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Cónclave: una película que hay que ver

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Casi en paralelo y solo de manera accidental al fallecimiento de Francisco, tuve la oportunidad de ver la película Cónclave que tiene como protagonistas principales a Ralph Fiennes  (cardenal Lawrence) , a quien le corresponde dirigir el evento que tiene como propósito elegir a un nuevo pontífice; Stanley Tucci (cardenal Bellini), junto a John Lithgow (cardenal Trembley), ambos aspirantes a la sucesión; Carlos Diehz (cardenal Benítez) y quien será finalmente ungido como nuevo papa, y que tiene como actores de reparto a Isabella Rossellini (hermana Agnes) y Sergio Castellitto, como el conspirador cardenal Goffredo.

La otra cara de la elección de un nuevo papa

La película se inicia con el deceso del papa en ejercicio y junto con ella el arribo de los más de cien delegados que tendrán la responsabilidad de designar a un nuevo sumo pontífice de la Iglesia católica.

El filme evidencia bastante bien el ambiente de secretismo, intrigas, conspiraciones y la pugna entre los diversos bandos existentes al interior del cónclave. Según la BBC, la película estrenada en 2024 y en Chile el verano de este año, “narra la historia de una elección papal sin un claro favorito. Para muchos, fue un vistazo al denso mundo del Vaticano y al hermético proceso de elección del líder de la Iglesia católica”.




La película refleja bastante bien la “atmosfera introspectiva increíble” en que se desarrolla la elección, según Anna Rowlands, profesora de pensamiento y práctica social católica en la Universidad de Durham, Inglaterra.

La maquinaria política en marcha

Una imagen de Cónclave con una de sus figuras centrales, el cardenal Goffredo.
Crédito: www.bbc.com

Otro elemento muy presente en el filme son las maniobras estratégicas y tácticas de carácter político. Así, por ejemplo, lo muestran las reuniones del grupo que apuesta por colocar en la cúspide de la Iglesia católica al cardenal Bellini, perteneciente al ala progresista que se siente heredera del papa fallecido y que cuenta entre otros, con el cardenal Lawrence. Pero, finalmente, tras cada votación el grupo va perdiendo influencia hasta que el propio aspirante logra negociar con el hipotético triunfador, el cardenal Trembley, el cargo de secretario de estado, si este último triunfa. Un triunfo que no le llegaría gratis a este último porque, a su vez, jugó sucio al traer a la monja con la que el cardenal Adeyemi tuvo un hijo, y este prelado corría con fuerza para ser ungido, hasta que estalló el incidente.

Trembley a su vez será víctima de otra conspiración que pone en evidencia su responsabilidad al haber traído a la religiosa que explicita la paternidad del cardenal africano y que provoca su caída.

Resultado: los tres fueron víctimas de sus propias ambiciones y de conspiraciones en marcha. Así es el juego del poder.

“Un cónclave es algo muy, muy humano… Tiene un propósito divino, pero es algo muy humano» (Anna Rowland)

En el contexto de una elección sin figuras descollantes, la incertidumbre entra en escena, así lo reflejan los cientos de colillas de cigarrillos que se exhiben en los patios del Vaticano y que manifiestan las conversaciones, tribulaciones y pugnas de poder que rodean estos eventos.

También Conclave hace indiscutible una versión más terrena del mundo de la alta Iglesia católica con seres humanos no muy distintos a cualquier persona corriente, con ambiciones, envidias, bajezas y también utopías.

La reunión de la facción que propugna la elección del cardenal Bellini y que dirige el cardenal Lawrence responsable del cónclave.
Crédito: https://www.imdb.com

El padrino, pero sin ejecuciones  

Cónclave es una magnífica demostración del uso y ejercicio del poder en particular cuando se trata de la institución más antigua de occidente, la que, según Stalin, “no tiene divisiones” militares, pero ejerce un papel profundo en el mundo cristiano. Es un estado pequeño en territorio (El Vaticano), pero tremendamente poderoso, con una riqueza incalculable, que posee un banco  muy vigoroso como lo pone de manifiesto otra película, El Padrino III, en que la familia Corleone busca sellar su legitimidad y poder a través de una alianza con la institución financiera de El Vaticano.

Una imperdible para aquellos que disfrutan de conocer los vericuetos por donde deambula el poder y recomendable para muchos de nuestros protagonistas políticos actuales, que andan a veces más cerca del lumpen que de las intrigas de palacio.

 

Edison Ortiz

Fuente: El Regionalista



Edison Ortiz

Doctor en Historia. Profesor colaborador MGPP, Universidad de Santiago

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