Debate

Intervención del convencional Mario Vargas en favor de la Asamblea Constituyente

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Saludo a la Comisión de Sistema de Justicia y a sus coordinadores Vanessa Hoppe y Cristian Viera.

 

Ha sido frecuente en los debates que hemos tenido en estas semanas, que ALGUNOS SECTORES APELEN AL SENTIDO COMÚN, como una forma de oponerse a los cambios que la mayoría democrática demanda.

Pareciera existir un gran temor a premisas que se han consagrado como necesarias para el progreso de la civilización, tales como la sentencia latina: “Vox populi vox dei” – la voz del pueblo es la voz de Dios-, o como la muy manoseada y repetida  sentencia del “Gobierno del pueblo  por el pueblo para el pueblo”.

Desde la Revolución francesa de 1789, el concepto de SOBERANIA POPULAR  (refrendado de puño y letra por el general Bernardo O´Higgins y antes que él, reivindicado por Fray Camilo Henríquez, en el primer periódico LA AURORA DE CHILE), ha sido el pilar del paradigma republicano.




A pesar de aquello, hace más de 200 años que las élites privilegiadas propietarias del gran capital, las oligarquías y poderes fácticos, temerosas del escrutinio ciudadano y de la autodeterminación de los pueblos,  han cometido todo tipo de crímenes para impedir que se materialice, en la práctica, este principio fundante de cualquier sistema democrático.

Desde el bombardeo a La Moneda, el 11 de septiembre de 1973, hasta los mil y un resquicios que se han utilizado en estos 48 años para instalar LOS PRIVILEGIOS del 1% de los ciudadanos  sobre el resto del cuerpo social,  lo que realmente pretenden es que la mayoría vote pero no decida,  que las libertades democráticas sean más apariencia que sustancia. Es decir, que el concepto de la SOBERANÍA POPULAR sea letra muerta, vaciado de contenido en la vida cotidiana de las chilenas y chilenos.

 

Un caso concreto:

Si se escuchara la voz del pueblo, el cobre no estaría hoy en un 73% en manos extranjeras, en circunstancias que su total nacionalización fue aprobada por la unanimidad de los senadores y diputados  el 11 de julio de 1971 en el acto más, patriótico, más justiciero y democrático de la Historia de Chile.

UNA APELACION HONESTA AL sentido común debería llevarnos a resolver que el pueblo chileno, así como la mayoría de los pueblos del mundo,  debe ejercer su potestad soberana mediante una Asamblea Constituyente, según lo  propone el texto de los artículos 82 y 83 que nos propone la Comisión “Sistemas de Justicia, Órganos Autónomos de Control y Reforma Constitucional” ante este Plenario.

 

NEGARSE A UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE es desconocer la esencia de la voluntad ciudadana que se manifestó abrumadoramente  en las memorables jornadas de octubre de 2019 en las principales calles y plazas del país.

Pese a ello, una negociación de cúpulas parlamentarias, que tuvo lugar el 15 de noviembre de 2019 decidió que la opción ASAMBLEA CONSTITUYENTE no fuera incluída en la segunda cédula del plebiscito del 25 de octubre de 2020 que  obligó a los electores a pronunciarse sólo por dos alternativas: CONVENCIÓN MIXTA O CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL.

… En circunstancias que apenas 4 días antes, el 11 de noviembre de 2019, LA TOTALIDAD DE LOS PARTIDOS DEL ARCO OPOSITOR LE EXIGIERON AL PRESIDENTE  SEBASTIAN PIÑERA LA CONVOCATORIA A UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE.

Tres años antes, la presidenta Michelle Bachelet había considerado la Asamblea Constituyente como una entre cuatro legítimas opciones para  materializar el cambio constitucional reclamado por la mayoría del pueblo chileno.

Y HASTA 1990,  TODAS LAS FUERZAS QUE LUCHAMOS CONTRA LA DICTADURA MILITAR NOS PRONUNCIAMOS CATEGÓRICAMENTE POR UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE.

EN EL GRUPO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES, desde 1978, prominentes juristas encabezados entonces por don Manuel Sanhueza Cruz, Jorge Mario Quinzio, Enrique Silva Cimma, Patricio Aylwin Azócar, Jaime Castillo Velasco, reivindicaron  el fin del autoritarismo mediante la convocatoria a una Asamblea Constituyente, cuestión que fue proclamada con particular fuerza y convicción por el ex Presidente Eduardo Frei Montalva, en el teatro Caupolicán de Santiago, el 28 de agosto de 1980. EN ESA MISMA LÍNEA SE PRONUNCIARON  LA TOTALIDAD DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS  ANTIDICTATORIALES y,  DESPUÉS DE 1990, LAS PRINCIPALES ORGANIZACIONES SINDICALES, ESTUDIANTILES Y MOVIMIENTOS SOCIALES, AMBIENTALISTAS Y DE DERECHOS  HUMANOS.

 

HA LLEGADO EL MOMENTO DE  REPARAR ESTA SITUACION.

 

SERÍA ENTERAMENTE CONTRARIO A LA ESENCIA DEL PROCESO HISTÓRICO QUE ESTAMOS PROTAGONIZANDO HOY,  el que  la nueva  Constitución,  que aprobaremos en septiembre próximo,  niegue la potestad del PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO  para decidir  el contenido de  nuestra carta fundamental. Sería inaceptable que, en el futuro, dicha potestad quedara en manos  del parlamento como ha sido la actual Convención Constitucional establecida en la Ley 21.200 según el acuerdo cupular del 15 de noviembre de 2019, con todas las limitaciones que la subordinan  al actual poder constituído.

 

NO LE TEMAMOS A LA VOLUNTAD POPULAR.

 

Hagamos efectivo el principio de la soberanía popular, para que nunca más un REY, UN EMPERADOR, UN DICTADOR, UNA ARISTOCRACIA, UNA OLIGARQUÍA O LOS PODERES FÁCTICOS  impongan sus mezquinos intereses e impidan que la mayoría democrática tome en sus manos el destino de nuestro país.

Hoy tenemos la oportunidad de que las próximas generaciones tengan la potestad de generar una Asamblea Constituyente en la que prevalezca la voluntad y el consenso civilizado, pluralista y patriótico de la gran mayoría de las chilenas y chilenos, por sobre cualquier poder fáctico nacional o extranjero.

 

 Mario Vargas (distrito 25)

 

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Convencional distrito 25

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