Economía y Mercados en Marcha

A qué bienes es conveniente controlarle los precios

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Tarde o temprano tendrá que imponerse en el país el control de precios a algunos bienes de consumo esencial, dada la crisis económica en que ya estamos insertos, y el fuerte golpe que significaría un alza de precios para los ingresos reales de los sectores más vulnerables de la población.

Hoy en día diferentes artículos de la constitución que nos dejó Pinochet prohíben al Gobierno el tomar medidas económicas de esa naturaleza, pero, sin embargo, todo parece indicar que en estados de excepción y de catástrofe, como los que hoy imperan, eso se hace enteramente posible.

Además, aun con la constitución que tenemos, se dan en nuestra economía diferentes procesos y medidas de política económica que son, de una u otra forma, medidas de control de precios, aun cuando usar esas palabras es casi un pecado capital. Pero la fijación periódica de la tasa de política monetaria por parte del Banco Central, está en la práctica determinando el sistema de tasas de interés que se desea que imperen en toda la economía nacional. También la determinación -por parte del mismo organismo – de los niveles de liquidez monetaria, es un mecanismo indirecto para fijar tanto las tasas de interés como en nivel general de precios. Con el precio del dólar pasa algo similar. Mediante las operaciones de mercado abierto – compra venta de dólares por parte del Banco Central para regular su oferta o su demanda – se define y se controla una determinada tasa de cambio que se visualiza como objetivo a lograr. Finalmente, en una enumeración no exhaustiva, la fijación de salarios mínimos también es una clara e inequívoca fijación de precios en el mercado laboral. Por lo tanto, la medida de fijación de precios no es tan extraña y exótica como se ha querido hacer ver. Las medidas de fijación de precios forman parte, en todos los países civilizados del mundo contemporáneo, del arsenal de medidas de política económica al cual se puede echar mano cuando se estime conveniente.

Pero, volviendo ya al terreno de la coyuntura económica nacional, se esgrime con fuerza la pregunta respecto a cómo determinar los bienes que podrían ser objeto de control de precios, como si esa fuera una pregunta cuya respuesta tendría que ser el resultado de largos y sesudos debates.




Pero no es tal. El propio Gobierno acaba de señalarle al país cuales bienes son esenciales para la alimentación de una familia de escasos recursos. Esos son los que están contenidos en la famosa caja de alimentos que se comenzó a repartir en diferentes ciudades del país. Se puede asumir sin mayor complicación que los bienes contenidos en la caja son los bienes esenciales que no deberían faltar en la mesa de los chilenos más pobres y que no deberían ser objeto de desmesuradas alzas de precios cuando ellos comiencen a escasear. Así como en esta primera vuelta se les entrega gratis ese conjunto de bienes, en la segunda vuelta – cuando se disipen los efectos de la primera – esos bienes volverán a ser adquiridos a través de la cadena de comercialización habitual, y es allí donde deberían poder adquirirse sin alzas de precios respecto a los precios que imperaban al 15 de mayo del presente año, para tomar como referencia una fecha inmediatamente anterior al inicio de la campaña de las cajas.

Una ultima cuestión. ¿Cómo operar en materia de control de precios? ¿Cómo hacer que esa medida sea factible y eficiente? ¿Como impedir que la medida se diluya en miles de filtraciones? Para que todo resulte medianamente bien, no es necesario controlar todos y cada uno de los múltiples puntos de compra y venta que caracterizan la cadena de comercialización, sino los puntos nodales o estratégicos de la misma.  Y nuevamente la respuesta está en las medidas recientemente tomadas por el Gobierno. Los grandes mayoristas, distribuidores y/o importadores que fueron convocados para que vendieran las cajas al Gobierno, a un determinado precio, deberían estar en condiciones de seguir proporcionándola a los mismos precios al resto de la cadena de comercialización, una vez que cese el primer impacto de la repartición de las cajas.

En síntesis, el control de precios es una medida posible y necesaria. Nada en ella es más complicado que la propia operación de repartición de las cajas. Y con los municipios y las juntas de vecinos participando activamente en la implementación de esta medida, ella se hace enteramente factible. Lo único que iría faltando es decisión política.

 

Por Sergio Arancibia

 

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Economista

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