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Una política de cambios y un desvío hacia lo real

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La entrevista que la presidenta del Partido por la Democracia (PPD), Natalia Piergentili, dio a La Tercera el 21 de mayo pasado ha logrado trasparentar no solo el alma conservadora del partido de Ricardo Lagos y Guido Girardi sino también las más viejas prácticas políticas de la exconcertación. De paso, la disonante entrevista ha abierto una discusión en el bloque oficial que apunta a ordenar las agendas políticas en un espacio singularmente movedizo.

 

Lo que hizo Piergentili es algo así como una huida hacia adelante. Hacer falsas conclusiones y traspasar las causas de la enorme derrota del PPD y el denominado Socialismo Democrático en las elecciones a convencionales al gobierno. Es un hecho que un electorado importante votó por el Partido Republicano y su agenda de seguridad, pero atribuir las propias derrotas al gobierno no es ni leal ni sincero. No pocos analistas han destacado que la coalición de Apruebo Dignidad mantuvo en las elecciones del 7 de mayo la misma cantidad de votos que el pasado 4 de septiembre.

 

El domingo pasado en el mismo diario apareció el presidente de Convergencia Social, el diputado Nicolás Ibáñez, y abordó la pugna entre las dos agendas, la de las “particularidades identitarias” como la denominó con sorna Piergentili y la agenda centrista neoliberal que ha dominado la política chilena durante los últimos 30 años.  “Apostar a ganar el centro del tablero con una fórmula de los 90 es un error, porque el sujeto político ya no es el mismo (…) Y hoy hay quienes proponen, por ejemplo, un perdonazo a las isapres en nombre del centro político. Entonces la crisis del centro político se explica por sí misma” dice Ibáñez entre otras afirmaciones que serán necesarias a tener en cuenta en los más de dos años que quedan de gobierno. Piergentili es un detalle y solo es un asunto interno del PPD amplificado por los medios.

 

El punto es otro. Cómo hacer cambios en Chile. Cómo romper el bloqueo parlamentario. Hay una decisión más estratégica que está haciendo el gobierno con sus partidos para ver cómo hacer cambios en Chile “La forma hoy de avanzar es la cohesión de la alianza de gobierno y no solo para ampliarse políticamente, sino para ampliarse socialmente… la estrategia nuestra para conquistar el corazón del tablero es que la política deje abierta la cancha para el desarrollo de nuevos pactos sociales”, dice el diputado.




 

Está la minoría en el Congreso, el sistema de medios en manos del empresariado y la derecha y un electorado voluble, desconfiado y atemorizado. Es difícil si no existe un movimiento social que acompañe las políticas de cambios.  Esto puede tomar diversas formas, pero es un aprendizaje histórico. Hay ciertas dudas, pero tampoco está claro que las organizaciones respondan tras el tremendo impacto del 4 de septiembre. Hubo sin duda un reflujo, pero las organizaciones existen y está presentes.

 

La grieta de octubre sobrevive, efecto de una sociedad tan desigual, poco solidaria, donde un modelo de mercado liberalizado genera el estado de malestar que se expresó el 18 de octubre. Este sigue siendo un diagnóstico en el gobierno. Es un estado de malestar que también puede ser recogido por la ultraderecha, como parece que ha ocurrido, pero que no cambia la esencia de las cosas.

 

Uno de los puntos es un cónclave social. Avanzar junto con los movimientos sociales en la reivindicación de sus demandas y en la generación de fuerzas para la aprobación de proyectos de cambio. Como en el royalty o en el ingreso mínimo, comentan en las filas oficiales. Pero no como en el rechazo de anoche a la norma de áreas protegidas de salmoneras y minería. La fuerza del gran capital contra los territorios vulnerables.

 

Para el Ejecutivo todavía es tiempo para impulsar los cambios programáticos. Como la reforma a las pensiones, la reforma a la salud, una oportunidad en medio de la crisis de las isapres, o en la reforma tributaria. Aun es tiempo para romper el discurso del miedo y la seguridad apropiado por la derecha y levantado por los medios corporativos.

 

 

Por Paul Walder

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Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



Periodista

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