Poder y Política Opinión e identidades

Bien por Jeanette Vega y mal por Gabriel Boric

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Entre tantas mujeres brillantes y famosas que hay en el gabinete de Boric,  como por ejemplo Camila Vallejo,  Izkia Siches, Maya Fernández Allende, Begoña Yarza y  otras,  Jeanette Vega me había pasado un poco inadvertida. Perdón, Jeanette, puede ser porque estoy fuera de Chile.

¿Y qué hizo de tan extraordinario esta compañera Jeanette, que le valió  que el presidente le pidiera la renuncia de manera abrupta? Pues hizo lo que tenía que hacer, sencillamente. Trató de contactarse por conducto de su secretaria con Héctor Llaitul para ver si se podían iniciar conversaciones o algún diálogo con él, a fin de ir viendo cómo resolver el lío  mapuche.

Esto lo han hecho siempre todos los gobiernos del mundo, tratar de llegar a acuerdos con grupos  subversivos o separatistas,  como  los españoles con la ETA de los vascos y los ingleses con el IRA de los irlandeses, aunque ambas organizaciones eran responsables de muchos muertos,  y así varios otros casos. Ninguno de estos se puede comparar con los mapuches, que generalmente no han sido los victimarios sino las víctimas.

Y entonces ¿A qué  viene la reacción destemplada de Boric?




Desde luego, habría que preguntarse cómo se enteró Gabriel Boric, en Tierra Amarilla,  de esta llamada telefónica de una asesora de la ministra, que ni siquiera se concretó, pues fue una llamada frustrada.

 No parece verosímil que la ministra se haya tomado el trabajo de informarle a Tierra Amarilla de una gestión irrelevante de su ministerio.

Al parecer la PDI le informó al presidente.

Al  respecto, se debe tener presente que cualquier  restricción a un derecho fundamental como  es la vida privada, está consagrado a nivel  nacional  e internacional. Siempre debe ser  excepcional y aplicarse en casos estrictamente necesarios  y autorizada por un juez.

Es posible que la PDI estuviera espiando a Llaitul o a la ministra Jeanette Vega.  Pero es totalmente improbable que un juez  autorice intervenir las comunicaciones de una ministra.

Por lo mismo, resulta  impresentable  que Gabriel Boric base sus decisiones en el espionaje ilegal  de una institución tan  desprestigiada  como la  PDI  y avale lo dicho por esta y por la extrema derecha.

Lo primero que debió hacer es declarar que la señora Jeanette Vega estaba haciendo el trabajo que él mismo le había encomendado.

Pero no nos ha resultado valiente  ni viril este presidente. Llego hasta aquí porque no me gusta usar palabras groseras ni hacer juicios infundados. Saquen ustedes sus conclusiones.

Por Margarita Labarca Goddard

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Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



Abogada chilena. Reside en México

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  1. Hugo Murialdo says:

    La UDI, con la ignorancia y estupidez que la caracteriza, quiere promover una acusación constitucional contra la ex ministra Vega. ¿Alguien podría explicar a título de qué? A Boric le gusta que las llamadas telefónicas a ciertos personajes las pueda hacer sólo él y además publicarlas en twitter: ¡Aló, presidente Zelensky, sepa que en Chile tiene Ud. un leal amigo! Bye bye.

  2. Gino Vallega says:

    La abogada Margarita Labarca y el historiador Felipe Portales, Directo a la yugular! La tal llamada (que no tuvo resultado), fisgoneada y corneteada al B, es de Mayo y en otras circunstancias, pero el magallánico arbóreo «non capisce» y pide la venia de la derecha para seguir su acción. Al parecer, toda vez que una persona «en política» responde «aló» , su voz se oye en todos los cuarteles uniformados, policialis y PDI y su propalación posterior se hará al momento de producir «Kaos».

  3. Felipe Portales says:

    Así es Margarita. Y es obvio que una ministra tan capacitada, experimentada y progresista como Jeannette Vega no iba a caer en una torpeza increíble como «correr con colores propios» al intentar una gestión tan delicada como la que hizo, hace meses… Es de Perogrullo que fue una responsable medida gubernativa y completamente atinada en la perspectiva de poder establecer un diálogo con un movimiento de resistencia indígena como la CAM. La insólita reacción de Boric, de despedir abruptamente a su ministra, constituye -además de una nueva «voltereta» de la que se ha hecho especialista Gabriel Boric desde sus tiempos de diputado- una penosa demostración de donde hasta dónde ha llegado en su camino de subordinarse a la derecha neoliberal tradicional.
    ¡Habría quedado sin mácula alguna haberle informado al país que lo hecho por su ministra correspondía a una responsable política de gobierno de buscar caminos para intentar resolver por la vía del diálogo el grave conflicto con el pueblo mapuche, producto del virtual genocidio y despojo sistemático de sus tierras hechas por el Estado y particulares chilenos desde la expoliación de la Araucanía! Y que, desgraciadamente, dichas gestiones -usuales en dichas circunstancias en la generalidad de los conflictos armados en el mundo, como bien señala Margarita Labarca- no tuvieron resultados favorables. ¡Si ni siquiera Héctor LLaitul tenía orden de detención en ese momento! Es increíble al grado de subordinación política a la derecha a que está llegando la actual «centro-izquierda». Incluso, ¡está superando con creces a la Concertación en este terreno, de la cual era eximia «especialista»…

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