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Día de los Patrimonios 2025: Una celebración ciudadana que reafirma el valor de la cultura nacional

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Con más de 3.600 actividades gratuitas en 330 comunas del país, el Día de los Patrimonios 2025 volvió a confirmar su lugar como la principal fiesta cultural de Chile, una instancia que no solo abre puertas de museos y edificios históricos, sino que también activa la memoria colectiva, la identidad y el sentido de pertenencia de millones de chilenas y chilenos. El entusiasmo ciudadano, expresado en una participación masiva desde Arica hasta Magallanes, reafirma que el patrimonio y la cultura nacional ocupan un lugar central en la valoración popular.

La ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo, dio el puntapié inicial a esta celebración en uno de los espacios más tradicionales de Santiago: la Vega Central. Allí, entre sopaipillas, canto a lo poeta y un desayuno patrimonial en la cocinería El Oasis, la ministra compartió con cultores y representantes de oficios populares, destacando el carácter diverso y profundamente identitario de esta jornada. “Esta es una fiesta que ya tiene más de veinticinco años, y para esta versión hemos superado las actividades inscritas. Invitamos a que las familias no se queden fuera de esta celebración cultural de Chile”, señaló.

El evento inaugural no solo reunió a autoridades como la subsecretaria del Patrimonio Cultural, Carolina Pérez, y el director regional del Servicio del Patrimonio, Gabriel Díaz, sino también a personajes emblemáticos como el actor Adriano Castillo, las floristas de la Pérgola de Santa María, organilleros, poetas populares, representantes del circo tradicional y jóvenes influenciadores culturales. Una mesa simbólica que reflejó el espíritu plural de esta celebración.

Más tarde, en el Palacio de La Moneda, la ministra Arredondo inauguró los tradicionales recorridos abiertos al público, acompañada por otras autoridades de gobierno. “El Día de los Patrimonios es la fiesta cultural de Chile porque recoge el espíritu de la ciudadanía que se vuelca a las calles para vivir su historia. Nos permite reflexionar desde el presente sobre el país que somos y el que queremos construir”, afirmó.




En paralelo, diversas instituciones públicas y privadas se sumaron a la jornada. Desde el Banco Central y la Biblioteca Nacional hasta el Museo de Bellas Artes y el Centro Gabriela Mistral, cientos de espacios culturales abrieron sus puertas para el reencuentro ciudadano con su historia y arquitectura. El Instituto Nacional de Derechos Humanos, por ejemplo, organizó recorridos por sitios de memoria en regiones como Antofagasta, O’Higgins, Maule, Biobío y Magallanes, dando cuenta del compromiso con la memoria reciente del país.

Una de las iniciativas más simbólicas de esta edición fue la distribución de 200 mil pasaportes patrimoniales, que permitieron a niños, niñas y adultos llevar un registro de los lugares visitados, reforzando la experiencia como un viaje de descubrimiento identitario. La Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) se sumó con actividades como la experiencia de conducción de trenes para niños en Valparaíso y un recorrido patrimonial en la Región del Biobío.

Precisamente en esta región, se realizó un simbólico “tren de la memoria” hacia la cuenca del carbón, con paradas en sectores icónicos como Puchoco Schwager y Lota Alto, escenarios de historia obrera y tradición minera. Autoridades como la seremi Paloma Zúñiga y el director regional del Servicio del Patrimonio, Alejandro Astete, participaron en la jornada, destacando el proceso de postulación de Lota como Patrimonio Mundial ante la Unesco, un ejemplo del valor que la ciudadanía y las instituciones otorgan al rescate patrimonial.

Las actividades continuaron durante el fin de semana con una respuesta entusiasta por parte de la población, reafirmando que, lejos de ser una iniciativa solo institucional, el Día de los Patrimonios es una expresión viva del aprecio colectivo por la historia, la cultura y las raíces compartidas.

Chile celebra así no solo sus edificios y tradiciones, sino el vínculo profundo entre su gente y el patrimonio. La masiva participación, año tras año, revela que la cultura nacional no solo se conserva: se vive, se recorre y se honra con alegría y compromiso.



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