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Lula: No sé si Bolsonaro ordenó la revuelta en Brasil, pero sí tiene culpa

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El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, profundizó ayer la purga contra militares que trabajaban en el Ejecutivo, al tiempo que fustigó de nuevo a su antecesor Jair Bolsonaro por su responsabilidad en el intento de golpe de Estado perpetrado el 8 de enero.

La decisión sigue a la destitución el martes de 40 militares que custodiaban el Palacio de la Alvorada, residencia oficial del presidente, mientras Lula expresaba su desconfianza en el ejército por no haber actuado contra los bolsonaristas que asaltaron edificios gubernamentales.

El mandatario señaló que no puede confiar a los militares su seguridad personal después de lo ocurrido y aseveró: los bolsonaristas no se contentaron, después de nuestra toma de posesión maravillosa esperaron una semana e intentaron dar un golpe en el cual participó gente preparada.

En un encuentro con líderes sindicales, declaró: no sé si el ex presidente lo ordenó, lo que sé es que tiene culpa porque se pasó cuatro años instigando odio, mientras los representantes de la Central Única de Trabajadores, Fuerza Sindical y Nueva Central Sindical manifestaron su apoyo al gobierno y repudiaron los ataques golpistas.




La decisión (de Bolsonaro) de quedarse quieto después de perder las elecciones e irse a Miami como si estuviese huyendo de algo, y su silencio incluso después de lo ocurrido, me dio la impresión de que él sabía de todo lo que estaba pasando, que tenía mucho qué ver con aquello, comentó Lula más tarde en una entrevista con la televisora GloboNews, la primera desde que llegó al poder.

Quizá Bolsonaro estaba esperando volver a Brasil envuelto en la gloria de un golpe, añadió el líder izquierdista. De ser probada la participación del ex gobernante, tiene que ser castigado, afirmó.

No había inteligencia

Lula admitió que ese día falló la inteligencia para prevenir la violencia. Cometimos un error, diría que elemental: mi inteligencia no existía.

La turba que invadió las sedes de la presidencia, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal protestaba por la derrota de Bolsonaro en las elecciones de octubre y pedía un golpe militar para derrocar a Lula y restaurar al líder populista de extrema derecha.

La violencia recordó el asalto del 6 de enero de 2021 al Capitolio de Estados Unidos por partidarios de Donald Trump.

Más de 2 mil personas han sido detenidas desde el pasado día 8, de las cuales mil 382 continúan bajo custodia de las autoridades. Al menos 45 de ellos fueron candidatos a ocupar cargos públicos durante comicios celebrados en la última década, de acuerdo con un informe publicado en la prensa local.

Comparece el secretario de Seguridad capitalino

El ex ministro de Justicia y secretario de Seguridad del Distrito Federal en el momento de la asonada, Anderson Torres, permaneció en silencio al acudir a su primera audiencia ante la Policía Federal desde que se entregó a las autoridades el sábado, informó el portal de noticias G1.

Torres, desvinculado del cargo capitalino tras los ataques, está detenido bajo sospecha de complicidad con la violencia, señalamiento que él niega.

Bolsonaro, quien está en Estados Unidos desde días antes de terminar su mandato, niega cualquier conexión con los actos violentos en Brasilia, pero es investigado bajo sospecha de haber instigado el asalto.

El ex presidente planea seguir en Estados Unidos. Un grupo de empresarios de Sao Paulo se reunió con él hace unos días y analizaron cómo costear su estancia en el exranjero. Incluso se plantearon la posibilidad de organizar una serie de conferencias, a 10 mil dólares cada una, con empresarios estadunidenses, indicó el diario Folha de Sao Paulo.

 

Fuente: Reuters, Afp, Sputnik, Xinhua y Europa Press

 

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