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Monsalve en prisión preventiva: ¿Un caso judicial o un botín electoral?

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La política chilena enfrenta una nueva tormenta con el caso de Manuel Monsalve, exsubsecretario del Interior, formalizado esta semana por graves acusaciones de abuso sexual, violación y violación tentada contra una subordinada. Con la medida cautelar de prisión preventiva decretada por el 7° Juzgado de Garantía de Santiago, el caso ha acaparado las portadas de medios tradicionales y digitales, dominando la agenda pública desde que estalló la denuncia en octubre.

Sin embargo, más allá de la gravedad de los hechos imputados, el tratamiento mediático y político del caso pone de manifiesto una peligrosa instrumentalización del escándalo, especialmente por parte de la oposición. Con elecciones presidenciales y parlamentarias a la vista en 2025, los grandes medios de comunicación, alineados históricamente con la derecha y los poderes económicos, han colocado el caso Monsalve como eje central de la discusión pública. Este enfoque busca desgastar al gobierno de Gabriel Boric, apuntando específicamente a figuras clave como la ministra del Interior, Carolina Tohá, y al propio presidente.

Un caso judicial, una guerra política

La formalización de Monsalve y su posterior ingreso a prisión preventiva representan un hecho judicial de alta gravedad. La Fiscalía Metropolitana Centro Norte, encabezada por Xavier Armendáriz, presentó antecedentes contundentes, y el juez Mario Cayul justificó la medida más severa amparándose en la Convención de Belém do Pará, que protege a las mujeres de la violencia de género.

No obstante, el caso rápidamente trascendió el ámbito judicial, convirtiéndose en una herramienta política. La oposición ha insistido en vincular al presidente y a la ministra Tohá con un supuesto «pacto de silencio», apuntando a un lapso de entre 24 y 48 horas en que, según se alega, conocieron la denuncia antes de que esta se hiciera pública. Este margen temporal ha sido explotado mediáticamente para insinuar que el gobierno protegió a Monsalve, buscando socavar la credibilidad del discurso feminista y de derechos humanos que ha caracterizado a la administración de Boric.




Carolina Tohá, una de las figuras más visibles del gobierno y potencial candidata presidencial del oficialismo, ha sido uno de los blancos principales de los ataques. Desacreditar su imagen podría debilitar el liderazgo del gobierno en un momento en que la izquierda busca consolidarse de cara a los próximos comicios.

El rol de los medios y la política espectáculo

La cobertura mediática del caso Monsalve es un ejemplo claro de lo que algunos académicos han definido como la «política espectáculo». En lugar de debatir cuestiones de fondo como el desarrollo del país, la distribución del poder o la relación entre Chile y el resto de Latinoamérica en un contexto global cambiante, los medios priorizan la controversia y el sensacionalismo.

El caso Monsalve ha eclipsado por completo otros temas relevantes, como los efectos de una eventual presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, cuyos anuncios de políticas extremas ya anticipan impactos significativos en la región. En Chile, sin embargo, la discusión pública parece atrapada en un ciclo interminable de escándalo político, que beneficia a la oposición al mantener el foco en las figuras del gobierno y no en los desafíos estructurales del país.

La respuesta del gobierno

Ante la embestida mediática y política, la ministra vocera de gobierno, Camila Vallejo, salió al paso con declaraciones contundentes. “En política no todo vale”, afirmó, criticando el uso electoral del caso Monsalve. Vallejo subrayó que, si bien son legítimas las críticas al manejo del caso, es inaceptable transformar una grave acusación de violación en un «botín político».

La estrategia de la oposición y la prensa conservadora, que busca maximizar el daño político al gobierno, ha evidenciado una vez más cómo los escándalos pueden vaciar la política de contenido, reduciéndola a un espectáculo centrado en figuras individuales. Este fenómeno no solo perjudica al oficialismo, sino que limita la posibilidad de discutir los problemas estructurales que enfrenta Chile.

Un país atrapado en el ruido mediático

El caso Monsalve simboliza la fragilidad de la política chilena actual, donde los grandes debates han sido desplazados por narrativas simplistas y acusaciones personales amplificadas por los medios. Mientras tanto, el país enfrenta desafíos globales y locales que exigen atención urgente, pero que permanecen ocultos bajo el ruido mediático de los escándalos.

En este contexto, el manejo del caso Monsalve no solo será determinante para el futuro político de Gabriel Boric y su administración, sino que también definirá el rumbo de la política chilena en un año electoral que promete ser uno de los más polarizados de las últimas décadas.



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  1. Felipe Portales says:

    Por todo lo que se sabe, constituye un crimen gravísimo en que, además, el «control de daños» efectuado por el Gobierno se parece mucho a un encubrimiento. Por lo cual es obvio que tendrá profundas consecuencias electorales.

  2. El gabinete Boric , incluidas las ministras Toha y Vallejo deben explicar con claridad «el apagón informativo»
    de las primeras 48 horas
    Ese episodio o se despeja o validaría la tesis de encubrimiento a Monsalve

  3. Serafín Rodríguez says:

    Interesante artículo! Demuestra cómo continuar con la politización del caso de marras en un intento de defender al gobierno de las responsabilidades políticas que tiene en el mismo.

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