Bolivia y el fascismo con la Biblia en la mano

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Los bolivianos están sufriendo la venganza de los fascistas, tal cual lo experimentamos los chilenos después del cruento golpe militar de 1973. El odio de los derechistas es el producto de la condensación del miedo padecido en los cortos años en que los pobres se sintieron dignos, durante el gobierno de la Unidad Popular, y en Bolivia, en los 14 años del gobierno de Evo Morales.

Hubo que haber sufrido el terror, transformado en odio de los potentados sobre los pobres, para calibrar la forma brutal en que procedieron durante el golpe de Estado en Chile, y hoy, en la caída de Morales, en Bolivia.

Para derrocar a Salvador Allende los reaccionarios se disfrazaron de demócratas, pues parecían unas blancas palomas; ahora, los fascistas bolivianos aseguran querer “pacificar” el país y restaurar la democracia.

Una vez tomado el poder aparecen las ovejas con piel de lobo: el nuevo ministro del Interior, nominado por el gobierno ilegítimo de  Jeanine Áñez, amenaza con usar la cacería, comenzando por la orden de captura del hermano de Raúl García Linera; la ´presidenta´ anunció que iba a enviar a campesinos e indígenas al charco, y los policías vendidos se despojaron del símbolo indígena, la Wiphala.

Al régimen clasista, racista y evangélico fanático no le agrada que el mundo se entere de que está compuesto por asesinos, entonando cánticos de alabanza a un dios tan criminal, como ellos, pero al igual que los cruzados y los inquisidores, (de la Edad Media hasta el siglo XVIII>), la tortura y la muerte lo consagraron como su oficio.

Los periodistas argentinos, con bastante más ética y profesionalismo que la de los chilenos, (a excepción de algunos de gran valía), saben cumplir la función de investigar e informar verazmente, y no repiten las monsergas que les sopla al director y/o editor, por ejemplo, el dueño del Canal 13, Andrónico Luksic. Si alguien se atreve a decir una palabra o una frase que no le conviene al avisador, muy simple, retira el patrocinio al programa correspondiente, (véase el caso de Agro súper y Chile visión-CNN Chile).

El periodista argentino del Canal América, es un profesional serio y comprometido, y que arriesga hasta su vida para cumplir el deber de informar. Estuvo en Chile algunos días, durante las manifestaciones y, como tuvo mucho éxito, fue enviado a Bolivia, donde reporteó desde Santa Cruz, El Alto y La Paz. En alguna de manifestaciones populares fue provocado por una mujer, visiblemente facha, quien lo acusó de haberla atacado al decirle “boliviana de mierda”; al volver a su hotel fue rodeado por bandas de supuestos demócratas, que sólo eran fascistas lumpescos y asesinos, hecho que lo obligó a protegerse en la embajada argentina y, mediante un operativo fue reintegrado a su país.

La OEA, que se ha convertido en administradora oficial de los intereses de Estados Unidos, propició el golpe de Estado en Bolivia y, además, avala a los fachos de biblia en mano.

Antes los canutos, (llamados así por el nombre del predicador Canut de Bon) eran progresistas, incluso, sus muertos eran enterrados en las laderas del Cerro Santa Lucía, con una lápida que rezaba: “aquí yacen los exiliados del cielo y la tierra”. Hoy, lo único que hacen es transmitir el opio de los pueblos, el consuelo de los pobres e indígenas que se dejan embaucar con la promesa de que al abandonar este valle de lágrimas, serán conducidos al paraíso, y también que la riqueza en la tierra es el signo del amor de Dios. (Sugiero leer a Max Weber en Sociología de las religiones)

WEBER MAX LA ETICA PROTESTANTE Y EL ESPIRITU DEL CAPITALISMO

Península Barcelona,1993

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

17/11/2019                     

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