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Vivimos en peligro: pero ¿para dónde van los perros?

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Pocos ejercicios tan aleccionadores como seguir a un perro callejero en su deambular errático por las calles de la ciudad. Aparentemente es un derrotero caótico, desprovisto de sentido, aleatorio y sin propósitos evidentes.

Craso error. Alguna vez se hará la ecuación del perro callejero y tendrá soluciones.

Mucha gente ha hecho saber su desconcierto ante los resultados electorales que nos dejan en una peligrosa cornisa que conecta con el peor de los vacíos: que el fascismo se entronice en el país por la vía legítima de las elecciones.

Ese riesgo obliga a tomar postura a todos quienes saben la mano dura del fascismo.




Lo que se avizora en lontananza obliga a hacer un esfuerzo adicional y votar por Gabriel Boric sin dudas ni vacilaciones.

No es que el diputado pase a ser el héroe de la jornada que va a sentar las bases para la necesaria refundación del país. Su responsabilidad es mucho más trágica y simple que esa utopía: parar a la derecha por lo menos en su irrupción al gobierno.

Pero ¿cómo se llega a este punto que representa una vuelta en redondo que dirige hacia lo más oscuro de la dictadura?

Fácil y trágico: jamás hubo un proceso de transición democrática.

La salida pactada de los militares desde la conducción del país luego de su reguero de asesinados, desaparecidos, torturados, presos y perseguidos, no fue sino el acomodo de la cultura pinochetista para reproducirse bajo otras condiciones.

La capacidad de adecuación de la cultura de la dictadura es digna de encomio.

El que debió ser un proceso de deconstrucción del entramado cultural instalado a sangre y fuego, no fue sino un proceso de legitimación democrática que dejó intacto el legado fundacional del tirano.

Han pasado generaciones de dirigentes, han desparecido organizaciones y fundado nuevas. Máquinas hechas por humanos han llegado a Marte. Se ha desentrañado el misterio de la materia. La población humana sobre el planeta amenaza con desbordarlo. El capitalismo sufre crisis sobre crisis en su dominio planetario. Las personas se asfixian en medio de cerros de cosas que no sirven para nada. Avanza la sequía mundial. Aumenta la temperatura en el globo.

Y la izquierda sigue sin una idea interesante. Ni siquiera para enfrentar elecciones con alguna propuesta unitaria, un proyecto que seduzca a la gente castigada y desorientada.

Nuestro país fue testigo y protagonista de un estallido que nadie previó, del que no se conocían antecedes que lo advirtieran, aunque el dinosaurio y todo lo demás estaba ahí hace rato.

Y después de tanto sufrimiento y esperanza fallida, luego de tanta marcha de millones, de puños en alto, pañuelitos en el cuello, luego de tanto discurso estéril de dirigentes estériles, luego de tanta vida desperdiciada, la irresponsabilidad de la izquierda nos ha hecho girar en redondo y estar ad-portas de la ofensiva restauradora del fascismo.

Vivimos momentos de gran peligro.

Lo que aceza por ahí cerca es algo que mata, desaparece, tortura y exilia. Tras la risa bonachona de su líder se esconce la mano que ciega y profana.

Aunque no sea su candidato, vote por Gabriel Boric. El mal superior al que nos vemos enfrentados nos obliga a asumir responsablemente votar por el diputado.

Los perros callejeros no se pierden: parece que no van a ninguna parte, pero siempre se dirigen hacia donde hay alimento, agua y sexo: los salva el instinto.

Haga como los perros callejeros que de sobrevivencia saben mucho: hágale caso a su instinto que es mucho mejor predictor que las estadísticas, los programas y los oráculos.

Que la razón quede para el día de después.

 

Por Ricardo Candia Cares

 



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  1. Felipe+Portales says:

    Como siempre, felicitaciones Ricardo por la agudeza del análisis. En efecto, el liderazgo de la Concertación -¡como ella misma lo ha reconocido cuando se sincera!- llegó a una inconfesable «convergencia» (ver Boeninger en PDF: «Democracia en Chile. Lecciones para la gobernabilidad»; pp. 369-70) con la derecha a fines de los 80; que la llevó a legitimar, consolidar y perfeccionar la obra económico-social de la dictadura y, finalmente, en 2005 a ¡refrendar la propia Constitución del dictador! con algunos cambios que no modificaron para nada su esencia, como hoy ya lo reconoce todo el mundo.

  2. Nancy+Echague+Saavedra says:

    Por fin el Sr Candia aporta algo.
    Sus columnas anteriores ayudaron al escepticismo, al abstencionismo, al ninguneo de los políticos jóvenes como Boric
    Nunca es tarde

  3. Si el 50% de abstención no sale a votar , gana y se aperna el 30% que es derechista-fascista y después vayan a llorarle al rey tutankamón. Si el O-18 no va a votar , que no salgan a la calle de nuevo porque el fascismo los va a enceguecer a todos impunemente. TODO AQUEL QUE ESTÉ CONTRA EL FASCISMO ,DEBE IR A VOTAR POR BORIC ,SIN CONDICIONES , PARA SALVAR AL PAÍS Y LA CC Y CON NUEVA CONSTITUCIÓN CREAR UN NUEVO PAÍS.
    PERO TODOS ,TODOS…..

  4. Margarita Labarca Goddard says:

    Ricardo Candia Cares, el mejor artículo que he leído en los últimos tiempos. Esa es la cosa: hay que votar contra Kast, por quien sea pero contra Kast. La abstención nos puede llevar a una dictadura respaldada por una elección, que es lo peor, pior, pior que podría pasar. Órale, todos a votar por Boric.

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