 21 días de manifestaciones, que fluctúa entre seguir los consejos de las palomas, Evópolis y algunos de RN, o bien los “halcones”, van más allá, como el senador Chahuán, que le soplan a la oreja que ordene a los militares la ocupación de la calle, es decir, hacer correr la sangre de los ciudadanos. La alcaldesa Evelyn Matthei, UDI, veladamente y en forma críptica, llama a sus vecinos, vestidos de chalecos amarillos, a que armen y defienden sus bienes.

 

Sebastián Piñera se irá ahora o al final de su mandato, y en cualquiera de los casos pasará a la historia como el Mandatario que ordenó la vulneración de los derechos humanos; ayer, 8 de noviembre, los delegados de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, presentes en Chile para constatar las denuncias, fue tajante en condenar al gobierno chileno de “uso excesivo de la fuerza por parte de las Fuerzas Armadas y de Orden”. Estamos convencidos de que hoy no se puede pactar la impunidad de los verdugos.

 

La hipocresía del Presidente Piñera sale a relucir para cualquiera, con un mínimo de inteligencia: antes condenaba a Nicolás Maduro el atropello a los derechos humanos en Venezuela, (incluso, participó en el show montado en Cúcuta, junto a Iván Duque y Mike Pompeo), hoy Piñera comparte con Maduro sendas condenaciones de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet.

 

El justificar que 20 muertos, miles de heridos y otro tanto de detenidos, (muchos de ellos ilegalmente), además de los más de 180 con grave daño ocular, sea propio de la defensa de la democracia y respeto al orden público es, a todas luces, una estulticia. Nunca la democracia puede usar los métodos y las armas de la dictadura, pues las ideas se combaten con ideas y el orden público se defiende con el uso proporcionado de la fuerza, pero nunca – como ha ocurrido durante estos 21 días – puede abusar y torturar a ciudadanos, so pretexto de haber provocado desórdenes en la vía pública, generalmente, tomando detenidos a los inocentes y dejando libres a pirómanos y saqueadores que, extrañamente, han provocado incendios con plena impunidad.

 

El gobierno ha demostrado incapacidad de restaurar su propio concepto de orden público: Chile cambió, y la normalidad no volverá a ser la misma de antes del mes de octubre; la memoria histórica se grava a fuego en los movimientos sociales, que nunca más volverán a ser catervas de vencejos.

 

Los sociólogos trabajan sobre la base a escenarios para Chile:  

 

1) que se produzca un milagro y Sebastián Piñera entre en razón y escuche a su ángel guardián, y decida llamar a un plebiscito para iniciar el proceso de una nueva Constitución, (“no creo en los milagros, pero que los hay, lo hay”);

 

2) que se radicalice el clivaje entre el gobierno y la sociedad civil y, al interior de esta, los “chalecos amarillos”, de extrema derecha, contra la mayoría de los ciudadanos. La historia está colmada de ejemplos como éste, por ejemplo, en Italia el fascismo, entre las tomas de las fábricas en Turín y las reacciones de las clases privilegiadas, (el fascismo es la expresión vulgar de la violencia de las clases privilegiadas; en Chile, baste recordar los combates entre Patria y Libertad y las Brigadas de Izquierda).

 

3) que los ciudadanos logren, a través de la resistencia civil no violenta el poder participar, por primera vez en la historia, en la determinación de sus propias reglas de convivencia, es decir un pacto social y una nueva Constitución. ¿Esperar cuánto tiempo? Es lo único que no puede predecir una persona seria y responsable, pues anticipar el porvenir es imposible, y sólo el pasado puede ser objeto de nuestro análisis, (dicho sea de paso, la historia no sólo no se repite, sino que sus actores siempre terminan pateando la misma piedra).

 

Entre la utopía y el realismo, propio del “optimismo trágico”, (decía Emmanuel Mounier), personalmente me quedo con el segundo.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

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  1. Este articulo es curioso: según el, hay DOS chiles, el Chile Bueno y el Chile Malo y por supuesto, cree en la «magia» de una constituyente y zas, voala! Solucionado todito todo.Tal vez el MODELO Económico, no funciono como las grandes mayoría quieren y pues se les ocurra pasar la linea divisoria e irse a un Estado Totalitario, que es lo que en resumen todos ABSOLUTAMENTE todos los gobiernos socialistas, comunistas o izquierdistas o como se les llame.Pues hagan lo que ustedes les parece BUENO, total creo que ese es el punto.Puro razonamiento categórico, porque lógico deductivo no cabe aquí. Los neoliberales son malos y los izquierdistas son MUY BUENOS.A ver como les va en unos 10 anos.Lo que pasa que esos experimentos sociales, queridos chilenos NO TIENEN vuelta atrás y el que se sale de la democracia y del sistema de libre mercado pues simple, jamas les va bien.No me creen? VEAN China, un país lleno de miserias y como salio o va saliendo de eso: simple, sistema de libre mercado y sistema resuelto.Lo demás es como dicen, cuentos chinos mis amigos.

  2. La derecha dura en Chile (RN_UDI_DC_evópoli-chile vamos,carabineros,militares de todas las ramas,empresarios varios) van a preferir arruinar al país antes de ceder sus privilegios de robar y tener poder para la vida y la muerte.Los jóvenes que hoy piden y empujan un cambio no tienen miedo y medios para comunicarse pero sus recursos son limitados y los de los cívicos-militares ilimitados.Me temo que , como en Bolivia triunfa un golpe militar-civil , la salida chilena sea un auto golpe cívico-militar para «mutilar» y «matar» a la población insumisa , que ya está en acción

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