
Lo que no se dijo tras el debate presidencial en Frutillar: salmoneras sin permisos y desechos como fertilizante
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El debate presidencial realizado en el marco del Salmón Summit 2025 en Frutillar ha generado una oleada de titulares por las posturas proindustria que expresaron los tres principales candidatos: Evelyn Matthei, José Antonio Kast y Jeanette Jara. Sin embargo, varios temas de alto impacto ambiental y político pasaron desapercibidos, pese a su gravedad.
Uno de los momentos más inquietantes fue el reconocimiento público de Evelyn Matthei de que hay empresas salmoneras operando con permisos vencidos. Una afirmación que, hasta ahora, no ha sido abordada ni por las autoridades competentes ni por los medios tradicionales. “Hay centros que están operando con permisos que están vencidos”, dijo la candidata de Chile Vamos con total naturalidad, en lo que parece más una normalización de la ilegalidad que una denuncia.
Para Patricio Segura, de la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén (CODESA), la declaración de Matthei solo evidencia lo que las organizaciones sociales vienen advirtiendo hace años: “La pregunta lógica es por qué ocurre ello, sin que el Estado aplique la normativa correspondiente”, expresó, apuntando directamente a la inacción de organismos como la Subsecretaría para las Fuerzas Armadas, la Superintendencia del Medio Ambiente y el Servicio Nacional de Pesca.
Kast: ¿salmoneras como proveedoras de fertilizante?
José Antonio Kast fue más allá en su propuesta de desregulación. En referencia al Decreto 320 de 2001, que regula los impactos de la acuicultura sobre el fondo marino, el candidato de ultraderecha planteó la posibilidad de reutilizar los desechos orgánicos de las salmoneras como fertilizante:
“Uno podría incluso usar todos esos desechos orgánicos, en Magallanes al menos, para fertilizar las praderas”.
La propuesta, que desconoce los riesgos sanitarios y ecológicos de esos residuos acumulados en el lecho marino, fue lanzada sin ninguna mención al nivel de eutrofización, daño ecosistémico o presencia de antibióticos y otros compuestos químicos en esos fondos.
Jara advierte sobre la reputación internacional
Por su parte, Jeanette Jara —candidata apoyada por el oficialismo— intentó marcar distancia frente a las propuestas de flexibilización extrema. “Cuando se dice que se va a acabar con todas las regulaciones… eso a los empresarios no les va a servir. ¿O ustedes creen que afuera les van a aceptar cualquier salmón que aquí se produzca?”.
Jara recordó que muchos permisos de operación crecieron de forma inorgánica y que la calidad exportadora de la industria chilena depende también del cumplimiento normativo y ambiental. Su intervención, sin embargo, se concentró en un enfoque pragmático desde lo comercial más que desde una crítica estructural al modelo extractivo.
Un modelo cuestionado por la sociedad civil
Mientras los tres candidatos evitan comprometerse con una transición regulatoria efectiva, organizaciones como CODESA, que integra la campaña Salvemos la Patagonia, insisten en la urgencia de sacar a las salmoneras de las áreas protegidas sin posibilidad de relocalización.
La campaña, integrada por más de 50 organizaciones, ha denunciado el constante deterioro de los ecosistemas marinos, la captura regulatoria y la permisividad estatal ante incumplimientos sistemáticos de la industria salmonera.
El debate de Frutillar confirmó lo que muchos temían: la industria del salmón sigue dictando la agenda ambiental de los candidatos presidenciales. Pero también dejó al descubierto un hecho innegable: el modelo actual opera al margen de la ley, y sus desechos, lejos de ser «fertilizantes», son evidencia de un modelo que contamina, precariza y evade responsabilidades.





