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¿Qué dice el meteo?

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En esta oportunidad la reunión de la oscura cofradía Dalca Soberana de Puerto Mol había de llevarse a cabo durante la navegación, por lo que este astuto espía a sueldo de Güiquilics Patagonia optó por disfrazarse de cornamusa. Tan convincente resultó el disfraz, que en un momento le ataron la escota del foque alrededor de las orejas, acojonante y dolorosa situación que este abnegado servidor tuvo que bancarse hasta el siguiente cambio de amura. A continuación el texto, del que – aunque incompleto – se da fe.

 

¿Cómo va a estar la mar, tripulantes? ¿Sobre qué aguas habrán de navegar las dalcas, la nuestra, las de todos y la de todos? Porque un naufragio es lo más democrático que hay, si el buque se va al carajo, ahí vamos todos, juntos y revueltos, rimember Taitanic. Claro que incluso bajo el mandato de las mujeres y los niños primero, también estarán los de siempre tratando de comprar su salvavidas particular, dejando eso de las mujeres y los niños para las reducciones de personal.

¿Cómo va a estar la mar? ¿Qué aparejos vamos a necesitar? ¿Podremos izar vela o tendremos que ir a remo y caleteando? Y consideremos que a nuestras turbulencias locales de repente se le puede sumar un tifón que venga del otro lado del mundo, en tal caso nos habría venido muy bien contar con una mejor defensa, con un buque más grande y sólido, con un Estado Solidario en vez del Subsidiario que nos mantiene como botecitos dispersos, pero ya nos mandamos el numerito del Rechazo y ahora tenemos que bancarnos lo que venga con lo que hay.

Tendremos que consultar nuestros instrumentos, husmear el viento con olfato de clase y apelar a lo que la bella Rocío denominó “experticia en derrotas”. A ver qué nos dicen el eco-sonda social y el radar político.




 

El primero de estos instrumentos muestra una bronca de gran profundidad, un habitar en un hondo malestar hecho de frustración sin fin a la vista, de desengaños reiterados, deudas que causan insomnio, estrechez económica que te degrada ante tu propia familia, abusos cotidianos, estrellarse contra un sistema ante el cual no existes si no eres cliente.

Vamos navegando sobre un profundo malestar, que se nutre de la experiencia de esa humillación cotidiana y que nos envenena desde dentro, desde ese ámbito oscuro cuya puerta entreabrieron Freud, Jung y otros viejos cabezones. Desde el inconsciente mismo nos agita nuestra propia materia oscura y nos hace rechazar ciegamente todo lo que venga de “los políticos”, incluso aquello que podría darnos un alivio.

Pasar la bronca por el tamiz de la conciencia es posible, de hecho, ahora en el reciente plebiscito y con toda una desatada campaña de mentiras, un 38% lo consiguió; pero es poco probable que esto se haga en forma espontánea en ese porcentaje mayoritario que a lo largo de los años se venía haciendo conocido por su ausencia en las votaciones, ese gran porcentaje producto – como siempre – de las condiciones materiales de la existencia, tal como dijo don Carlos, el papá de las chicas Marx. Aquí opera, con preponderancia, la ideología de la clase dominante, esta presión cultural constante que te convence de como debes ser, como debes verte, qué gustos debes tener, qué modelos debes imitar, en qué cosas debes pensar, para estar bien, para ser un correcto cliente, un confiable comprador, un seguro consumidor. ¡Jueee! Bueno, a punta de Matinales y Reálitis se consigue amansar al piño.

Este mar de fondo implica la necesidad del cambio, pero al mismo tiempo lo dificulta, porque por su misma naturaleza entorpece los canales por donde avanzar y destruye los muelles donde podríamos atracar nuestros botecitos para poner pie en tierra y empezar a construir algo nuevo. Algo nuevo que a estas alturas vendría siendo un refugio para navegantes, porque lo vamos a necesitar. El acontecer de la realidad es siempre contradictorio, “dialéctico” lo llamaron los tripulantes de las naves del tiempo de Pericles, y estos compadres también sabían mucho de naufragios.

 

El radar político muestra a un Gobierno al garete; ya tan pronto. Este ha sido un Gobierno muy curioso. Habitualmente los nuevos Gobiernos gozan de una “luna de miel” en la que cuentan con la paciencia de la comunidad y tienen la oportunidad para mostrar para donde va su lancha. Lo divertido es que el Gobierno de nuestro fracasado estudiante de leyes, Gabriel II (Ref.), no aprovechó la empopada y en vez de eso empezó a voltejear y voltejear ¡pero en vez de avanzar, retrocedía! Un día le juraba respaldo irrestricto a la misma policía que se suponía iba a refundar, y para hacerlo elegía justo cuando se conmemoraba el asesinato de los hermanos Vergara Toledo ¡a manos de esa misma policía! Después nuestro lozano Presidente partía a Buenos Aires haciendo de recadero de la UDI ante el Presidente argentino, nada menos que para pedirle la extradición de un viejo del Frente. ¡Jueee! ¡Te condenaste diaulo!

Por si fuera poco, también nos embarcó en el bando de la OTAN en una guerra europea que los gringos venían preparando por años, que no había estallado en 2016 solamente porque Hillary Clinton perdió la elección; luego se opuso a nuevos retiros de fondos previsionales, siguió militarizando la Araucanía, y así.

Claro que antes ya se ha visto otros gobiernos apartarse de su carta de navegación y de su rumbo declarado ¡pero nunca tan rápido! Nunca tan pronto. Esto hizo evaporarse su ya escasa base social. Cuando dicen que nuestro Gabriel II obtuvo una enoorme votación se oculta  el hecho de que fue un voto en defensa propia, ante lo extraordinariamente facho que era el rival; la estremecedora soledad, el ensordecedor silencio de la Plaza de la Dignidad en la noche en que nuestro rozagante Presidente le ganó la primaria a Jadue, es la medida del respaldo con que entonces contaba, y que no ha hecho más que desvanecerse progresivamente.

El temporal del día 4 le dejó la lancha desarbolada y ahora ya no navega, solamente flota, deriva hacia donde la empuja la derecha empresarial; a tal punto tienen agarrado de las amígdalas del sur a nuestro impóluto Presidente, que puso el TPP 11 para la aprobación del Parlamento ¡Ni Piñera lo había hecho! Ahí se va la poca soberanía que le iba quedando a este lindo país esquina vista al mar, atendido por sus propios dueños ¡Que lo parió!

Otra cosa divertida que muestra el radar es que la derecha parece dispuesta a creer que ese 61% del Rechazo es votación de apoyo a SU línea política; no parecen haberse percatado de que ese porcentaje es idéntico al que las encuestas detectaban como rechazo al Gobierno por esos mismos días; si lo siguen creyendo, de repente se pueden encontrar con la lancha varada porque había mucho menos agua de lo que pensaban. En todo caso, de momento la situación les permite llevar a Gabriel II a paso de conga hacia donde ellos quieran.

La normativa que se propone para una nueva intentona constitucional, según la cual solamente los partidos políticos podrían inscribir listas de candidatos a redactores, podría ser una astuta medida para resucitar el sistema de partidos como la opción válida para mediar entre el pueblo y el poder.

Claro que aparte de astuta también podría merecer otros calificativos. Podría ser tardía, podría ser desesperada, podría ser ineficaz ¿Y qué pasaría si falla?

La propia campaña con que fue impulsado el Rechazo al proyecto constitucional, incluyó también el desprestigio del ejercicio de lo político. Esto fue tan asumido implícitamente por los partidos, que evitaron cuidadosamente cualquier protagonismo en las campañas por sus respectivas preferencias.

Ahora tendrían que demostrar eficacia, para recuperar aceptación y legitimidad; pero ocurre que la corriente que obtuvo ventaja en la votación reciente, es de oposición, por lo que al hacer sentir su presión en el Gobierno, sólo podrá apartar a éste de su Programa, lo cual va a causar mayor desafección popular, mayor rechazo hacia “los políticos y sus cocinas”. Por esto la jugarreta podría fracasar ¿Y entonces qué?

Estaríamos – y estamos – harto complicados, porque justamente lo que necesitamos es el trabajo de un partido – o equivalente – que pueda dar conducción al movimiento popular, para que la próxima erupción de la bronca ambiente no sea fuego de paja y realmente se obtenga un cambio en las reglas del juego.

Para que este nuevo rayado de cancha no siga favoreciendo a los vivarachos de siempre, este necesario partido – o equivalente – no puede ser cualquiera, es necesario que represente los intereses de la clase trabajadora. Mientras no se cumpla esta condición estamos jodidos y sin novedad en el frente.

Queda la puerta abierta de par en par, para un movimiento o un caudillo que explote solamente el descontento, que construya su discurso con nuestra materia oscura, con el miedo, con el odio al que no veo igual a mí, porque sólo por ser diferente ya es una amenaza.

 

¿Y el olfato, qué nos dice? Pues nos dice que estamos hasta el mango; y que estamos así debido a nuestra dispersión, y que estamos dispersos por falta de una conducción autónoma del pueblo. Esta carencia es la que permitió que la casta política nos metiera en el brete del “Acuerdo por la Paz, etc.” con sus plazos, límites y cuórums.

Por mucho que los post modernos digan que es cosa del pasado, es sólo en torno a su clase trabajadora que el pueblo puede organizarse como para darse un nuevo proyecto de país, y esto es por el simple hecho de que sólo quienes con su trabajo producen la riqueza de la sociedad, tienen derecho a decidir qué se hace con esa riqueza.

No hay otra clase ni sector social que pueda proponer ese proyecto de mejor país que nos devuelva la capacidad de ir juntos tras un sueño compartido. La actual clase dominante no tiene un proyecto mejor, durante la campaña previa al plebiscito constitucional nunca fue capaz de ofrecer una alternativa mejor; es evidente que su mejor logro es la frustrante realidad que estamos actualmente viviendo.

Y el olfato de clase nos reitera también que estamos bien jodidos porque esa clase trabajadora consciente y organizada hoy es una ausencia, una terrible ausencia que difícilmente será superada sin la colaboración de un partido político – o equivalente – que oriente y mantenga el trabajo de adquisición de conciencia a partir de la experiencia práctica de la vida cotidiana, de modo que las causas del malestar salgan de la oscuridad y puedan ser vistas e identificadas a plena luz; así no nos vuelven a pasar por el aro.

 

La experticia en derrotas nos dice que si el partido – o equivalente – de los trabajadores, está en el resto del país tan contaminado por el adversario, como aquí por la tenebrosa Amenaza Petiza, ahí si que estamos muy, muy jodidos. La seguridad es algo que nunca más debemos olvidar ni hacernos los sota, los errores los hemos pagado carísimo.

Nunca está de más recordar que el contrincante no descansa, que lo importante para los dueños de Chile no es brindar bienestar a la población, sino Vigilancia; y no para seguridad de la gente, sino del propio régimen. Pero ni siquiera con todo el poder que tuvieron durante la dictadura pudieron impedir la lucha popular, ni siquiera ellos pueden impedir cada nuevo amanecer.

 

Ilustres tripulantes de nuestra Dalca Soberana de Puerto Mol, veamos ahora también la parte medio llena de la pipa de chicha, nuestra fortuna es contar con este tesoro de 27 páginas, la Síntesis de los cabildos y asambleas masivas organizados desde la Mesa de Unidad Social del noble emirato de Puerto Montt en 2019. Es de esperarse que en otras partes también se hayan dado este trabajo. Aquí está, in extenso (nótese el manejo del latín, que para algo lo mandaron a uno a un colegio de curas) aquí se despliega, digo, la visión detallada del tipo de comunidad en la que los puertomontinos desean vivir. Aquí se describe y justifica los cuatro principios y fundamentos que habría de tener una nueva constitución, acorde a esa nueva realidad, y eran sólo cuatro : Dignidad, Estado garante de bienestar social, Mirada de género y Soberanía popular, lo que da para una Constitución bien concisa y entendible. También está aquí la forma concreta en que la gente libre y espontáneamente convocada, es decir la parte más activa y participante de la comunidad, proponía enfrentar los obstáculos hacia esa vida mejor, superando creativamente el malestar de fondo. ¡Huija canejo!

 

Hasta aquí lo que se pudo recoger en la ocasión, luego vino el episodio de la soga atada en torno a las orejas y ya no se pudo escuchar cosa alguna. El problema que afronta ahora este seguro servidor, es que a pesar de los días transcurridos, las orejas no han vuelto a su tamaño normal, y la Isapre dice que es una pre-existencia.

 

Ref. Gabriel I: González Videla, Pres.Rep. 1946-1952.

 

Por Renato Alvarado Vidal

 

Desde los atareados muelles de Chinquihue, 27 de septiembre de 2022.

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