
Desde los fiordos y canales de Aysén y Chiloé, la voz de los pescadores artesanales resuena con fuerza: el mar, sostén de sus vidas y culturas, se encuentra al borde del colapso. La salmonicultura industrial —presentada durante décadas como un motor económico— es hoy denunciada como responsable de una profunda crisis ambiental.














