Un marido para la señorita Atacama Litio

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Que Chile sea un país abundante en minerales, generoso en agua dulce para abastecer al mundo, aunque es privada, nos sitúa en una apetecida región. Ni hablar de su riqueza forestal y marítima, explotada hasta la saciedad, por un pellizco de privilegiados. De golpe, nos convertimos en el cuerno de la abundancia, y los ojos de la codicia, nos miran desde todas las latitudes de la tierra. Así, el litio, mineral desconocido hace algunos años por la mayoría, excita la desenfrenada voracidad del capitalismo. Le quita el sueño. Si el salitre en su época enloqueció a los especuladores vinculados a la oligarquía nacional e internacional y después el cobre, ahora, llegó la época de esta codiciada dama, conocida como doña Atacama Litio.

¿Cómo sobrevivir a este desenfreno, al falsario amor de quienes le hacen guiños de pasión? Engorrosa tarea por resolver. En el norte del país, desde hace tiempo, vive esta acaudalada hereda, cuyos progenitores y antepasados, habitan la región. ¿Cuándo llegaron ahí y de dónde provienen? Se ignora y es mejor no investigar esta fortuna, la más cuantiosa del país, hermanada con el cobre y el salitre. La señorita Atacama Litio, la doncella en cuestión, de la noche a la mañana empezó a hacer asediada, al descubrirse que su dote, bien puede alimentar a todo Chile, por infinidad de años. Casi nadie la conocía, y de súbito, empezó a figurar en las páginas sociales, en las revistas de moda y ser invitada, a los clubes sociales privados. Nadie puede negar su hermosura, que empieza a deslumbrar en el país y se extiende por el mundo.

De entre los novios, dotados de mejor pedigrí, se destaca un gringo y un chino. Desde hace meses, habían iniciado un coqueteo, algo solapado con doña Atacama Litio, donde se cruzaron perfumadas cartas de amor y entrevistas privadas. Sin embargo, debido a la calidad y prestigio de la novia, el romance del triángulo, quedó al descubierto. A la hora de definiciones, nada de matrimonios por conveniencia o forzados que, en breve, se pueden convertir en relaciones adúlteras. La bella y acaudalada Atacama Litio, debe mantener su sentimental independencia a resguardo. Seguir de novia, pues el coqueteo suele ser un recurso muy valorado en esta época, donde impera el embaucamiento.

Cuando envejezca doña Atacama Litio, su utilidad merme y ni siquiera sirvan sus recursos para rellenar muñecas de trapo, el eventual cónyuge de turno, emprenderá la fuga. Sin importarle que la familia quede a la intemperie y tenga que vivir de la caridad ajena. Otras novias de conveniencia surgirán en su camino, pues conoce el arte de embaucar, y no tardará en seducirlas. La despechada, junto a su numerosa prole, como ha sido habitual en nuestra zarandeada historia, concluirá viviendo en un conventillo, mientras rememora aquella época de pomposa abundancia. ¿Cómo olvidar la fastuosidad del diario vivir?

En esta fecha de incertidumbre conyugal, doña Atacama Litio debe usar cinturón de castidad, a la espera que se defina su futuro enlace. Sobre todo, cuidarse de los infelices, es decir de los sirvientes de la oligarquía chilena, cuyo propósito, apunta a apoderarse de su cuantiosa fortuna. Expertos en dilapidar la riqueza familiar, pues viven de la holganza, permanecen al aguaite. Quien nada sabe de la ociosidad, alegan, ignora el placer de la pereza. La rondan y se las ingenian, para a diario acosarla. Amargados se quejan de su indiferencia y la acusan de preferir a los extranjeros, sean inmigrantes o patipelados. ¿A tanto ha llegado su impudicia y espíritu libertario? Ella bien sabe, por ser una señorita amante de la cultura y las artes, que el maridaje, no garantiza ni la fidelidad, ni el bienestar. Atacama, debería mantenerse soltera, mientras custodia y administra su patrimonio, en tanto, ahuyenta a los buitres.

Por Walter Garib

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