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Adiós, sinvergüenzas

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No digo infelices, pues podría ser un halago. En cuatro años de gestión, más bien de indigestión, el “gobierno” que se marcha, decidió robar y destruir el país. Como si fuese saboteador al servicio de una potencia extranjera. Cuatro años que más bien significaron un siglo, donde los desastres, la incoherencia y el abuso de poder, desgarraron el tejido social. La pobreza y el desamparo recorrieron el país. Empezó a ser normal, ver a indigentes revisar los contenedores de la basura, en busca de comida. A dormir en la calle, cubiertos de cartones. La deuda de los hogares creció y la inflación, mostró sus depredadoras garras. La niñez, acaso la más vulnerable, sufrió en demasía la política económica y social de una derecha malhechora. Y la juventud, se encontró en igual situación.

Se inician ahora las disculpas de la administración de Piñera, tibias desde luego, las cuales no van a explicar en nada, la ineptitud de gobernar. ¿He dicho gobernar? A veces, uno se entusiasma utilizando ciertas palabras, sin realizar el análisis del caso. Asumo la responsabilidad por cuanto expreso.

El desparpajo y la insolencia que vivió Chile, en mano de una insaciable patota clasista, cuyo objetivo era enriquecerse hasta el hartazgo, quedará escrita a fuego en la memoria del pueblo. Capitaneada por un individuo, obnubilado por la irresistible ansias de enriquecerse y el poder, condujo al país a la debacle. Ajeno a los escrúpulos, se convirtió en un protagonista de opereta bufa. Sobran los ejemplos. ¿A quién de los personajes de la historia quería emular? ¿A Nerón, Calígula o Atila? Talvez a Julio César. Nombrar a otros, donde se encuentran los tenebrosos dictadores de todas las épocas, ávidos de riqueza, sería eximirlo de su responsabilidad política. En la niñez, Sebastián Piñera bien pudo haber leído las hazañas de los especuladores bancarios, las novelas sobre la mafia italiana y la vida del gringo Jesse James. Galería de ilustres delincuentes para ser emulados, por quien, ama el poder y el dinero, por encima de la moral.

Ahora, cumplido su periplo de Rey Midas en beneficio de sus personales intereses, viajará alrededor del mundo, dictando charlas. Así se empeñará en lavar su imagen, después de haber escrito sus memorias, las cuales debería titular: “Nací para enriquecerme”, con prólogo de Roberto Ampuero y epílogo de Cristian Warnken. Dos ilustres amarillos, émulos de los Vargas Llosa. Nada más meritorio este tipo de apoyo, en una época de saltimbanquis. Honor a la reflexión, mientras se evocan las pillerías. Honor al saqueo de las riquezas de Chile. Honor a la libertina ramplonería, vinculada a las mentiras. Pandilla de sinvergüenzas, capitaneada por un banquero escurridizo, que “le declaró la guerra a su propio pueblo”. Ahora se despide exhibiendo el mayor desfalco a las arcas del país.




Es meritorio reconocer, que Piñera y su caterva de lacayos supieron enriquecerse, utilizando un sinfín de martingalas. Se refugiarán en sus guaridas, donde el brazo de la justicia, no los pueda atrapar. Es decir, en sus empresas de papel, dedicados a la especulación. A modo de cerrar esta crónica, diría que no es legítimo llamar gobierno, donde no hubo gobierno. Debemos ser rigurosos cuando se emplean las palabras. Sí, existió una cofradía de chupasangres, usureros y rufianes; y sujeto mi viperina lengua, acostumbrada a encabritarse, cuando se extreman los abusos.

No eximirá la historia a esta plaga de langostas, disfrazada de altruista. Durante el desvalijamiento realizado por la oligarquía y Piñera, entre los años 2018-2022, hubo una tiranía económica, social y política, tan perversa, como la dictadura cívico militar entre 1973-1990. Realizada con distintas caretas y matices, para engatusar al pueblo. No se trata de una reflexión apresurada y maliciosa, la cual se ciñe a la realidad.

 

Por Walter Garib

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Escritor

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  1. Don Walter Garib, totalmente elocuente y sin pelos en la lengua para describir a este esperpento y a sus cuarenta ladrones, pero…Don Walter, en una democracia, ¿quién tiene la culpa de los elegidos para gobernar? ¿Ellos o los electores? Y a no olvidarse de muchos de los «domócratas» que se abtienen de votar, pero que son los primeros que se quejan por todo. Don Walter, pareciera que muchos ni a porrazos aprenden.
    Gracias por mostrar la realidad del grupito que nos gobierna que para seguir siendo elegidos lo único que hacen es CAMBIAR LOS NOMBRES DE LOS MOVIMIENTOS POLITICOS DE DERECHA. ¿ Es o no es asi, don Walter?

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