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FILMAR: soñar América Latina con los ojos abiertos

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Se vuelve totalmente a las salas en esta edición número 24 el festival de cinema latinoamericano FILMAR: muchas los estrenos, las películas sobre mujeres, afrodescendientes…Suiza se pinta con colores y abre sus ojos a otro continente.

Esta edición de FILMAR, que se celebró del 18 al 27 de noviembre de 2022 en Ginebra y sus alrededores, proyectó 66 películas, incluidos 25 estreno en suiza, de 18 países distintos. Un lugar de encuentro esencial con los cineastas, directores y actores, además de especialistas, para conversar sobre cine y temas de actualidad, como el papel de los afrodescendientes en el cine, o la memoria del conflicto armado colombiano, , el fracaso humanitario en Haití u otras políticas de América Latina.

“Muchas son las películas de jóvenes, donde se representa el sueño por otro mundo posible”, nos cuenta Vania Aillón, directora de FILMAR. “El contexto político y social siempre toma un papel muy relevante en las películas de América Latina”.

Este año el Festival FILMAR en Latinoamérica ha premiado una película chilena y una colombiana: el Premio del Público FOCUS SUD del Festival FILMAR de América Latina recayó en la película Un lugar llamado dignidad, del director chileno Matías Rojas Valencia, mientras que el Premio del Jurado Joven OPERA PRIMA dedicó el largometraje Amparo, del cineasta colombiano Simón Mesa Soto.




 

Un lugar llamado dignidad

La película chilena «maneja sus complejos temas con la habilidad y el cuidado debidos para un proyecto que continúa siendo una vergüenza nacional en Chile. Inquisitiva y perturbadora», como dijo el crítico Jonathan Holland en Screendaily. En efecto, Un lugar llamado dignidad es una película muy impactante, sobre uno de los lugares más controvertido de la historia chilena: Colonia Dignidad.

Colonia Dignidad (inicialmente Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad)1 es un asentamiento de colonos alemanes fundado en Chile en 1961 por el predicador Paul Schäfer. Está ubicada en la comuna de Parral, Provincia de Linares, Región del Maule.

Colonia Dignidad se hizo célebre por su línea de educación de estilo nazi, así que como centro de detención, tortura, y exterminio en tiempos de la dictadura militar.​

En la película de Matías Rojas Valencia, Pablo, un niño de 12 años, recibe una beca para ir al colegio en la misteriosa y aislada Colonia Dignidad, fundada en Chile por alemanes. Pronto se convertirá en el favorito del líder de la colonia, el tío Paul. Con el tiempo, Pablo empieza a presenciar las cosas extrañas que suceden allí.

Con el tiempo, testimonios salieron desde este lugar. Un hombre relató haber sido sometido a tortura con electroshock durante la cual perdió varias veces el conocimiento. Las preguntas eran respecto a su militancia y otros opositores al régimen de Pinochet. «En un momento recuerdo volver en mí y escuchar cerca de mi oído la voz de un hombre amenazando con apretar el gatillo si yo no hablaba […] Sentí la boca del cañón del arma sobre mi sien izquierda y […] escuché el ‘click’ de un arma al ser gatillada sin un proyectil…», sus palabras.

Matías Rojas sabe relatar este lugar tan controvertido de una forma muy sutil.

Amparo

Colombia, 1998. El hijo mayor de Amparo, Elías, tiene ya 18 años. Salió apto para el servicio militar obligatorio y ha sido asignado a un alejado batallón en una región en conflicto. Amparo no quiere que se lleven a su muchacho. Contacta a un hombre en el mercado negro que puede cambiar el resultado y sacarle la libreta militar, una transacción muy común por aquellos días, pero el costo es muy alto para una madre soltera de clase trabajadora. En el transcurso de un día, el tiempo que tiene antes de ser reclutado, Amparo emprende la búsqueda para evitar la partida de su hijo. Una decisión que la enfrenta a una sociedad gobernada por el hombre, la corrupción y la guerra. Y que cuestiona sus valores como madre y como mujer.

 

Dos países latinoamericanos, dos realidades, un solo hilo rojo

Colombia y Chile tienen mucha diferencia. Sin embargo, la lucha popular que se ha levantado en estos dos Países durante estos últimos años, lucha denominada en los medias “Estallido Social”, los acerca mucho más que no los alejas. Primero en Chile y luego en Colombia, los jóvenes se manifestaron a las calles, por una vida digna, porque otro mundo y otra realidad, talvez, es posible.

Los dos estallidos se han ido estancando entre represiones y covid, pero, aún quedan huellas de estos periodos: los presos políticos, que siguen atrapados en juicios interminables. Los dos gobiernos de esos dos países, aunque hayan hablado de indulto durante sus campañas electorales, ahora se hacen los sordos y olvidan mantener a sus promesas. Es el caso de los jóvenes presos en el caso del Hotel Principado, Matías Rojas y Benjamín Espinoza, y es también el caso de Jonathan Cortés y Karo Cepeda, comunicadores sociales en Colombia.

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Elena Rusca

Periodista, corresponsal en Ginebra

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