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El giro estalinista y negacionista de Ramón Grosfoguel

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 29 segundos

Hace unos días atrás me encontraba revisando el canal de YouTube del sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel, a propósito de lo que está ocurriendo con el genocidio de parte del Estado de Israel en contra del pueblo palestino en la Franja de Gaza, y me encontré con un video en el cual niega la masacre perpetuada por Hamás aquel 7 de octubre del año 2023 (1).

De ahí que si uno revisa los últimos cuatro minutos, realiza afirmaciones como que no hubo matanza de civiles, sino que murieron producto del fuego cruzado entre el ejército israelí y Hamás, además de omitir los secuestros de parte de la organización palestina, apelando a que todo ha sido una manipulación mediática y una campaña de desinformación para justificar el genocidio israelí posterior, lo que reafirma con este escrito que publicó también (2).

Ante esto, cuesta creer que un intelectual importante y reconocido dentro del campo decolonial a nivel mundial, como lo es Ramón Grosfoguel, niegue un hecho tan deleznable como lo realizado por Hamás, como si lo realizado por esta organización integrista fuera un acto de resistencia legítima, y que por tanto se debiera apoyar desde quienes criticamos el Estado colonial de Israel.

Muy por el contrario, la crítica a la ocupación, apartheid y limpieza étnica llevado a cabo por Israel por décadas, no nos puede transformar en fanáticos que validan organizaciones de muerte como Hamás, que uno podrá entender el apoyo que está recibiendo de parte de sectores del pueblo palestino, luego de una humillación y deshumanización histórica por el sionismo, pero ese camino solo traerá más injusticias y sufrimiento a seres humanos.




Con esto por supuesto, no se puede pasar por alto la responsabilidad de Estados Unidos con su apoyo a Israel y de una estructura de Naciones Unidas inútil, como se ve reflejada con el Consejo de Seguridad, incapaz de hacer algo al respecto con el colonialismo israelí, pero es algo que pasa también con otros genocidios y ocupaciones, como lo que está sucediendo con la invasión de Rusia a Ucrania, que pareciera que algunos intelectuales se callan, y hasta lo justifican.

Es el caso de Grosfoguel, el cual si bien desde hace varios años lo he seguido y valorado su trabajo, en tanto una mirada crítica sobre la modernidad colonial, en tanto proyecto eurocéntrico y capitalista, y resultado de cuatro grandes genocidios y epistemicidios (conquista sobre Al-Ándalus, América, África y la quema de brujas en Europa), me ha decepcionado enormemente en los últimos años, desde que formara parte de la Escuela de Pensamiento Crítico Descolonial en Venezuela en el 2016.

Desde ahí en adelante, su discurso se ha vuelto bastante contradictorio, por decirlo suavemente, ya que por un lado a continuado realizando fuertes cuestionamientos al carácter eurocéntrico del marxismo y de las izquierdas del siglo XX, y por otro lado se ha dedicado a repetir la retórica de distintos gobiernos de la primera oleada progresista de la región, como es el caso de Bolivia o de Venezuela, pero también de una potencia militar y territorial como Rusia.

Es cosa de revisar sus videos y ver cómo hace una defensa irrestricta y sin matices de todos ellos, pareciendo más un vocero de gobernantes como Vladimir Putin (3), Evo Morales (4) y Nicolás Maduro, haciendo planteamientos ridículos de que todos ellos son víctimas de una gran conspiración mundial y hasta el delirio de decir que el presidente venezolano debió haber obtenido el premio nobel de la paz (5)

Por lo mismo, Grosfoguel ha tenido que recurrir a una burda idea de antiimperialismo, sacada de un manual de estalinismo, centrada únicamente en el accionar militar de Estados Unidos, para justificar así cualquier tipo de acción autoritaria y criminal de esos gobiernos, y ahora de Hamás, cayendo en un dogmatismo ideológico incomprensible para alguien que ha estudiado procesos políticos complejos y que no debiera binarizar la realidad entre buenos y malos.

Grosfoguel en su defensa podrá decir que una mirada teórica sin posicionamiento político es solo despolitización, lo que es cierto, pero no por eso se va caer en un discurso estalinista y negacionista, que define que es decolonial y que no, como si fuera un especie de inquisidor, sumo sacerdote o dueño de la verdad, y quien se aleje de aquello debiera ser condenado por infiel y traidor.

No es casualidad por tanto que Grosfoguel haya caído en formas muy patriarcales, muy de macho, al descalificar a cualquier postura que no coincida con su antimperialismo decolonial, como ha pasado con quienes han osado criticar esos gobiernos que él defiende, como ha pasado con Aníbal Quijano, Rita Segato, Silvia Rivera Cusicanqui, Raúl Zibechi, María Galindo, Luis Tapia, Edgardo Lander, los cuales para él serían unos golpistas, derechistas y lacayos de Estados Unidos.

En consecuencia, para Grosfoguel todos ellos serían decoloniales coloniales, pseudoizquierdistas o intelectuales imperialistas, instalando la idea de que compartirían las mismas tesis de la Casa Blanca, además de supuestamente tener un discurso antiestatista y antiextractivista, como se lo mencionó en una entrevista al sociólogo argentino Atilio Borón (6).

Nada más lejos de la realidad, ya que nadie de ellos ha apoyado ningún golpe, ni pretendido que el Estado y el extractivismo desaparezca de un día a otro, solo son miradas críticas a nivel estructural y que nos plantean transiciones sostenibles ante la crisis de la civilización que nos encontramos, por lo que no tienen por qué repetir discursos simplistas y dicotómicos, que solo benefician a ciertos gobiernos y no a la vida de los pueblos.

Dicho todo lo anterior, me cuesta mucho entender el porqué de la incondicionalidad de Grosfoguel con ciertos gobiernos y hasta organizaciones como Hamás, así como también de su celebración acrítica de la expansión de los BRICS y de un supuesto mejor mundo multipolar para todas y todos, cuando lo que estamos viendo justamente son procesos autoritarios y de pérdida de derechos, tanto por izquierda como por derecha.

Por Andrés Kogan Valderrama
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Sociólogo Diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable Diplomado en Masculinidades y Cambio Social Magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea Con cursos de Doctorado en Estudios Sociales de América Latina Profesional de la Municipalidad de Ñuñoa Militante de Convergencia Social

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  1. Este Kogan como siempre del lado del oficialismo, lo que es bastante cómodo, total quién va a defender lo contrario y ser acusado de terrorista? la verdad es que ese estado y para ello trata- cosa bastante cómoda también a alguien de estalinista- se construyó justamente con bandas terroristas como la stern, o la irgun para echar a los protectores ingleses y ahí si que no dice nada. Es bastante cómodo ajustar la historia según convenga no más, pero justamente estas bandas ajusticiaron al Conde Bernardotte en ese hotel cuando éste pretendía la idea de los dos estados. es notorio como repite los argumentos contra los dos países que le molestan con supuestos dictadores que es el discurso oficial de los que no los quieren desde su nacimiento como la comandanta Richardson y sus constantes amenazas y últimamente barcos piratas amenazando para supuestamente defender a esa colonia que aparentemente es soberana, pero la exxon ya dijo quien manda, otros barcos del comando sur, etc. Ayer no más atentados ahora fuera del Líbano, Irán. A la gente le gustaría estuviera ahí condenara también, pero seguro él se informa con las agencias condenadoras de un lado no más

  2. alfredo kirkwood says:

    Este KOGAN, feministe, vegane y perriste, subscribe la narrativa israelita. Predecible. A proposito, deberia indicar en que minuto del YouTube Ramón Grosfoguel niega el atentado de Hamas?

  3. Alvaro Vivanco says:

    Creo que el concepto «negacionismo» tiene una aplicación muy precisa en el ámbito del derecho y la política internacional, que refiere éste a la negación o falseamiento de actos que han sido comprobadamente atentatorios contra los derechos humanos y actos considerados crímenes de lesa humanidad. Comenzar a utilizarlo en el debate sobre actos violentos ocurridos en el día a día de la historia política reciente y actual se puede prestar a interpretaciones equivocas o simplemente interesadas de éstos.
    Lo que ocurrió el 07 de octubre fue una acción militar realizada por un grupo político irregular contra lo que ellos y buena parte de la comunidad internacional considera una fuerza ocupante y que evidentemente provocó víctimas, una parte de ellas militares (cerca de 400), y otro número, aún no precisado, de víctimas civiles, sobre las cuales no ha existido aún ninguna investigación independiente que señale como murieron o quienes fueron los responsables de ellas.
    Si finalmente se termina determinando la responsabilidad de los combatientes de HAMAS habría que buscar las sanciones que corresponda, lo cual aún no ha ocurrido y al parecer difícilmente ocurrirá ya que como hemos sido testigos, el Estado de Israel ha decidido aplicar «justicia» por su propia mano, con lo cual ese mismo Estado cierra las posibilidades de cualquier acción judicial propia o internacional que permita declarar que hemos estado ante la presencia de crímenes de guerra o de lesa humanidad, y desde ese punto de vista la posibilidad de acusar de negacionista en el sentido político y ético que inicialmente planteamos han dejado de existir.

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