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Las dos caras de la crisis creada por las tarifas

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EEUU ha cambiado violentamente su política exterior. Se dice que se ha perdido el “mundo ordenado en reglas” que habríamos tenido  las últimas décadas. Que estamos sumidos en un caos llenos de guerras. Han cambiado ciertamente las formas de la dominación,  hoy extremas. El fondo continua igual. Las guerras y el no respeto a las famosas “reglas” por parte del propio EEUU ha sido siempre una constante. Las reglas además fueron siempre para los otros. La política de EEUU para con el resto del mundo continua siendo zanahoria o garrote, ahora más grande. Con o sin Trump continúan las guerras actuales y los preparativos para nuevas guerras.

Por otra parte, la crisis servirá como siempre para enriquecer más a los ricos. El capitalismo siempre entiende que con más capitalismo resuelve todos los problemas del mundo. Y el capitalismo neoliberal entiende que la concentración económica es buena, puesto que la propicia, y donde ahora no hay “mercado libre”, su piedra filosofal hasta aquí.

Intentamos dar alguna información sobre estos dos aspectos en las líneas a seguir.

 

La crisis comercial artificial creada por EEUU para mantener su dominación




Las virulentas tarifas aplicadas por EEUU a todo el mundo y sus efectos en todos los planos de las relaciones internacionales, son el indicador que se ha decidido cambiar todo si acaso se quiere conservar el dominio mundial como algo imperativo. Porque así como están las cosas, la situación no tiene visos de mejorar para ellos. China ha ganado la batalla del comercio, la industria y probablemente la tecnología. India viene ahí a seguir. Rusia aparece como la primera potencia militar mundial. Era necesario entonces destruir todas las relaciones anteriores mandando de pasada al diablo a la Organización Mundial del Comercio, y las alianzas hasta ahora existentes. Una coerción en regla por parte del patrón del Mundo. Tarifas además de sanciones. Muchísimas de estas ilegales en tanto no aprobadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, organismo cuya validez es hoy puesta en entredicho más que nunca.

La debacle provocada con la deseada desvalorización del dólar ha sido necesaria para EEUU para poder reducir su enorme deuda. Las (arbitrarias) tarifas pretenden al estilo del viejo mercantilismo, establecer relaciones de suma cero. O tú ganas y yo pierdo o a la inversa. Se trata también de re-industrializar el país ofreciendo eliminar o reducir las tarifas a las empresas extranjeras que vengan a instalarse en USA. Pero entre las muchas preguntas que surgen, ¿cuánto costará por ejemplo producir en EEUU lo mismo que hoy se produce más barato en Asia? ¿Estarán dispuestos los trabajadores de EEUU a ganar lo mismo que sus congéneres chinos, vietnamitas, indianos, o indonesios solo por mencionar algunos?

Balancear los déficits comerciales es una ecuación difícil. Su existencia significa grosso modo solo una cosa: los norteamericanos consumen más que lo que producen. Y para mantener su dominación mundial sus gastos militares son astronómicos.  Cambiar todo eso no es tarea fácil. No es tarea de un gobierno ni de dos. Lo que no está nada de claro en vista de los actuales problemas internos en EEUU y las reacciones mundiales de rechazo a su política. Rechazo que no se ha hecho esperar por parte de muchos países. Una política además llena de contradicciones. Vietnam por ejemplo ha recibido la segunda tarifa más alta detrás de China, pero muchas empresas multinacionales estadounidenses producen allí y re-importan sus productos al propio EEUU. Saldrán ciertamente perjudicadas.

La arbitrariedad de las tarifas queda al descubierto cuando se conoce su infantil método de cálculo[i]. O cuando en un mismo día se aumentan dos veces a China. No existe la tal reciprocidad falsamente argumentada por Trump. Es coerción arbitraria pura y dura como lo denuncian en el mundo entero.

Y como en el truco del “tejo pasado” para negociar, EEUU hace ya después de pocos días de anunciadas, una pausa en la aplicación de las tarifas. Cuestión de ir ablandando voluntades.

Las bolsas mundiales, llenas de los ricos holgazanes del mundo (perdón “inversionistas”) esos que especulan en esos casinos, ganan o pierden millones en segundos. Pérdidas y ganancias que nada tienen que ver con la fortaleza o flaqueza de las empresas cuyas acciones allí se transan. ¿Se imaginan los lectores por ejemplo el robo en la Bolsa de Nueva York, la mayor del mundo – por la información privilegiada que pueden recibir quienes están en Washington ? Un mundo paralelo del dinero existente, que a esta altura es mucho mayor que el valor real de la producción mundial de bienes y servicios. El capitalismo en una clara demostración de un modelo de sociedad que no le sirve a los pueblos del mundo. Porque fuentes de trabajo, salarios, pensiones y la inseguridad de millones no se puede jugar en la Bolsa.

El plan actual de Trump intenta revertir la crítica situación norteamericana. Su impagable deuda externa; la “desdolarización” en curso y todo lo que ello significa; la derrota militar en Ucrania que supone renovar todo el aparato militar. Los enormes problemas internos de des-industrialización e inmigración unidos a una oposición férrea que puede venir a echar por tierra todo este plan.

Trump y su equipo estratégico han apostado por romperlo todo tal como lo hizo Nixon en 1971. Este, para salir del déficit que el país mostraba determinó el fin de la convertibilidad del dólar en oro. Una verdadera revolución en los mercados. O en los años 1930 cuando para salir de la crisis del 29 igual que ahora se usaron tarifas, como lo recuerda el economista griego Yanis Varoufakis. De modo que lo de ahora no es algo así tan nuevo.

Las numerosas tarifas a 180 países suponen no solo el fin definitivo de la globalización sino el fin del comercio libre (si es que alguna vez lo fue), que el propio EEUU fomentó tanto tiempo. Ya no le sirve. Esto queda más que claro cuando se comparan las cifras con China en cualquier renglón de la economía y tecnología. El neoliberalismo, ese del  “mercado libre” como panacea para el mundo ya no le sirve a EEUU.

Dada la enorme cantidad de variables macroeconómicas y geopolíticas envueltas en este proceso de proteccionismo que pretende instalarse, unido a la actitud que tomará el resto del mundo frente a esta política, el plan puede no resultar. Y así acelerar el declinar del imperio americano. Todo el mundo pagará las consecuencias.

 

La errada interpretación de la acción de Trump

Algunos analistas creen que estos cambios son propiciados por el perfil del Presidente Trump donde su soberbia, codicia, ansias de dominación y cambios de humor son notorios. Sus acciones son calificadas algunos días como positivas y otras como negativas por parte de los mismos analistas. Las medidas adoptadas se explican con su perfil y poco más. Este tipo de análisis no explica nada.

No es la personalidad de reyes, emperadores, presidentes o primeros ministros que explica el rumbo de la historia. Si acaso estos son buenos o malos; inteligentes o estúpidos; genios o locos.

Guerras, revoluciones y conflictos surgen de contradicciones que en definitiva tienen que ver con la base económica[ii]. En prácticamente todas las guerras, en el fondo ha siempre habido el interés que hoy llamamos geopolítico. Donde subyace siempre un trasfondo económico directo o indirecto. Lucha por recursos minerales, energéticos, marítimos o alimenticios. Lucha por ganar esferas de influencia o mantener las existentes. Lucha por la conquista de regiones y lugares estratégicos en la lucha por el poder de dominación en el mundo. Lucha por imponer a los demás los intereses, modos de organización social y valores culturales propios como complemento indispensable de la dominación económica. Estos son los elementos que es necesario utilizar para entender el curso de la Historia. Lucha en definitiva de clases sociales por el Poder. Entre segmentos o fracciones de la clase dominante mundial. Las clases dominantes de cada país luchando por conquistar un lugar para sus propios intereses en la economía global.

Cuando la Historia no se analiza en función de los intereses de las clases dominantes se puede pasar del entusiasmo rápidamente a la frustración y quedarnos sin entender el problema. En las últimas semanas hemos visto analistas  pasar desde sentirse genuinamente convencidos de que este presidente norteamericano iba a cambiar la política mundial hacia un camino de paz donde EEUU se concentraría en su propio desarrollo interno, a sentirse defraudados porque ven que la realidad ha quedado lejos de sus expectativas.

Con la derrota militar de EEUU en Ucrania surge la posibilidad de convertir esta en una victoria económica. Si ello supone que la guerra dure más tiempo, así sea. Un objetivo de fondo formalmente declarado por Biden era la derrota estratégica de Rusia, para quedarse con los recursos naturales que esta tiene. Que son muchos. Comparten estos objetivos las clases dominantes europeas todas con intereses en Ucrania como es el caso de la poderosa familia Roschild de Francia, mentora del presidente Macron, la compañía BlackRock (el canciller alemán Merz ha sido su funcionario) o las empresas de la “City” del Reino Unido. Para no hablar de las multinacionales y grandes bancos de EEUU instalados en Europa y en las empresas del complejo-militar europeo.

 

La crisis se resolverá enriqueciendo más a las empresas y corporaciones multinacionales

Con sus grandes países sumidos en profundas crisis económicas, las clases dominantes pueden tener ahora la oportunidad para obtener más dinero del Estado. Los líderes de las principales economías europeas apuestan por invertir en Defensa  800 mil millones en una especie de “keynesianismo militar” como le llama el analista Glenn Diesen. Como lo ha hecho EEUU muchas veces en el pasado. Impulsar la economía general mediante una “billonaria” inversión pública en la industria militar. Es posible que veamos igualmente acuerdos económicos entre EEUU y Rusia para explotar los minerales ucranianos y rusos -propuesta a EEUU hecha personalmente por el presidente Putin – , además de reconstruir el gasoducto Nordstream todo hecho con empresas norteamericanas asociadas al gobierno ruso. Para no hablar del enorme negocio de la reconstrucción de Ucrania, donde también pujan empresas europeas por hacer negocio allí.

La medidas tomadas por Trump responden a la estrategia geopolítica oficial de EEUU. Cuyo fin último es su papel de país dominante en el mundo. Sea la Rand Corporation[iii], los estudios del Pentágono u otros centros del pensamiento, todos ellos han declarado durante décadas lo que la vice-presidenta de la Unión Europea Kaja Kallas nos dice hoy: hay que derrotar a Rusia y des-hacerla en pequeños pedazos para repartirnos sus valiosos recursos. Como se ve, la economía en el trasfondo. Y con esto, debilitar a China, a la cual solo se le podrá combatir abiertamente una vez derrotada Rusia, su aliado estratégico que aporta el grueso del arsenal atómico.

No solo las acciones estadounidenses en la guerra de Ucrania demuestran sus intereses de fondo. El gobierno de EEUU continúa con la entrega de armas y dinero en cantidades a Israel para continuar el genocidio que provoca en el pueblo palestino. Los miles de muertos, incluidos miles de niños no merecen la voz acongojada del señor Trump. Igualmente se declara dispuesto a atacar a Irán al que no le puede permitir discutir la dominación de la región a Israel, su brazo armado en el Medio Oriente. Se trata entre otros intereses de seguir ahora tomando el petróleo de Irak y ahora de Siria para lo cual ha colocado un terrorista a la cabeza del Estado. Terrorista al que el propio gobierno de USA le había antes puesto precio. El plan del petróleo y gas palestino, el Canal Ben Gurion israelita – alternativo al Canal de Suez – además de la perspectiva de la “Riviera francesa” en la costa de Gaza representan otra gran oportunidad de negocios. Por lo tanto, no es posible permitir que Irán venga a animar guerrillas que echen todo el negocio por tierra. Desde el punto de vista geoestratégico, es muy importante además para seguir atacando países aliados de Rusia cercanos a China. Tal como las constantes provocaciones estadounidenses de todo tipo apoyando Taiwán son parte de este objetivo estratégico. Taiwán, al que le han tocado igualmente pesadas tarifas y cuyos semi-conductores son fundamentales en la tecnología moderna. Un tiro en el pie.

 

El imperio no ha mudado su política global de dominación

Lo hasta aquí descrito confirma fehacientemente que EEUU tuvo y tiene hoy la misma política imperial de siempre. Su manifiesta debilidad actual lo ha hecho cambiar el discurso y las formas de agresión donde además se acaba el derecho internacional. El problema es que la estabilidad y el comercio mundial no puede definirse para los países en o estar con EEUU, o estar en contra del país del Norte. Ese es un falso dilema. Los intereses de los países no descansan en ese enfoque binario. Véase por ejemplo los pasos que dan hoy China, Japón y Corea del Sur para estrechar sus relaciones económicas, países que no comparten una misma visión de la sociedad. Japón y Corea del Sur entienden que su relación natural es con el vecino chino. La seguridad que les puede hipotéticamente asegurar hoy EEUU no parece ser suficientemente fuerte como para superar sus intereses económicos. Desestabilizar China para derrotarla, representaría un daño real a la economía regional. La Unión Europea por otro lado, colocada en el mismo dilema de Japón y Corea del Sur, ha escogido forzosamente continuar con el aliado americano en su política exterior, a pesar de que este les golpea con las tarifas. Es el precio de la dependencia. Contra sus propios intereses. Tal es su grado de obediencia a su protector (o servilismo para decirlo derechamente). Una elección que ha terminado dañando seriamente y de manera estructural la economía del Viejo Continente.

La última prueba de los deseos imperiales lo expresan las tarifas de hoy. Coerción tal como la que ejercía el señor feudal cuando mandaba sus esbirros a cobrar más impuestos a los campesinos para pagar su lujosa vida y sus guerras. Solo que ahora los “súbditos” ya no están aceptando eso. Y esa creencia, generalizada en Washington de que todavía ellos ordenan y el mundo obedece parece haber llegado a su fin. Pareciera que esto todavía no lo ven o no lo aceptan. El Secretario de Comercio de EEUU ha pedido públicamente a los países que no reaccionen a las tarifas impuestas. Si lo hacen les puede ir todavía peor. Más claro echarle agua.

 

¿Y qué dice el gobierno chileno de estos cambios?

Interesante sería conocer lo que piensan los centros de pensamiento en Chile sobre todo esto. Si es que existe alguna discusión sobre un plan estratégico de desarrollo. La situación mundial actual exige en todo caso un plan para hoy, dado los profundos cambios en curso en las reglas del comercio mundial.  Es evidente que las tarifas afectarán toda la economía mundial y sus cadenas de abastecimiento. Seguramente habrá inflación además de inseguridad y falta de expectativas para las empresas, un motor para las inversiones productivas. La enorme transferencia de dinero desde los bolsillos de vendedores y compradores internacionales hacia el Tesoro de EEUU y de ahí a sus empresas, lo pagarán los trabajadores del mundo. Y lo mismo ocurrirá más o menos en los países y sectores económicos afectados.

¿Será que los sindicatos chilenos son capaces de unirse con sus colegas latinoamericanos para luchar por sus intereses contra este robo a escala planetaria que ocurre a ojos vista?

¿Aceptará dócilmente Chile su 10% de aumento a todo lo que exporta al país del Norte? ¿Qué pasa si EEUU aumenta las tarifas por el hecho de nosotros comerciar con China? ¿Está considerado este escenario? ¿Podemos o no invitar empresas asiáticas, vietnamitas por ejemplo, que quieran huir de las tarifas? ¿Podemos ahora plantearnos la necesidad urgente de re-conversión industrial para crear una industria exportadora no de materias primas sino de productos acabados pidiendo apoyo al Banco chino de Desarrollo para proyectos industriales conjuntos? ¿Porqué no?

¿Es posible que los partidos políticos pongan estas cuestiones en el foro de una discusión pública? ¿Basta para el Gobierno con que el Ministro Marcel nos diga que “lamentamos profundamente estas medidas”? ¿No es necesario ampliar la discusión a organizaciones sindicales, empresariales y otros grupos de interés? ¿Universidades? ¿Donde está la cacareada participación social que dice interesarle a este gobierno? ¿No es necesario discutir esto con Brasil, Colombia y otros para procurar maneras conjuntas de defenderse en los varios organismos regionales aprovechando la crisis para nuestro propio desarrollo? ¿Haremos como la Presidenta Sheinbaum o haremos como Milei, dispuesto a vender su país alegremente como mejor solución de la clase dominante argentina?

 

La crisis es una gran oportunidad para enriquecer más a las empresas

Una cosa está clara de todo este proceso de destrucción-reconstrucción. Recordemos primero que la situación actual de la economía de los países más ricos de Occidente es desastrosa. Desde antes de la guerra de Ucrania. Sus economías no crecen. EEUU la mayor de todas no pasará del 2.7%. Los europeos muchos no llegan al 1% como Alemania, una de las más ricas que tendrá un 0.8% de crecimiento. O sea, nada. Japón que se arrastra hace años no pasará del 1.1%. Y suma y sigue. Mientras por otro lado, China con 4.5% e India con 6.5% muestran donde está el crecimiento. Ese es el contexto de la crisis actual del capitalismo.(Las cifras son estimaciones del  FMI[iv] para 2025)

La política arancelaria de EEUU de alguna manera puede ser una tabla de salvación generalizada para muchas empresas en el mundo.  Habrá dinero de los gobiernos para ellas. Mucho dinero. Incluidas las perdedoras. Las eficientes y las no-eficientes por parejo. La política de la derecha solo enriquecerá a los ricos del mundo en este proceso. Ya lo ha anunciado Trump en el caso de EEUU. Dice estar feliz porque con las nuevas tarifas están ganando dos mil millones de dólares diarios, al mismo tiempo que en el presupuesto de este año retirarán impuestos a sus corporaciones por un valor de 4.5 billones de dólares.

Las empresas del mundo entero aprovechan sin duda esta oportunidad para obtener más dinero por parte del Estado. Como siempre. Por ejemplo el modesto Portugal acaba de decidir dar 10 mil millones de euros (un ocho con doce ceros en pesos chilenos aprox.) a sus empresas para compensación por una modesta tarifa del 10%. Y esta enorme transferencia de dinero ocurrirá en todo el mundo. Un robo a escala planetaria. Porque hay muchos países hoy que su principal socio comercial es Asia en general y no los EEUU. Y sin embargo las empresas de esos países van igualmente a recibir transferencias del Estado por diferentes conceptos. Esto es ganar en las crisis.

Como siempre en la historia del capitalismo, con las crisis económicas por ellos creadas recurren siempre a la transferencia del dinero de los trabajadores a las empresas y bancos como solución. Como quien dice, y en lenguaje coloquial, en vista de los problemas que nosotros mismos hemos creado en todo el mundo y para aumentar las ganancias le damos más una apretada de tuerca al bolsillo de los trabajadores. Este será el resultado final de este proceso en la explotación sin fin del trabajo por el capital. ¿Aprovecharán este crisis los trabajadores del mundo para comenzar a organizarse planetariamente y luchar por sus intereses?

 

 

Patricio Serendero

[i]     Se substrae importaciones de exportaciones y se divide por importaciones. El resultado expresado en porcentaje se divide por dos para mostrar benevolencia. Y luego se redondea.

[ii]    Marx ha explicado esto en su trabajo de aplicación de su propio método de análisis de la Historia: el materialismo histórico derivado del materialismo dialéctico.

[iii]   Rand Corporation, Report 2019, «The Origins of the Current International Order and the Future of Global Governance», Autores: Michael J. Mazarr, Ashley L. Rhoades, Stephanie Pezard, entre otros.

[iv]   Fondo Monetario Internacional. Proyecciones para 2025. Ver Tabla comparativa en https://www.imf.org/es/Publications/WEO/Issues/2025/01/17/world-economic-outlook-update-january-2025



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