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Esto de pedir disculpas después de haber hecho una declaración que se considera ofensiva, está muy de moda.  Incluso se piden disculpas por barbaridades que cometieron gobiernos o personas muchos años antes.

Esto es  lo que ha hecho el Papa en Canadá. Se trata de un formalismo que se ha hecho  común hace algún tiempo, pero que no significa nada, pues qué culpa puede tener el Papa Francisco por lo que hizo la iglesia católica  en Canadá hace cientos de años. Es una disculpa que parece tener un sentido puramente “institucional”  o simbólico. Quizás esto pude ser aceptable si se traduce en indemnizaciones de una u otra forma, incluso morales, pero nada más.

En México el gobierno de Andrés Manuel López Obrador les pidió a los españoles que se disculparan por las barbaridades cometidas durante la conquista, pero ellos se negaron.

Ahora, la gente que dice un día algo y al otro día se disculpa, no me parece bien. Lo harán porque se ha convertido en costumbre, pero no porque ellos están realmente arrepentidos. Quizás arrepentidos porque sus jefes les dijeron que habían metido la pata, pero lo que pensaban al hacer esas declaraciones es lo que realmente piensan.




Por ejemplo que la ministra Izkia Siches diga que a lo mejor al decidir algo, los diputados se habían golpeado en la cabeza,  me parece que tiene mucha gracia y no es nada ofensivo. Además, ella es médico  y sabe muy bien que si alguien se da un golpe fuerte en la cabeza, puede quedar momentáneamente confundido o poco apto para pensar correctamente,  aunque  no para siempre.  Pero en Chile nadie tiene sentido del humor, todos son unos tontos graves,  de modo  que se enojaron los señores diputados por esta declaración.

Por otro lado, lo que dijo Giorgio Jackson tiene las mismas características de franqueza y más valdría que él e Izkia Siches defendieran sus dichos en lugar de estar  pidiendo disculpas que suenan bastante hipócritas.

¿Qué dijo Giorgio Jackson? Pues esto: “que creo que frente a una generación que nos antecedió, que podía estar identificada con el mismo rango de espectro político… yo creo que estamos abordando los temas con menos eufemismo y con más franqueza».

Para mí el error aquí es pensar que es un problema generacional.  No es bueno hablar de generaciones, porque en el pasado y  ahora hay jóvenes reaccionarios y hasta fachos, y también ahora hay viejos absolutamente revolucionarios, más que Boric y Jackson, sin duda.

Mejor sería hablar de los gobiernos que lo precedieron y hacerles todas las críticas que quera, porque son muy justas. Diga simplemente que ellos están abordando las cosas con más franqueza y menos eufemismos que los gobiernos anteriores, lo que puede ser cierto o no, pero es  una opinión muy defendible.

La conclusión que yo saco es que  estos jóvenes  y algunos ni siquiera tan jóvenes, han adoptado una manera más clara y directa de hablar y deben defenderla, porque es justa y ayuda al pueblo a entender cuando se dicen las cosas francamente y sin lenguajes arrecovecados  y confusos.

Por Margarita Labarca Goddard

Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



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