
La desigualdad como herida abierta: Gonzalo Winter llama a enfrentar la concentración de la riqueza
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En su campaña por las primarias de Convergencia Social, el diputado Gonzalo Winter instala la desigualdad como eje central del debate político. Propone enfrentar la concentración de la riqueza y recuperar una política transformadora para Chile.
En el marco del debate presidencial de Convergencia Social, el diputado Gonzalo Winter lanzó un mensaje que apunta al corazón de uno de los problemas más persistentes del país: la desigualdad. “Vivir en Chile no tiene por qué ser una experiencia agotadora”, señaló en su franja, proponiendo una conversación política centrada en la concentración de la riqueza y la injusticia estructural que atraviesa la sociedad chilena.
Winter no escatima en diagnóstico. Chile, dice, sigue marcado por una herida histórica que décadas de crecimiento económico no han logrado cerrar. “Aunque algunos prefieran no verlo, la desigualdad estructural sigue siendo uno de los grandes problemas del país”, escribió recientemente en sus redes sociales. Una afirmación que busca reorientar el foco del debate político hacia lo que considera una deuda esencial: la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
La desigualdad no es caricatura
Lejos de relativizar el problema, el diputado por el distrito 10 insiste en que hablar de desigualdad no es una exageración ni una consigna vacía. “No es una caricatura: es una tarea pendiente”, ha recalcado. La frase no solo interpela a sus adversarios en el espectro político, sino también a una izquierda que, a su juicio, ha tendido a normalizar ciertas formas de desigualdad al quedar atrapada en una lógica institucional que evita confrontar los intereses del poder económico.
En su franja presidencial —difundida en el marco de las primarias de su partido— Winter plantea que Chile es un país injusto, pero con un pueblo “creativo, trabajador y lleno de fuerza”. Es esa energía social la que, afirma, podría abrir paso a un nuevo proyecto de país, siempre y cuando la política asuma su rol transformador.
Un horizonte sin clases sociales
Desde una perspectiva inspirada en el legado de Salvador Allende, Winter ha manifestado que su objetivo es avanzar hacia “una sociedad sin clases sociales”. Una consigna potente, pero también ambiciosa, que ha sido recibida con escepticismo por algunos sectores, incluso dentro de la izquierda. En una reciente entrevista, el propio Winter admitió no tener aún una definición teórica precisa de lo que eso implicaría en la práctica, lo que ha dado pie a críticas sobre la falta de claridad de su propuesta.
No obstante, su apuesta parece ir más allá del eslogan: busca reinstalar la idea de que el país puede aspirar a algo distinto al modelo actual. Para Winter, la desigualdad no solo se expresa en el ingreso o la propiedad, sino también en la salud, la educación, la vivienda y el acceso al poder. El problema es sistémico y, por tanto, requiere una transformación de fondo.
¿Nueva generación, nueva política?
El llamado de Winter se inscribe en una generación política que nació al calor de las movilizaciones estudiantiles y que hoy intenta disputar los términos del debate institucional. En ese marco, su discurso apunta a devolverle contenido a una política que ha sido vaciada de sentido en las últimas décadas.
Pero la pregunta que queda abierta es si bastará con el diagnóstico. En un escenario político tensionado por el avance de la derecha, la desafección ciudadana y las divisiones internas del oficialismo, las propuestas de transformación radical requieren más que voluntad: necesitan articulación social, coherencia programática y, sobre todo, una visión estratégica de largo plazo.
La urgencia de la desigualdad
Chile enfrenta hoy una paradoja. Aunque ya no vive las urgencias sociales del siglo XX, la desigualdad sigue presente como una marca indeleble. Las cifras de concentración de la riqueza no han disminuido de forma significativa, y el acceso a derechos fundamentales aún depende del lugar que se ocupa en la escala social.
Frente a este escenario, Gonzalo Winter propone una conversación franca y política sobre las causas y las consecuencias de esta desigualdad. Una propuesta que, si bien aún carece de definiciones concretas, apunta en la dirección correcta: hacer visible lo que muchos prefieren callar, y recordar que ningún país puede construirse sobre una base injusta.
Serafín Rodríguez says:
La cuestión de fondo es que se trata de un problema estructural que se sostiene y mantiene no sólo por la correlación de las fuerzas políticas que no tiene visos de cambiar sino que muy principalmente y de manera determinante por los factores reales y efectivos de poder que rigen al país. Mientras estos factores ejerzan su poder y control del país, no hay cambio posible.