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Jorge Magasich, historiador : “La responsabilidad de la DC es mayor. La derecha, sola, no habría podido crear las condiciones para que se diera el golpe”

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Entrevista con Jorge Magasich Airola, Historiador, profesor en el Instituto de Altos Estudios en Comunicación de Bruselas y autor de “Los que dijeron No al Golpe. Historia de los marinos antigolpistas de 1973” (2 Vol.) y de “Historia de la Unidad Popular” (2 vol.)

 

 

 

Pregunta: ¿Qué le enseña al historiador la investigación histórica del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973? ¿El Golpe fue fractura o continuidad?

 

Jorge Magasich: El asalto armado a las instituciones republicanas fue la ruptura histórica más transcendente del siglo XX. Puso fin a las conquistas sociales y democráticas que se venían acumulando desde los años 1930 para imponer, por la fuerza, la sociedad en que vivimos. Su virulencia contradice las afirmaciones que el Gobierno de la Unidad Popular fue un fracaso. Como lo afirma Marcos Roitman en su último libro, si efectivamente hubiese fracasado ¿qué necesidad tenía el gobierno estadounidense, la derecha, la DC y las asociaciones patronales, de promover un golpe de Estado?

 

¿Qué significa comprender, sin “mitos”, el Golpe de Estado?




 

J.M. Para comprender es necesario conocer. La reconstitución de los procesos históricos de aquel trienio requiere un trabajo de historiador que incluya la consulta de un máximo de fuentes, como la prensa, memorias, archivos, y documentos desclasificados, para enseguida verificarlas y compararlas entre ellas (la “crítica histórica”), y concluir con honestidad.

 

¿Debe hablarse de Golpe cívico-militar, y por qué?

 

J.M. En un momento, ese concepto constituyó un progreso porque integra la participación de civiles en el golpe, pero me parece ambiguo y prefiero no utilizarlo. El término “cívico” tiene una connotación positiva, vinculada al civismo. Se aproxima más a la realidad del golpe el término “golpe militar empresarial”, pero tampoco es exacto ya que hubo empresarios que no participaron. Corresponde a los cientistas sociales encontrar un concepto preciso. Mientras tanto, concuerdo con los colegas que proponen “civil-militar”.

 

¿Fue el asesinato del General René Schneider el 22 de octubre de 1970 (“el primer intento” señala en su libro “Los que dijeron NO”) un indicio clave de que los sectores de derecha se organizarían para dar el Golpe?

 

J.M. En realidad, la derecha comienza a «mirar hacia los cuarteles» cuando liberales y conservadores se fusionan en el Partido Nacional en 1966, al que llega también un pequeño partido de índole fascista, Acción Nacional, admirador de las dictaduras de Franco en España y de la de Oliveira Salazar en Portugal, liderado por Sergio Onofre Jarpa, entre otros. Ese grupo adquiere una gran influencia en el nuevo partido de la derecha. Asienta un discurso que describe al país como degenerado a causa de la “politiquería” y ve en los militares la “fuerza moral” que puede regenerar la nación. Así comienza, en 1966, el golpismo de la derecha.

En el primer volumen de mi libro Historia de la Unidad Popular hay una descripción de los cuatro intentos de golpe durante los dos últimos años del Gobierno de Frei Montalva. Uno de ellos pasó al acto: el Tacnazo de Viaux. Y en el segundo volumen se restituyen los tres intentos de golpe durante los “60 días” entre la elección y la toma de posesión, en 1970. El último de ellos terminó con el asesinato del general Schneider, la primera víctima del golpismo. El fracaso de este golpe va a desorganizar a la CIA y a los golpistas durante 10 meses.

 

¿En qué errores graves de estrategia o previsión incurrieron el Gobierno, las fuerzas políticas de izquierda y el MIR?

 

J.M. Es una gran pregunta. Retrospectivamente, es posible que un error de la Unidad Popular haya sido no convocar un plebiscito cuando era mayoritaria en 1971, como lo propuso Salvador Allende, al menos en cuatro ocasiones ese año. Una victoria habría permitido asentar el área social, la participación de los trabajadores y la posibilidad de disolver las cámaras, lo que habría hecho posible transformar el apoyo mayoritario que recibió la UP en 1971 en mayoría parlamentaria. Pienso que otro error fue no haber creado medios de comunicación que desafiaran el reino de El Mercurio como diario de referencia. Y también que no se entendió la necesidad de reformar las Fuerzas Armadas, que eran un mundo aparte, dominado por doctrinas antidemocráticas.

El MIR tuvo algunos aciertos, como prever el golpe e intentar organizar a los militares antigolpistas, pero sus políticas en el período de formar un “polo revolucionario”, fue percibida por muchos trabajadores como un error, puesto que podía dividir.

 

¿Cómo se explica la ausencia de la URSS en el apoyo al Gobierno de la Unidad Popular y de Salvador Allende y la fuerte presencia de los EE.UU en la preparación del Golpe militar de las FF.AA.?

 

J.M. En realidad, la URSS brindó algunos apoyos en forma de préstamos y tecnologías, como la empresa de prefabricados KPD, pero menos de lo que el Gobierno de la Unidad Popular esperaba. Carlos Altamirano cuenta que, en Moscú, le mostraron un mapamundi y le preguntaron ¿cuál es el país más lejano de la Unión Soviética”… y efectivamente es la larga y angosta franja.

La injerencia de Estados Unidos es prolongada en el tiempo –desde 1964–, enorme y decisiva. Fue el factor determinante. Sin ella la historia habría podido tomar un curso diferente.

 

Andrés Pascal Allende, dirigente histórico del MIR, ha planteado que “la única posibilidad de detener el Golpe, es que mucho antes el Gobierno y la izquierda hubieran logrado un entendimiento con los sectores antigolpistas al interior de las Fuerzas Armadas. Pero, como sabemos, los altos mandos que eran constitucionalistas fueron sacados antes de sus puestos de mando”. ¿Era posible?

 

J.M. Me parece exacto. Una falencia mayor del Gobierno fue no haber escuchado, atendido y organizado a los militares opuestos al golpe de Estado.

 

Andrés Pascal Allende señala que Miguel Enríquez pensaba que “el Golpe iba a durar poco tiempo, que habría algún tipo de arreglo político, que la DC y la derecha llegarían a un arreglo para distribuir el poder. Pero nos equivocamos rotundamente. Ya no se trataba de retomar el poder, sino de reprimir y acabar con los movimientos sociales y políticos populares que se habían extendido por el país”. ¿Qué opina?

 

J.M. Efectivamente, Miguel Enríquez se equivocó en esto. Al inicio de la dictadura, muy pocos entendieron la profundidad del golpe de Estado.

 

El MAPU tuvo un buen sistema de detección del Golpe en marcha en la Armada. ¿Fue útil?

 

J.M. El MAPU, como otros partidos de izquierda, algo consiguió detectar del golpe en preparación. Pero globalmente, el Gobierno no disponía de un servicio de inteligencia a la altura del complot internacional para derribarlo.

 

¿Qué impidió que la Democracia Cristiana entendiera el tipo de régimen terrorista que se instalaría en Chile con Pinochet? ¿Tiene responsabilidad política?

 

J.M. La responsabilidad de la DC, particularmente la de Frei, Zaldívar y Aylwin es mayor. La derecha, sola, no habría podido crear las condiciones para que se diera el golpe. El factor decisivo es la rápida mutación de las DC de posiciones “amigables” con el Gobierno de Allende, que se mantuvieron solo durante dos meses, a la oposición radical y al golpismo. El viraje coincide con el envío de dinero ilegal por parte de Estados Unidos, en enero de 1971.

En un sentido estricto, aunque los docuentos desclasificados dicen que ese dinero va al PDC, en realidad no llega a sus instancias oficiales del partido sino al sector de derecha en torno a Frei. En los mismos documentos aparece Sergio Ossa Pretot agradeciendo los envíos estadounidenses y Orlando Sáenz dice haber entregado dinero a Felipe Amunátegui, uno de los vicepresidentes de la DC. Pero los “receptores” democristianos son sin duda mucho más que dos. Ese es uno de los “hoyos negros” en la historia de Chile. Se sabe que los Estados Unidos enviaron muchos dólares a la DC, pero en la DC nadie ha asumido surecepción. Ese dinero permitió financiar el diario “La Prensa”, Radio Balmaceda y colosales campañas de prensa, que el embajador Korry llamó “la campaña del terror Made in Chile”.

La participación de Aylwin, Frei, Záldivar y otros en el proceso de desestabilización del Gobierno de la UP fue decisiva. Sin ella las cosas podrían haber sido diferentes. Y el apoyo absoluto que brindaron a la dictadura los primeros meses permitió que esta fuera tan sanguinaria como fue.

Es cierto que, cuando comprenden que la dictadura no les va a transferir el gobierno, pasan a la oposición. Y sufrieron exilios o cosas peores. Pero solo entonces.

 

En su libro da a entender que el proyecto neoliberal fue sistematizado tras un pedido de la Cofradía Náutica a la que pertenecían entre otros el dueño de El Mercurio Agustín Edwards, el Chicago boy Hernán Cubillos, el ex marino Roberto Kelly y otros…

 

J.M. Es un hecho conocido que la Marina solicitó a un grupo de economistas formados en Chicago el plan económico de la futura dictadura. Solo dos años después del golpe convencen a Pinochet, pero habrá oposición en algunos jefes de la dictadura. Lo interesante es que ese plan no podía aplicarse en democracia. Solo podía imponerse después del aplastamiento de las organizaciones populares. Es decir, el neoliberalismo y la dictadura son parte del mismo paquete, que rige la sociedad hasta hoy.

 

¿Hay lecciones? A menudo, líderes de izquierda, historiadores y filósofos militantes en otras latitudes plantean el caso chileno como un paradigma donde debe ser considerado el problema del carácter del Estado y el poder de los sectores dominantes en una sociedad (los grandes propietarios de la riqueza y de medios de producción) para oponerse a transformaciones estructurales que resultan de opciones democráticas.

 

J.M. Es también una gran pregunta. Primero queda el proyecto de la Unidad Popular que implica la nacionalización de las “riquezas básicas” para financiar el desarrollo económico y social; la reforma agraria para producir más alimentos en el país y mejorar la situación de los campesinos; la construcción de un sector social de la economía, una política internacional pluralista, asentada en el principio de la no injerencia, y los proyectos de una Constitución que incluya instituciones más democráticas y participativas. La UP presentó una extensa reforma constitucional en noviembre de 1971, que no pasó, y anunció su proyecto de Constitución en septiembre de 1972. Luego vino la huelga patronal de octubre y no pudo ser presentado. Se conocerá solo en 1993.

Con todo, buena parte del programa de la UP, o más generalmente, del programa histórico de la izquierda, siguen teniendo vigencia. Y el proyecto de socialismo pluralista puede inspirar proyectos el mismo tipo en el futuro.

 

¿Qué opina el historiador del movimiento de los marinos antigolpistas durante el 73 acerca de estas declaraciones recientes del abogado Hugo Gutierrez: «Carlos García  (marino antigolpista y constitucionalista aún desterrado) me llama el 21 de mayo de este año y me pide que sea su abogado, para que me hiciera cargo de su causa, una querella que él presentó, junto con otros marinos, en la Corte de Apelaciones de acá de Valparaíso (…) Después de leer el expediente me atiborré de datos que no conocía (…) los marinos antigolpistas fueron condenados por sedición, los marinos antigolpistas que le avisaron al gobierno del presidente Salvador Allende que venía un golpe de Estado y no les creyeron, pero no solo no les creyeron, sino que además presentaron un requerimiento en contra de ellos por  Ley de Seguridad Interior del Estado y ese requerimiento lo presentó el gobierno del presidente Allende. El requerimiento lo presentó, en ese tiempo, el Intendente Provincial de Valparaíso, a instancias del Ministro del Interior, que en ese entonces era Carlos Briones. La Marina no podía juzgarlos a ellos por sedición, la Armada no podía juzgar a los marinos antigolpistas por sedición, sólo podía hacerlo por el delito de incumplimiento de deberes militares, cuya penalidad era muy baja y ellos tenían necesidad de condenarlos a penas altas y para condenarlos a penas altas necesitaban el requerimiento del gobierno; así se presentó el requerimiento y fueron juzgados por sedición (…)».

 

La dimensión jurídica de la detención de los marinos está explicada en el libro Los que dijeron ‘No’. De hecho, el escrito presentado por cuatro marinos lo cita (J. Magasich se refiere a su libro) como referencia. En resumen, el cargo de “Sedición y Motín” es parte de la Ley de Seguridad del Estado, que solo puede ser aplicada a requerimiento del Poder Ejecutivo, es decir del presidente, del ministro y del subsecretario del Interior, y de los intendentes. El 14 de agosto el almirante Toribio Merino consigue “arrancar” la firma del intendente de Valparaíso, Hernán Concha.

J.M. Se trata de un trámite surrealista: el almirante Merino, quien está perpetrando el delito de sedición desde hace meses, sino años, corre detrás de las autoridades para que firmen un documento que le permita acusar de sedición a los marinos que quieren defender la legalidad. Y lo consigue. El intendente volverá a firmar un requerimiento similar el 24 de agosto, contra los marinos de las escuelas de ingeniería y de operaciones.

El Gobierno de Allende pudo desistirse, pero no lo hizo, sin duda para no perjudicar la participación de generales y almirantes en el gabinete. Cabe señalar que cuando se sabe que los marinos fueron torturados, el Gobierno ordena abrir sumarios contra los torturadores, los primeros días de septiembre.

Acusar de “sedición y motín” a los marinos que justamente asumieron todos los riesgos por evitar que los oficiales sediciosos perpetraran ese delito, fue indudablemente un error mayor. 

 

Por Leopoldo Lavín Mujica

 

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  1. Margarita Labarca Goddard says:

    Y además, la DC no sólo apoyó el golpe sino que siguió apoyando a la dictadura durante mucho tiempo, cuánto, no lo sé. Pero Frei no puede haber desconocido los horrores que estaba cometiendo esa dictadura y sin embargo los acompañó por años. El señor Magasich quizás nos podría decir en qué momento Eduardo Frei se dio vuelta la chaqueta y por eso lo mataron. Ahora la Corte Suprema ha declarado que no lo mataron, pero nuestros tribunales no son muy confiables, ni durante el pinochetismo ni ahora.

  2. Patricio Serendero says:

    La información del golpe del gobierno de EEUU recientemente desclasificada implica con claridad meridiana al PDC. No solo como un participante más sino como organizadores del Golpe convertidos en agentes pagados de la CIA como lo atestiguan los documentos de esta. Cometiendo con esto traición a la Patria que tanto dicen defender. Y esto no solo desde 1969 sino desde 1958 cuando Alessandri ganó por muy poco. Más de 20 millones de dólares de esa época. Sus principales figuras implicadas: Frei, Alwin y muchos otros. El Partido mayoritario de Chile que organizó y redactó el acta de acusación constitucional contra Allende en el Parlamento los dias previos al Golpe, dando luz verde y seguridad a los militares golpistas. Un acta llena de mentiras y falsedades , las que hoy llamaríamos de fake news. Crear una realidad para justificar ante Chile el Golpe.
    Hasta hoy deben a Chile un pedido de disculpas por su miserable actuación. Ese estigma pesará para el PDC todo el resto de su vida.

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