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El show mediático del Alcalde Carter

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El Alcalde de Florida, Rodolfo Carter tiene una verdadera pasión por aparecer en TV demostrando sus habilidades como jefe edilicio. A menudo en discusión con sus contradictores y críticos, siempre se las arregla para estar en alguna primera página. No siempre por la buenas razones. Considerando que una preocupación nacional es la violencia y el narcotráfico, nuestro Alcalde es capaz de superarse a si mismo en cada oportunidad que se le presenta en su afán de figurar a toda costa. Como esta del jueves 9 de Febrero. Enciendo la TV a las 8 en punto de la mañana para saber como van los incendios, pero no hay noticia de esto.

La TV ha escogido, o el alcalde Carter ha escogido hacer su propio show a costa de los narco traficantes. A esa temprana hora de la mañana, que será más tarde material obligado para el comentario de los matinales, la TV probablemente alertada o por el propio alcalde o uno de sus adláteres, está presente en el lugar desde temprana hora. La escena transcurre en una callejuela de una población en La Florida. Una población pobre. Numerosísimas fuerzas del orden público y la PDI están presentes en masa en el lugar. Visten diferentes atuendos de lucha. Cascos, máscaras pasa-montañas, fusiles de distintos tipos. Numerosos son también los ayudantes – suponemos de la alcaldía – que se pasean nerviosos de un lado a otro. Las fuerzas de vigilancia municipales también están presentes. La cámara nos muestra una fila de motocicletas de quienes patrullan los barrios y calles de la municipalidad para detectar infracciones a la ley. Y claro los y las periodistas que van de un lado a otro para tener una impresión o algún comentario que destacar sobre lo que va a ocurrir.

Y en medio de toda esta batahola de cámaras de TV, periodistas que esperan su turno para entrevistas, carabineros y policías de todo tipo, además de los consabidos curiosos del barrio que han venido a un espectáculo que no se podían perder, aparece serio y discretamente vestido el héroe de la jornada. El Alcalde Carter que con mirada severa y paso seguro recorre los sectores de este escenario tan magistralmente montado, hablando ya sea con Carabineros, funcionarios de la PDI presentes o algunos vecinos a los cuales escucha con sagrado silencio democrático, de manera de recoger el sentimiento popular. Pero el está allí en calidad de personaje principal de la comedia que presenciamos. El ha sido el responsable y agente decisivo en el evento que está a punto de realizarse.

¿El motivo de todo este espectáculo? El Alcalde en su lucha despiadada contra el narco-tráifico y los maleantes de todas las raleas, ha decidido que una buena manera,  digamos definitiva, terminar con estos enemigos de la sociedad. Para ello, considerando que no basta la incautación de droga y la cárcel a los narcos responsables, a decidido una medida definitiva en su opinión. Ha simplemente decidido la demolición pura y dura de las casas y locales comerciales de los narco reconocidos en diferentes sectores de su comuna. La periodista de la TV nos informa que este acto será igualmente practicado en otras 20 viviendas de la comuna. Con ello, nuestro alcalde cree eliminar este verdadero cáncer de la sociedad. Demoliendo sus habitaciones piensa él, el peligro de esta gente continuando con sus actividades delictivas será detenido.




Simultáneamente los periodistas de los matinales desarrollan sus comentarios mientras se muestran las imágenes en vivo de los preparativos de la primera habitación que será demolida, en la ocasión una peluquería que según los vecinos era la fachada de los narcos. Unos son favorables a la draconiana medida del inquisidor Carter, otros completamente desfavorables indicando que nada acontecerá y la vida y los narcos del barrio seguirá igual, solo cambiando de escenarios físicos.

¿Porqué no haber expropiado estas casas y locales comerciales y haberlos convertido en jardines infantiles, casas de acogida de personas sin abrigo, casas para la gente que espera hace años por una vivienda, etc. etc? No, por la simple razón que estas decisiones, que se harían fuera de los reflectores de la TV no tendrían ningún valor mediático para destacar la personalidad férrea de un edil que dice combatir con todo el crimen organizado.

Esta misma acción llevada a cabo sin la presencia de más de 100 funcionarios públicos entre Carabineros, funcionarios de la PDI y funcionarios municipales que llenan la escena no habría tenido ciertamente el mismo valor propagandístico.

Ni habría servido para la máquina publicitaria tan cuidadosamente preparada para destacar la lucha incansable y a muerte que nuestro alcalde ha trabado con los traficantes, a los cuales con esta acción se pretende lanzarles un mensaje y ultimátum: quien se mete en Florida que se cuide mucho porque su casa puede ser demolida por el implacable alcalde Carter. Cuidadito entonces.

 

Transcurren los minutos, donde todo el equipo de funcionarios que bien podrían estar cada uno en su trabajo, combatiendo justamente la delincuencia, permanecen en el lugar. El 99% de ellos bien podría no estar presentes sin que su ausencia fuese un problema para la acción en curso. Habrían bastado la máquina demoledora con su operador, un par de Carabineros y un funcionario municipal para se cercificar que se mandaban al suelo las casas que correspondían y no otras cualquiera. Que total nunca se sabe en estas circunstancias de un show con muchos figurantes mucha gente, gran confusión y poca dirección de los acontecimientos, todo puede suceder.

Pero claro, todo ese cuadro de una mega producción televisiva es necesario para destacar en el centro las idas y venidas del alcalde Carter, que después de una declaración draconiana contra los maleantes se aleja de la cámara seguido por el zoom. Pasados unos minutos, en que las necesarias máquinas no terminan nunca de llegar al lugar, con la expectativa y emoción de los presentes, el alcalde vuelve a entrar en el cuadro de la cámara para una conversación más con Carabineros en el lugar, nadie sabe sobre qué, aunque todos sospechamos que se trata de instrucciones precisas como se ha de proceder, de modo que todo sea hecho conforme a la ley.

Finalmente entran lentamente en escena los tractores pala, la espada del verdugo que destruirá la guarida de los traficantes. Momento de alta tensión.

En ese mismo momento transcurrida casi una hora observado dicho espectáculo considero que mi paciencia se ha agotado para ver tanta basura propagandística. Y apago la TV.

Lo que verdaderamente impresiona de todo esto, es que este show de propaganda política sea generosamente seguido por la prensa y particularmente la TV. Aunque en verdad no debería estar tan sorprendido. Se trata justamente de eso. Mostrar a cada minuto la violencia de la delincuencia desatada que amenaza nuestras vidas, donde muchos ya no quieren salir a la calle después de las 6 de la tarde, tal es la cantidad de información de violencia que muestran los medios de comunicación.

En medio de todo esto, los problemas urgentes de los salarios, el precio de los productos básicos, el alza anunciada de los peajes o la monumental estafa a la ciudadanía que constituye el nuevo proceso constitucional entre muchos otros candentes problemas, todo eso pasa al lado. Es secundario.

Pasan al lado incluso noticias positivas, como el aumento del PIB, la inversión extranjera, el superavit presupuestario hecho único en los últimos 11 años o en el plano internacional destacar el triunfo del Correismo en Ecuador. (Claro, hay que ser muy tonto como yo para pensar que los medios de comunicación van a querer comentar sobre la reciente derrota política del Presidente Lasso de Ecuador.)

Y todo este potencial material informativo sin mencionar todavía el éxito relativo que se va viendo con la expectativa de ir apagando los muchos incendios todavía activos en esta tragedia del ambiente la economía y sobretodo las personas que han sufrido la pérdida de todo cuanto tenían.

Ah! los ricos y su sabiduría para mantenernos a todos asustados, y vendernos la pomada que quieren, aún cuando sea tan burda y ordinaria como esta que ha realizado el alcalde Carter. Lo todavía más contradictorio es que el propio canal nacional de TV se preste para tal representación.

¿Se imagina el o la lectora si todos los alcaldes que luchan contra el narco tráfico decidieran hacer de cada detención un show en grande como este?  Le faltarían horas al día.

La ironía de esta moderna representación que tal como en tiempos de la Inquisición se quemaba a los herejes en la plaza pública como morbosa entretención de la gente, es que las actividades de los narcotraficantes en nada se verán afectadas en sus operaciones delictivas. Dinero suficiente tienen para ya haber comprado otras viviendas antes del show carteriano y continuar con sus operaciones normalmente.

 

Como se ve cada vez más la necesidad de medios de comunicación serios que reflejen la realidad sin distorsiones, exageraciones mediáticas o anuncios catastrofistas que poco contribuyen a la información de la gente y mucho a crear falsas imágenes, con exagerados alarmismos, con el propósito evidente de hacer poner la atención donde los dueños de Chile lo desean.

Y como hace falta también la necesidad de tener políticos serios y sobrios en el ejercicio de sus funciones, entendiendo el servicio público como un deber cívico y no una plataforma mediática para satisfacer aspiraciones personales.

 

Por Patricio Serendero

 

 

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