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El “Acuerdo por Chile” y la bancarrota de la dignidad

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 52 segundos

En un estudio actual sobre la indignidad humana, no podría faltar la referencia a la condición presente de la sociedad chilena.

¿Qué se puede condenar moralmente de un pueblo que se levanta en protesta por el quiebre de la representatividad de sus instituciones, que respalda en un 80% dichas demandas, que despliega un movimiento de descontento activo, durante más de dos meses; que consigue provocar un proceso de refundación constitucional; que, como hayan sido los pormenores, determina libremente que para dicha refundación se debe constituir una Convención de ciudadanos 100% electos, que no ejerzan en las instituciones legislativas. Que elije, de hecho, a los integrantes de dicha Convención y que finalmente decide rechazar la propuesta emergente. Que elige un programa de gobierno, al mismo tiempo que elige un poder legislativo contra-programático? ¿Qué se puede decir de un pueblo que manifiesta esta y otras contradicciones? Poco o nada. No se puede decir nada más allá de reconocer sus contradicciones. Sin embargo sí hay una patética indignidad que nos cruza.

Tras el rechazo al texto constitucional propuesto, el 4 de septiembre de 2022, hoy esa misma institucionalidad reprobada (los poderes del Estado: el gobierno, las cámaras legislativas, los partidos políticos y el aparato jurídico) se vuelven a confirmar como inquilinos del poder, morosos y con orden de desalojo, pero aumentan con desparpajo sus deudas con la sociedad. Ese lote de burócratas “ocupas” secuestran la soberanía de un pueblo y deciden desconocer el mandato que nunca ha estado en cuestión: EL NUEVO ORGANO CONSTITUCIONAL DEBE SER UNA PROPUESTA REALIZADA POR UNA CONVENCIÓN 100% ELECTA.

Esta superestructura del poder político determina meterse en el bolsillo la voluntad de los ciudadanos, a fin de salvar el monopolio del poder y, haciendo abuso de sus facultades legales, decide actuar con total inmoralidad diseñando un proceso constituyente a través de un mecanismo expresamente reprobado en un referéndum de absoluta validez democrática. Y lo increíble: van a salir jugando, a pesar de que el pueblo, hace solo un par de años, tuvo en las cuerdas dicha institucionalidad.




No puede ser digna una sociedad que se deja atropellar, se deja manosear, maltratar, humillar, ningunear, insultar, solo porque el marco de las leyes permite la acción abusiva de una casta. No puede ser digna si es incapaz de resolver y poner fin con altura moral, a este inquilinato moroso que ha impuesto condiciones de iniquidad a las grandes mayorías ciudadanas.

Resulta también impresionantemente indigno que los partidos de esta izquierda en quiebra, repten por caminos laterales, mendigando cuotas de poder inconducentes, que solo le hacen parte penosa de éxitos ajenos, solapando las propias derrotas. Sobre todo cuando han sido aniquilados como cuerpos orgánicos capaces de proyectar caminos unitarios de cambio; cuando las viejas vanguardias no son más que orgánicas quebradas ideológicamente, que se equilibran en sus recuerdos y erosionan día a día su capacidad de resiliencia ante los cambios de la historia.

Pampea el abandono, pampea la soledad y la degradación…Esta sociedad no tiene un futuro esplendor si no somos capaces de tomar conciencia que estamos en la disyuntiva de dejarnos conducir como una masa maleable, al antojo de intereses ajenos y abusivos, o retomamos la responsabilidad sobre la construcción de la sociedad que soñamos: esa sociedad solidaria, que es capaz de equilibrar los beneficios del crecimiento económico con el desarrollo integral.

La sociedad chilena está en la bancarrota moral y está en la orfandad política. Los referentes políticos del siglo XX ya no tienen sueños que mostrar para cambiar en profundidad la realidad. Las viejas orgánicas que alguna vez representaron a los intereses ciudadanos, no están ya comprometidas con dichos intereses y se deben a sus simples y miserables propósitos de camarilla parasitaria del orden vigente. Y este es un problema estratégico, porque todas las acciones de aquellos -hoy ya falsos representantes del pueblo- no son capaces de imponer escenarios de lucha que le sean favorables, porque han abandonado totalmente dicho propósito y solo conciertan fuerzas para ocupar los espacios de movilidad que quien otrora fuera el enemigo fundamental, le otorga en las arenas del quehacer político instituido.

Lamento informarles que el pueblo está solo; que estamos solos en una soledad cósmica. Estamos en la misma soledad que los viejos esclavos de centurias y milenios del pasado, seguramente sintieron cuando despertaban cada mañana.

La izquierda Chilena no existe, porque ha sido fagocitada por la fuerza de la contra-revolución. Somos hoy la negación de la negación, negada, y esa es la piedra angular de la nueva conciencia necesaria: ¿quiénes somos ahora? ¿Cuál es nuestra sustancia histórica? ¿Qué nos constituye como sujetos colectivos? ¿Qué nos constituye sujeto histórico? Estamos -después de este rodar dando tumbos por los despeñaderos- en el momento en que podemos aclarar la mirada y asumir el divorcio con separación de bienes (en donde no tenemos mayor potestad sobre ellos), o nos quedamos en el statu quo, sonriendo a regañadientes el infortunio de no tener gobierno sobre nuestro destino.

Lo bueno: la historia no se detiene y nos invita a reconstruirnos. La decisión no es fácil. NO siempre la restauración es posible. A veces la demolición es necesaria.

 

Por Marcos Uribe Andrade

Chiloé- diciembre de 2022

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Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



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  1. Patricio Serendero says:

    Hoy: La Derecha pura y dura le ha pasado la aplanadora a la «centro-izquierda-liberal-derechista» que se mostró cordial y democraticamente de acuerdo con ella. «Es lo que conseguimos» dijo lastimeramente la diputada Cariola.

    Ayer: «En eso consiste la democracia. Tenemos los votos para ello» dijo un tal Undurraga cuando le preguntaron porqué la Derecha quería ganar la presidencia de 13 comisiones parlamentarias.
    Son los mismos que se han quejado estos 3 meses que en la CC no los respetaron porque eran minoría. Notable.

    Para abaratar costos, a los 50 elegidos podrían preguntarles por WhatsApp SI o NO para aprobar lo que escriban los «expertos»

  2. Renato Alvarado Vidal says:

    Un artículo dolorosamente certero, el pueblo chileno es visto sólo como «coto de caza» por todos los partidos que se han hecho cómplices de este acuerdo. Cuando al pueblo se le preguntó por un nuevo órgano constituyente, con un contundente 80% dijo «sin parlamentarios»; bueno, ahora un pequeño grupo elegido ¡por los parlamentarios! determinaría lo que es aceptable en un nuevo texto, luego otro reducido de «expertos» le daría forma y redacción, para que finalmente 50 personas elegidas exclusivamente dentro de listas partidarias digan solamente si o no.
    Es difícil imaginar algo más amañado y «cocinado». Es también de suponerse que la casta política está asumiendo el costo de dejar como única alternativa los reventones violentos.

  3. No nos dejamos conducir como una masa maleable, SOMOS UNA MASA MALEABLE………entonces, el viejo que lo dijo en ~ 1900, tenía razón.? Viví en Boston, USA, por 26 años y vi que los pueblos actúan de maneras extrañas cuando no tienen posiciones políticas que defender y entender ; el congreso era un 75% demócrata y el Gobernador, conservador. El pueblo chileno bota 80% ……..y luego vota >60% contra su propia votación, cachai? NO, no es entendible y no esperen que el borregaje entienda, a menos que le den clases por TV….que es plenamente de la derecha conservadora. EDUQUEN al pueblo, si quieren que recapacite…pero no es la intención de los gobiernos pasados o actual.

  4. Margarita Labarca Goddard says:

    Estoy muy de acuerdo con lo que dice Felipe: la Concertación destruyó toda la prensa independiente y de izquierda. Pero por decir que no era necesario que en Clarin se diera voz a los adversarios porque ellos tenían a todo el resto de la prensa a su disposición, Felipe me mandó el siguiente correo:
    “Nuestra diferencia sustancial es que creo muy positivo que Paul Walder NO CENSURE ninguna opinión. POR CIERTO QUE SÉ QUE A TI TE GUSTA LA CENSURA COMO LA PRACTICA EL RÉGIMEN CUBANO O CHINO . TE GUSTA QUE CENSUREN A QUIEN PIENSA MUY DISTINTO A TI. Yo en cambio aborrezco TODA CENSURA, sea que la haga Pinochet o Fidel Castro; Franco u Ortega; los ayatollahs o los chinos; Arabia Saudita o Siria; Katar o Venezuela; Estados Unidos o Rusia; etc. etc..”
    Qué raro y qué ofensivo ¿verdad? Copio esto aquí para aclarar las cosas.

  5. Felipe Portales says:

    El triunfo de la dictadura fue total. Desde el momento que fue el liderazgo de la Concertación (de «centro-izquierda») el que legitimó, consolidó y «perfeccionó» el modelo neoliberal impuesto por la dictadura, con sus AFP, Isapres, Plan Laboral, ley minera, sistemas tributario y financiero, LOCE-LGE, universidades privadas con fines de lucro, etc. etc. Y que Lagos y todos sus ministros suscribieron la Constitución del 80, como «Constitución democrática» (¡la ACTUAL!). Y que los sucesivos gobiernos concertacionistas destruyeron TODOS los medios escritos de centro-izquierda. Y etc. etc. Y ahora esto…

  6. Serafín Rodríguez says:

    Si en las próximas encuestas de opinión hay una fuerte aprobación al puto «Acuerdo de la infamia» y el gobierno, Boric y el Congreso o los partidos políticos aumentan en aprobación y baja su desaprobación, querrá decir que el país está definitivamente cagado de adentro.

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