Política Global

Etiopia: en el medio de una guerra silenciada, y sin ayuda

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El Programa Mundial de Alimentos (PMA) está implementando medidas integrales y sistémicas para evitar un mayor uso indebido de la ayuda para salvar vidas en respuesta al descubrimiento del desvío generalizado de la asistencia alimentaria humanitaria en Etiopía el mes pasado. El PMA detuvo las distribuciones de alimentos en la región de Tigray después de encontrar pruebas de importantes ventas de ayuda alimentaria en los mercados locales. El PMA inició de inmediato una investigación y está mejorando las salvaguardias y los controles para garantizar que la asistencia necesaria llegue a las mujeres, los hombres y los niños más vulnerables.

Desde el 24 de agosto, y después de 5 meses de tregua, los combates se reanudaron en el Tigray, la región norte de Etiopia donde el Gobierno central de Adís Abeba se enfrenta a los rebeldes tigreños por el control del territorio. El PMA había financiado una parte de la ayuda humanitaria, pero el robo de esta misma hizo cambiar el plan de acción de esta institución, en un lugar ya bastante fragilizado:

“El PMA tiene tolerancia cero con el robo o el desvío que impide que los alimentos críticos lleguen a las familias hambrientas que los necesitan para sobrevivir”, dijo la Directora Ejecutiva del PMA, Cindy McCain. “Los responsables deben rendir cuentas. Estamos comprometidos a hacer todo lo necesario para garantizar que la asistencia alimentaria beneficie a las personas que más lo necesitan”.

Para evitar más desvíos, el PMA ha puesto en marcha un plan integral que se implementará en todas las operaciones del PMA en Etiopía. Las acciones incluyen:




Implementar evaluaciones de necesidades y seguridad alimentaria en tiempo real para priorizar a los más necesitados;
Fortalecimiento de la focalización y gestión de listas de beneficiarios y controles de identidad;
Reforzar el seguimiento de productos para seguir los movimientos de alimentos desde los almacenes hasta los beneficiarios; y
Aumentar el monitoreo, la retroalimentación de la comunidad y los mecanismos de informes para descubrir y escalar rápidamente los problemas de uso indebido, incluida la transparencia total con todas las partes interesadas.

El PMA trabajará en estrecha colaboración con las autoridades regionales y nacionales de Etiopía, y con todos los socios, para implementar las reformas necesarias para que la asistencia alimentaria urgente pueda reanudarse en Tigray y apoyar a los beneficiarios previstos en todo el país.

“Quitarles la comida a los hambrientos es inaceptable, ya sea en Etiopía o en cualquier otro lugar del mundo”, dijo McCain. “WFP está evaluando activamente todas las operaciones en países de alto riesgo para garantizar que se implementen procesos estrictos para que nuestra asistencia llegue a los millones y millones de personas hambrientas que dependen de nosotros”.

Más de 20 millones de personas necesitan urgentemente asistencia alimentaria humanitaria en Etiopía en 2023, ya que las comunidades se tambalean por el impacto del conflicto prolongado y la sequía.

 

Una de las guerras más sangrientas y silenciadas de la historia

En noviembre de 2020, el gobierno central etíope lanzó una ofensiva militar contra una de las principales regiones de su país, Tigray, bastión político-militar del antiguo régimen (desde 1991 hasta 2018). Los medios internacionales brindaron cobertura mediática a esta crisis política interna al remover una de las fuentes principales del conflicto. De hecho, el malestar popular comenzó con la revuelta reprimida de la región Oromo en junio de 2020 justo después del asesinato de un cantante muy popular y gran partidario de la elección del actual Primer Ministro. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, criticaron duramente la creación por parte del presidente del Gobierno del Partido de la Prosperidad (PP), un nuevo partido unitario. La rebelión, que se ha extendido a varias regiones, acusa al Gobierno central de haber disuelto el EPRDF (Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope), que propugnaba las bases del federalismo multinacional.

Etiopía es hoy escenario de una constelación de enfrentamientos político-militares, rivalidades geoeconómicas y juegos de influencia de diversa procedencia. La gama de objetivos geoestratégicos de las grandes potencias como China, Rusia, Estados Unidos se entrelazan con los de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar y se entrelazan con los de Egipto, Sudán, Yibuti y Eritrea.

La deriva mediática, alimentada por los principales problemas de poder en la región, estigmatiza el problema entre el poder central y las fuerzas de Tigray. Cada uno de los protagonistas mencionados también se ha convertido en un maestro en la manipulación de la información y en la comunicación como poder de influencia. Esta prolongada guerra de información está alimentada por las consecuencias del odio entre Eritrea y Tigeria.

Desde el inicio de este conflicto interno en noviembre de 2020, las fuerzas armadas de Tigray lanzaron cohetes contra la capital de Eritrea y uno de sus puertos, Massawa. La región de Tigray justificó su fuego contra Eritrea por su injerencia y su implicación en una guerra puramente nacional. El eritreo Issayas Afewerki nunca se escondió de tener una postura represiva contra la etnia Tigray y estos ataques le permitieron de inmediato increpar al Estado de Tigray y presentar su apoyo al Estado Central de Addis Abeba.

Etiopía se encuentra en el corazón de una región donde las relaciones políticas, económicas, geoestratégicas y culturales son multidimensionales y donde con el dominio de las inversiones chinas se establecen relaciones con Europa, Estados Unidos, el Golfo o Asia. Esta región también se ha visto sacudida por las turbulencias de la guerra durante décadas en Somalia y desde la explotación del petróleo en Sudán.

La capital etíope es la sede de la Unión Africana y de varias organizaciones panafricanas. Etiopía es el tercer país de acogida más grande de migrantes en África de países vecinos en crisis. Etiopía, con el apoyo de Estados Unidos en la lucha regional contra el terrorismo, es el primer contribuyente africano a las intervenciones de mantenimiento de la paz de la ONU desde 2012.

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Elena Rusca

Periodista, corresponsal en Ginebra

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