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Paso a paso llegó la ingobernabilidad

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El plan paso a paso aplicado en materia sanitaria para tratar de contener la pandemia del coronavirus ha derivado en una fase terminal en el escenario político y socio económico: gradual y progresivamente, tras una impresentable sucesión de errores y desatinos, Chile cayó en una indeseada ingobernabilidad de la que costará salir.

Ello ocurre en momentos en que cientos de miles de familias encuarentenadas están sumidas en la angustia y la incertidumbre por la falta de recursos, sin la ayuda estatal requerida y cuando la figura del presidente de la República no solo no constituye solución alguna, sino que forma parte del problema.

Sebastián Piñera tiene el cargo de jefe de Estado pero no la autoridad, porque nadie le cree, encabeza un gobierno marcado por la tacañería, juega fuerte por la desigualdad fomentando la concentración económica, trata de obstruir la entrega de algún dinero que pertenece a los propios damnificados y pierde hasta en el Tribunal Constitucional, pese a lo cual la suerte que lo acompaña en los negocios le permite también, todavía, seguir ocupando el sillón presidencial.

Desde su burbuja ubicada en la vereda de en frente este campeón de la letra chica e ilusionista sin parangón no alcanza a divisar en su miopía el Chile real, el de la pobreza bajo la línea de la dignidad, el de los cesantes, el del endeudamiento y la actual hambruna, y ni siquiera se imagina la desesperanza de los campamentos de tránsito y los comerciantes ambulantes, todos ellos condenados por el modelo de desigualdades y ahora también por el virus letal fuera de control.




Ni se ha arrugado el actual mandatario al conocerse el último ranking de Forbes en que aparece como el cuarto superrico de Chile, libre de impuestos o alguna otra molestia de este tipo. No se trata de un empresario que cree fuentes laborales, sino que su imagen es la de un especulador cuya habilidad mercantil le permitió en el último año – aun con el virus circulando por todas partes – acrecentar su fortuna en 300 millones de dólares totalizando a la fecha 2.900 millones.

El esplendor del que disfrutan los dueños de Chile choca brutalmente con el abandono de quienes se han visto forzados a rifar sus casas para disponer de recursos por un tiempo o de los que viviendo encerrados no se atreven a salir a buscar trabajo por temor a no hallarlo y encontrarse en cambio con un contagio de imprevisibles consecuencias. Se sabe de mamás que no despiertan a sus hijos en las mañanas para evitar la vergüenza de no tener qué darles al desayuno y luego al almuerzo.

En este país privatizado que es muy rico pero donde vive mucha gente pobre, la riqueza no se distribuye porque las elites políticas se desentienden de lo que ocurre a su alrededor. Es lo que ha sucedido con este gobierno cuyas cúpulas al servicio de la oligarquía son incapaces de adoptar medidas eficaces en favor de las mayorías desprotegidas. Prefieren que la crisis la pague la clase trabajadora con sus propios ahorros, mientras el impuesto a los super millonarios espera.

Hasta ahora la suerte ha estado del lado del gobernante. Este se salvó de ser desestabilizado por las muchedumbres que repletaban las calles en busca de igualdad, justicia y no más abusos, en octubre y noviembre de 2019, y luego la pandemia hizo bajar la fuerza del estallido social, cuyas manifestaciones han comenzado a reaparecer ahora a través de paros, cacerolazos, barricadas y otras expresiones populares.

El Chile empobrecido y postergado no aspira a calificar para el banquete de los poderosos, pero clama al menos por dignidad. La solidaridad no se conoce en La Moneda neoliberal, desde donde se pretende que en este tiempo de miserias la gente se conforme con pequeños bonos, ayudas insuficientes y otras menudencias que no se compadecen con la cruda realidad.

Con la mirada en las elecciones de mayo Su Excelencia ha dado una y otra voltereta y – solo y doblegado pero soberbio – ha accedido a un tercer retiro de los fondos previsionales según el proyecto aprobado por el Parlamento, aunque ni una palabra sobre la renta básica universal que exigen los necesitados para parar la olla.

Inexplicablemente, en tanto, está pendiente la acusación constitucional que se proyecta desde el Congreso como reflejo de la indignación ciudadana, la que prospere o no, constituirá una potente sanción contra Piñera y su desgobierno ante la historia de Chile.

 

Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso

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  1. Sergio Avelino Carrillo López says:

    QUE SE PODÍA ESPERAR DE UN CRÁPULA Y LUDÓPATA PONIENDO FICHAS PARA JUGAR O PERDER, PERO TRATÁNDOSE DE SERES HUMANOS LAS FICHAS LA JUGADA ERA A GANADOR. PUSO 2 FICHAS EN EL TC. CON DIFERENCIA DE DOS DÍAS, PERO TRATÁNDOSE DE FICHAS HUMANAS SURGE LA CONCIENCIA MORAL Y UNA FICHA HUMANA ACTUÓ EN UN FALLO DESPUÉS DE TODO JUDICIALMENTE TÉCNICO. LA OTRA FICHA HUMANA LE FUE FIEL AL APOSTADOR, SU EXEMPLEADOR. PERO EL CRÁPULA LUDÓPATA NO CONTABA CON EL RESTO DE LAS FICHAS. DURANTE SUS DOS GOBIERNOS REPARTIÓ FICHAS PARA TRATAR DE JUGAR A GANADOR Y ASÍ LO HIZO CON SU FICHITA EN EL CDE, DONDE PUSO AL OSCURO «JOROBADO DE NOTRE DAME». ASÍ NO FUE AL AZAR ESTA FICHITA TENDRÁ QUE ENTRAR EN EL JUEGO DEL CRÁPULA LUDÓPATA. PERO ESO PASA DESDE MUCHOS SIGLOS A LA FECHA DONDE LA GENTE SE DEJA LLEVAR POR JARDINES QUE SUPERAN AL JARDÍN BÍBLICO. TUVO TODA LA RAZÓN EL VIEJO PLATÓN HACE SIGLO CUANDO DIJO:»EL PRECIO DE DESENTENDERSE DE LA POLÍTICA ES EL SER GOBERNADO POR LOS PEORES HOMBRES»

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