Política Global

Gaza al límite: avalancha humana revienta centro de distribución de ayuda

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Miles de personas se precipitaron este martes hacia un nuevo centro de distribución de ayuda humanitaria en el sur de la Franja de Gaza, desatando escenas de caos y enfrentamientos en medio de un contexto de desesperación creciente tras casi tres meses de bloqueo israelí. El centro, operado por la recién creada Fundación Humanitaria de Gaza (FHG, por sus siglas en inglés) y respaldado por Estados Unidos, apenas alcanzó a funcionar antes de que las masas rompieran las vallas de acceso.

Una periodista de AFP presente en el lugar describió la avalancha de personas que buscaban alimentos y productos básicos. La afluencia fue tal que el equipo de la FHG decidió retirarse temporalmente «para permitir que un pequeño número de gazatíes recibiera ayuda con seguridad antes de dispersarse», según informó la organización en un comunicado.

La situación rápidamente degeneró. Testigos citados por The Associated Press relataron que, en medio del tumulto, se escucharon disparos de tanques y armas israelíes provenientes de las cercanías. Las fuerzas israelíes no emitieron comentarios sobre lo ocurrido.

Los servicios de prensa del gobierno de Hamás en Gaza denunciaron una «invasión» de los centros de ayuda por parte de «miles de hambrientos» y responsabilizaron a Israel por el descontrol. Acusaron además al ejército israelí de contribuir activamente al caos con fuego de armas pesadas en las inmediaciones del centro.




Ahmed Abu Taha, uno de los palestinos que intentaba acceder a la ayuda, contó que «las multitudes irrumpieron rompiendo las vallas. Se escuchaban disparos y aviones militares sobrevolaban. Fue un caos. La gente estaba en pánico». Otro testigo, Saleh Abu Najjar, declaró haber oído disparos de un tanque apostado al este del centro. “La situación era muy peligrosa y la gente estaba asustada”, dijo.

La Fundación Humanitaria de Gaza fue creada por Estados Unidos para asumir el control de la distribución de alimentos, desplazando parcialmente a las agencias de la ONU, en medio de una creciente desconfianza entre Israel y las organizaciones internacionales tradicionales. Aunque la fundación asegura operar bajo estrictos protocolos de seguridad y negó haber realizado disparos, utiliza contratistas privados armados para proteger sus centros, los que están ubicados cerca de posiciones militares israelíes, como en el corredor de Morag, que separa Rafah del resto de la Franja.

La jornada de caos ocurrió apenas en el segundo día de operación de la FHG. De los cuatro centros establecidos en Gaza, dos habían comenzado a operar el lunes en el área de Rafah. La enorme necesidad de la población —que ha llegado al borde de la hambruna— llevó a cientos de miles de personas, incluyendo mujeres, niños y ancianos, a caminar kilómetros a través de las líneas militares israelíes para alcanzar el lugar.

La mayoría regresó con las manos vacías.

Mientras tanto, funcionarios de Naciones Unidas y organizaciones humanitarias advierten que la operación de estos centros, bajo control de una entidad no coordinada con las agencias internacionales, aumenta el riesgo de fricciones con el ejército israelí y pone en peligro tanto al personal como a la población civil.

El episodio vivido en Rafah este martes es una muestra dramática de la magnitud de la crisis humanitaria que azota a Gaza. Y también del grado de descomposición de las estructuras mínimas de distribución de ayuda, hoy objeto de disputa política, militar y geoestratégica, en un territorio donde la vida de más de dos millones de personas pende de un hilo.



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