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La genialidad es un don escaso, pero se dan ocasiones en que aparecen con frecuencia sorprendente. Acá,  en nuestro Chile, surge a veces una de estas raras conjunciones virtuosas…y llega a pensar uno que es el medio cultural el que hace posible este fenómeno.

Por sus frutos los conoceréis, reza el bíblico decir. Y acá  se ven claramente tales frutos. Un parlamentario nos regala uno: Una mujer violada no se puede desviolar.

Este neologismo,“desviolar», es interesante, nunca dicho. Es de un poder similar a los neologismos  del filósofo  Heidegger, o como los términos  usados en la misteriosa física  cuántica. Es como decir que el tiempo  se puede regresar al pasado,  una especie de transmigración de la materia. Una promoción  al Nóbel  no sería  tan desencaminado.

Estas genialidades se deben tomar más  en serio.




Otro genio argumentó  una tesis que amerita enmarcarla dentro de las grandes ideas: “Si se vende Codelco se acaba la crisis en Chile».

No me digan que no merece, al menos, un premio nacional de economía o un cátedra  honorífica en la más  prestigiada casa de estudios. ¿Cómo  no se le ocurrió  a nadie antes y hemos vivido tantas décadas de estrechez sin sentido?

La verdad que en esta materia hemos tenido gente competente, han proliferado los genios que dieron en venderlo todo para  pagar las cuentas comunes y corrientes al vivir. Estos son genios teológicos que creen, como el filósofo cristiano Leibniz, que vivir deshaciéndose de los bienes, es acceder al mejor de los mundos posibles. Con esta teología  bajo el sobaco, se vendió  sin regatear los minerales metálicos  y no metálicos, el agua, el mar, grandes territorios y todas las licencias mercantiles imaginables.

Tenemos otros genios nada de graves en su estado anímico, más  bien son genios con humor…Humor algo negro, pero digno de etiquetarse. Uno fue capaz de resolver un problema complicado y masivo: Si le subieron el pasaje de la locomoción, duerma menos y salte de la cama antes de agarrar el sueño, pues encontrará pasaje rebajado si se anticipa al canto del gallo.

Otro, ante el alza mensual de los alimentos explica que no todo es tan fatal, pues las  flores han bajado de precio y ello puede balancear los costos de vida. Eso se llama “pensamiento holístico».

Pero aún  tenemos otro caso en esta prolífica  producción. Ante las largas colas para ser atendidos en los consultorios de salud, entrega la idea de hacer vida social desde la noche y así  poder ser atendido antes que acabe el día. Ese genio de la planificación  situacional merece una promoción  a otro nivel.

En el campo educacional, sabemos que los colegios fiscales, destinados a los pobres de Chile, están  calamitosamente abandonados, entonces una autoridad en el tema propone como solución , no que el Estado se ocupe de  corregir el déficit, sino que los padres- también  muy pobres-, junto a los profesores – que se suman a la profesión  de los mendicantes-, realizaran bingos y toda clase de concursos para arreglar los abandonos del sistema escolar

Pero no es el último, pues se ha dado un genio muy voluntarioso, de esos que predican que si no convencen con argumentos, bien vale un puñetazo. Esa genial teoría  se deriva de las tesis del filósofo  Hobbes, ese que aseguraba que el hombre es un lobo para el hombre, es decir que todos viven dándose  mordiscos. Pero también  ese genio es experto en aullar como un estepario cuadrúpedo…, entonces es capaz de usar esa “boca tan grande» de la que se angustiaba la Caperucita, para espetar ofensas gratuitas como aquella  de: “tú  nunca te podrás  embarazar» a una parlamentaria “trans»…Y lo peor es que no se discutía  el tema del aborto, sino otro muy, pero muy distinto. Pero el instinto genial del lobo, que aprovecha toda oportunidad para engullir, no permite licencias cortesanas. La genialidad instintiva existe en todo el reino animal, pero hasta los animales mantienen ciertos códigos.

Lo que no se puede desconocer es la proliferación  de genios al pedo que surgen por estas tierras. No sólo  de poetas se nutre nuestro país, también  de genios pirulos.

Pirulo es el opuesto al “chanfaina», ese personaje de la literatura del siglo XIX, equivalente al “roto», pero tosco y bruto, sin inteligencia, doblegado y sumiso. El roto, por el contrario, es un personaje tosco, no cultivado, pero vivaracho e insumiso. El “Pirulo» es como el ”siútico” de Lastarria, un petimetre  que aparenta más de lo que es, siendo un farsante más  que personaje.

 

Por Hugo Latorre Fuenzalida

 

 

 

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