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El PS y la destitución de la senadora Isabel Allende: fin de ciclo.

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Fui uno de los que advirtió a varios amigos con cierto nivel de influencia en el PS que era un grave error que el socialismo local ingresara formalmente a este gobierno. Quienes habíamos tenido la oportunidad de conocer a parte de la generación que más tarde constituiría el Frente Amplio (FA) pudimos observar de cerca los ripios y limitaciones de sus líderes y tempranamente manifestamos que esta administración podía terminar en un desastre. En efecto, en múltiples oportunidades expresamos que como proyecto político se acabó el 4 de septiembre de 2022 cuando se perdió estrepitosamente el plebiscito de salida. Los errores han sido la única constante de este ejecutivo y se iniciaron desde su asunción: un primer gabinete político que no daba el ancho para los desafíos que se venían y que se manifestaron desde el mismo 11 de marzo de 2022 con los errores en la ceremonia protocolar que abrió un flanco con la corona española, la fallida visita a La Araucanía de la ministra Siches, volteretas, cambios de opinión, abandono del programa, y un largo etcétera han marcado el gobierno del presidente Gabriel Boric, cuyo corolario, luego de otro largo etcétera de errores, improvisaciones, falta de apego a la ley, ha sido la destitución de una de las figuras más emblemáticas de la transición y heredera política del legado del ex presidente Salvador Allende, su hija Isabel que contó con el apoyo de dos integrantes designadas directamente por el actual mandatario.

El fallo del tribunal constitucional, una cuarta cámara cuoteada políticamente, por ocho votos a favor, incluidas Daniela Marzi y Nancy Yañez del FA, votó la destitución de la senadora del PS, en una decisión que pondrá  de nuevo en el ojo del huracán a esta institución antidemocrática y que ya abrió un flanco entre el PS y el gobierno que, dado como está la situación política hoy, y la estatura de  sus principales líderes políticos puede concluir de la peor forma.

Del triunfo ético a la derrota moral.

Los que conocen de primera fuente saben que el PS fue la colectividad con más muertos y detenidos desparecidos en dictadura.  Ahí está el informe Rettig como testimonio evidente de esa fatalidad. La inmolación trágica del presidente Allende, tal como él mismo se lo señaló el día 11 de septiembre a Miguel Enríquez – “ahora es tu turno Miguel” -, marcó a una generación de cuadros políticos que tuvieron que sostener contra viento y marea, en el contexto de una dictadura criminal, ese legado y el ejemplo del presidente mártir. Una generación, cuyos principales líderes, también fueron sacrificados. Ahí está la generación de Miguel Enríquez, Lumi Videla, Gloria Lagos, Bautista Van Schouwen y tantos más en el MIR; la de Carlos Lorca, Exequiel Ponce, Ricardo Lagos Salinas y Michelle Peña en el PS; la de Víctor Díaz, Reinalda Pereira, José Weibel, Jorge Muñoz, esposo de Gladys Marin y muchos más en el PC,  todos ejecutados o detenidos desaparecidos cuyo testimonio y ejemplo mantuvo en alto, aún en los momentos más oscuros del régimen de Pinochet, el legado de un proyecto de izquierda  y la lucha de una generación que unos años más tarde, al ritmo de “la voz de los 80’,  enfrentaría a la dictadura y concluiría por hacerla caer en el plebiscito del 5 de octubre de 1988.




El PS, fue un actor clave en ese proceso de renovación que iniciado en las postrimerías de los años 70’ posibilitaría más tarde un entendimiento entre una parte de la izquierda y el centro que haría posible la transición. Son los tiempos en que el socialismo local se transformó en la casa común de la izquierda y a sus huestes se incorporan exmilitantes PC, del MIR, Mapu, Izquierda Cristiana y otras facciones provenientes de la izquierda.

Es el tiempo en que hay un acuerdo explicito con el PPD, alianza que, permite sostener la concertación con su socio principal por aquel tiempo como lo era la DC. Ese acuerdo que posibilitó el ascenso a La Moneda de dos socialistas, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, se rompe cuando a fines de enero de ese año es destituida la directiva de recambio que encabezaba Gonzalo Martner, y el PS liderado primero por Ricardo Nuñez y luego por Camilo Escalona, inicia su giro al centro, quebrando así su acuerdo con el PPD y estableciendo a partir de ahí, su alianza con el PDC que marcaría el inició de su lenta, pero inexorable pérdida de influencia. En 2005, en O’Higgins por primera vez compiten el PS y el PPD en un cupo senatorial que enfrenta a Juan Pablo Letelier con Aníbal Pérez. La DC se pliega en masa a la campaña del candidato socialista.

Son los tiempos en que Camilo Escalona se hace regalón de El Mercurio y La Tercera y sus opiniones y entrevistas abundan en ambos medios pese a que Bachelet II desde un comienzo emite evidentes señales de lo que lo hará caer. Es entonces cuando, por dos veces consecutivas, postula al senado en cupo DC, perdiendo en ambas ocasiones.

Además, el socialismo chileno abandona el diálogo que sostenía con las nuevas generaciones por medio de la Surda y comienza su lenta trasformación en un nuevo partido radical: mesocrático que vive por, y para, una nueva burguesía fiscal a la que le encanta vivir cerca del presupuesto fiscal y lejos del frío de la sociedad civil. Esa “astuta y sensata pequeña burguesía” en boca de uno de los protagonistas de Vida y Destino.

Será ella misma la que en el PS hará caer en 2017 la candidatura de Ricardo Lagos en favor de Alejandro Guillier iniciando el recambio generacional del “quítate tu, pa’ ponerme yo” y junto con ello se profundiza la creciente pérdida de influencia del PS cuyo síntoma más manifiesto es la aventura presidencial de Paula Narváez en 2021 dónde el PS se negó a ir a primarias con el PC y el FA, lo hizo con la DC y su candidata obtuvo menos votos que el registro de militantes del PS.

Como se sabe el partido de Allende ingresó informalmente al gobierno de Gabriel Boric- a través de las figuras de Maya Fernández y Manuel Monsalve, ambos hoy, fuera del ejecutivo por razones disimiles. Su incorporación institucional se produjo luego de la derrota del plebiscito de salida en septiembre de 2022, situación que se reafirmó con el ingreso de Álvaro Elizalde al gabinete político en marzo de 2023.

El PS: los radicales posmodernos.

Desde allí el PS ha reafirmado su carácter de nuevo partido radical haciendo bisagra entre el centro y la izquierda, concentrado en el aparato estatal, mesocrático y de funcionarios públicos. El 6% obtenido en concejales en 2024, la cifra electoral más baja de su historia reafirma lo anterior.

El No de Michelle Bachelet a una tercera candidatura presidencial dejó al PS en el naufragio, sin rumbo y sin timón. Prueba de ello es que la autoproclamada candidatura presidencial de Paulina Vodanovic puede concluir en otro descalabro institucional, a menos que su anuncio sea solo para reafirmar su candidatura senatorial en el Maule que, hoy por hoy, se ve complicada. Lo sensato, era apoyar directamente a Carolina Tohá como ya lo están manifestando públicamente ex presidentes del PS. Pero, no están los tiempos para la sensatez política en la tienda de calle Paris.

Se suma a ello la baja participación electoral de sus militantes es su última elección, las declaraciones anticomunistas de Vodanovic apenas de haber concluido la contienda interna, su anuncio sobre la carrera presidencial y ahora el bochorno de la destitución de la senadora Allende, con los votos del FA en el Tribunal Constitucional,  que tienen en tensión máxima al PS con el Frente Amplio y dónde hay amenazas hasta de abandonar el gobierno decisión que, esperamos sea resultado de un exabrupto del momento, pero que a estas alturas no tendría ningún sentido ni propósito.

La destitución, eminentemente política, de la senadora Isabel Allende, en el escenario de crisis del socialismo chileno, marcará seguramente un punto y aparte, en la pérdida de representación e influencia social de una colectividad ya casi centenaria que, alguna vez quiso tomar el cielo por asalto…

 

Edison Ortiz

 



Edison Ortiz

Doctor en Historia. Profesor colaborador MGPP, Universidad de Santiago

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  1. Patricio Serendero says:

    Como quiera que sea la destitución, lo importante es que esta Sra. estaba ahí solamente por ser hija de Allende. Su vida política ha sido completamente irrelevante. Zero. Lo que no le impedirá que ganar por el resto de su vida un salario no sé cuantas veces superior al de un trabajador.

  2. Jorge Galleguillos-Pozo says:

    Brillante articulo de Edison Ortiz…dramaticamente veraz.
    Escalona-Vodanovic…sepultureros de nuestro querido PS.?
    Muchos desde el circular exilio lamentamos la frugalidad del liderazgo ? progresista.

  3. Manuel Cespedes says:

    Medio fome el contenido del pobre análisis sobre doña Isabel la católica.
    Hoy perdió el trono que siempre defendía con dientes y muelas, diciendo que ella poco menos era la Santa del partido y que siempre respetó la democracia.
    El negocio es negocio, pero el Estado es de todos, hay que cuidarlo, no desplumarlo.
    Podían haber vendido pero, a un empresa privada .
    Saludos Manuel

  4. Felipe Portales says:

    ¡Pobre país! Que la derecha no tenga sentido moral lo hemos sabido siempre. Y con tal de seguir siendo «los dueños de Chile» impulsaron y apoyaron totalmente una dictadura terrorista y corrupta. Pero que la centro-izquierda lo haya perdido completamente es desolador. Este último episodio de la compraventa estatal de la casa de Allende a -entre otros- una ministra y una senadora constituye una corrupción «de manual», además de ser flagrantemente prohibida por nuestras Constituciones desde 1925 hasta ahora. Pero, desgraciadamente, este fenómeno comenzó en 1989 con el solapado «regalo» de la mayoría parlamentaria a la derecha; la condonación de privatizaciones corruptas y sus profundizaciones posteriores; la consolidación de las AFP, las Isapres y el conjunto de las instituciones legadas por la dictadura; la «fiera» defensa de la impunidad de Pinochet; la solapada destruccción del conjunto de la prensa de centro-izquierda entre 1990 y 2010; etc. etc. Ahora, simple y tristemente, vemos su culminación…

    • Serafín Rodríguez says:

      El epítome de todo lo que Ud. dice, profe, está en el artículo Diputado Manoucheri sobre destitución de Isabel Allende: «Es vergonzoso que miembros del TC nombrados por Boric votaran alineados con red de Hermosilla» publicado por este medio, El Clarín, «firme junto al pueblo»…

  5. Serafín Rodríguez says:

    La pregunta que Isabel Allende tendría que responder:

    Usted, en el ejercicio del cargo de Senadora de la República, ex Presidenta del Senado y ex Diputada con un total de 31 años de servicio en el Congreso Nacional, ¿sabía o no sabía que según el artículo 60 de la Constitución de la República «cesará en el cargo el diputado o senador que durante su ejercicio celebrare o caucionare contratos con el Estado”?

    • Serafín Rodríguez says:

      Claramente, esta SEnadora debió haber sido la primera en decir _Esta compraventa no se pude realizar mientras yo sea Senadora de la República_. Los errores que puedan haber cometido quienes visaron el contrato y decir que ella actuó _de buena fe_ que en este caso equivale a alegar ignorancia, no la exime de esta responsabilidad.

    • Lamparas aladino says:

      Totalmente de acuerdo. No hay mas que debatir. Si lo sabía y lo hizo o lo aprobó es lo que la puso en el banquillo, independiente de sus «y tantos años en la politica y todo el discurso añejo del padre». Si no lo sabía, peor todavía porque ostentar un cargo por tanto tiempo y «no saber leer ni escribir» ya es algo fuera de toda explicación.

  6. Serafín Rodríguez says:

    Quienes votaron en contra de la remoción de Isabel Allende:

    — Mario Gómez, designado por la Corte Suptema
    — Catalina Lagos, designada por el Senado

    Las dos ministras designados por Boric votaron a favor de la destitución:

    — Daniela Marzi (Presidenta del TC)
    — Nancy Yáñez

    Es decir, no se alinearon ideológicamente con Boric e hicieron prevalecer su mejor entendimiento de lo que manda la Constitución —una garantía de la seriedad y legitimidad del fallo.

  7. Serafín Rodríguez says:

    Nada que hacer! Marcada por la corrupción material o ideológica y el estultismo. la clase política continuará apernada en las instituciones del Estado!

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