
La política chilena ha entrado en una nueva fase, una en la que la manipulación digital, los ejércitos de cuentas falsas y la desinformación se han instalado como armas de guerra electoral. Lo que hasta hace poco parecía una denuncia aislada de Evelyn Matthei —quien calificó de “asquerosa” la campaña sucia en redes sociales que la vinculaba con enfermedades mentales— hoy














