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 Elecciones en Colombia y la vuelta de los viejos fantasmas

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Hasta ahora todas las encuestas marcan al candidato de izquierda, Gustavo Petro, (senador y ex alcalde de Bogotá), como ganador en la primera vuelta presidencial, que se llevará a cabo este domingo, 29 de mayo, ( de no lograrlo  repetir la hazaña en la segunda vuelta).

La última encuesta, financiada por Radio Blou, los Diarios El Espectador y La Semana, dan a Petro el 40,6 % de las preferencias; lo sigue el ex alcalde de Medellín, Federico “Fico Gutiérrez, apoyado, entre otras fuerzas por el uribismo, con 23,1%; en tercer lugar se ubica el empresario populista y ex alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, con 20,9%; le sigue el candidato de centro, Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín, con apenas el 7% de apoyo popular.

La Prensa escrita, Radio y Televisión, como en la mayoría de los países de América Latina, desde siempre ha estado en manos de la oligarquía, y sólo repiten aquello que sus patrones, dueños de los medios de comunicación, les ordenan propagar, (en nuestro Continente la libertad de Prensa nunca ha existido, y afortunadamente, gracias a las redes sociales, ya muy poco leen esos pasquines).

El uribismo, que se ha apropiado del poder político por varias décadas, a partir del mandato de Álvaro Uribe y por dos períodos consecutivos, ha sido un cómplice del narcotraficante Pablo Escobar y, con dos de sus hermanos, fundador del grupo paramilitar Metro, además de culpable de asesinatos de campesinos e indigentes, en el caso de “falsos positivos”, (lo que ya está acreditado); también estuvo bajo presión domiciliaria, acusado de manipular testigos con el fin de engañar a la justicia. En otro contexto, los candidatos señalados por el dedo de Uribe, se han impuesto en las elecciones presidenciales, (el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, (luego Presidente de la República), y el impopular y actual mandatario, Iván Duque, (para desgracia de ese País).




Álvaro Uribe, requerido por la justicia de ese País, ha perdido mucho prestigio: sus  “mozos”, designados como candidatos, no tienen posibilidades de postular a la presidencia de la República y ese dedo, antes poderoso, ya no sirve para nada,(por ejemplo, el Jefe de Estado actual, Iván Duque, ha contribuido al desplome del uribismo). Uribe, candidato a reo, no le resta más que apoyar a un candidato no perteneciente a su Partido, Centro Democrático, entregando sus adeptos, fanáticos ultraderechistas, a un ex alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez que, a juzgar por los resultados de las encuestas de opinión, podría ser derrotado por Gustavo Petro.

En la última encuesta ha aparecido otro de los candidatos, Rodolfo Hernández, ex alcalde de Bucaramanga, un anciano que promete lo que más le gusta escuchar a la gente en una época en que las Instituciones Políticas están condenadas al basurero de la historia: promete terminar con la mayoría de las Misiones Diplomáticas, donar su sueldo a los estudiantes financiados por becas de ICETEX, bajar los salarios a los parlamentarios y terminar con su regalía, (especialmente automóviles  y celulares), promesas de campaña, dichas en lenguaje sencillo e, incluso, chabacano, calan fácilmente en la mayoría de los ciudadanos, que lo único que aspiran es a que “cuelgue de los faroles” a los malditos políticos, que sólo se dedican a enriquecerse personalmente, discurso tan antiguo como el sufragio universal, (en Chile, en otra época, el líder de la República Socialista, proponía de forma similar acabar con la corrupción).

En la segunda vuelta Petro lograría un 52.7% de los votos, mientras que “Fico” Gutiérrez un 44,2%; en la hipótesis de que el segundo fuera Rodolfo Hernández, Petro obtendría un 50%, y Hernández el 47,2%. La primera probabilidad ganaría Petro la elección presidencial, pues actualmente los separa un 8%; en el caso de que Hernández fuera el rival de Petro en la segunda vuelta, el candidato de izquierda tendría alguna posibilidad de perder ante el demagogo ex alcalde de Bucaramanga, pues el 80% de los que sufragarían por “Fico”, en la segunda vuelta lo harían por Hernández, impulsados por el estúpido terror a la izquierda y ayudados por los distintos medios de comunicación empresarial y el ambiente de terror, propagado por una derecha, (en Chile y en Colombia es igualmente imbécil), que no podrían soportar el triunfo, por primera vez en la historia de ese país, de un Presidente de izquierda.

En el  caso de los candidatos a la Presidencia de la Nación, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Bernardo Jaramillo, Jorge Eliécer Gaitán, y otros más, han sido asesinados durante su campaña. Liberales y conservadores que antes protagonizaron una guerra civil, decidieron “salomónicamente” repartirse el poder entre los dos Partidos históricos. Cuando la Alianza Nacional Popular (ANAPO), Partido del ex dictador Gustavo Rojas Pinilla, le ganó al candidato conservador, Misael Pastrana Borrero, enajenó su triunfo vendiéndolo a la alianza nacional conservadora, trampa que dio origen al movimiento guerrillero urbano, el M-19, cuyo líder era Carlos Pizarro.

Esta última campaña ha estado marcada por fuertes acusaciones entre los candidatos, así como amenazas del uribismo de un “golpe de Estado”, si llegase a ganar el candidato Gustavo Petro, (el Comandante del Ejército Nacional, General Eduardo Zapateiro, ha amenazado al Petro, por medio de tweets, interviniendo directamente en política, lo que claramente constituye un hecho de sedición, y el Presidente Duque, en vez de llamarlo a retiro, lo apoyó; también, el grupo paramilitar Cordillera, afín a Uribe, ha amenazado de muerte al candidato Gustavo Petro).

Las elecciones colombianas, junto con las brasileras a celebrarse en el mes de octubre, marcarían de izquierda el mapa político latinoamericano.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

24/05/2022

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Historiador y cronista

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