Crónicas de un país anormal

Un repaso a las comunas y el clasismo en Chile

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Cuando se avecinen las elecciones municipales sería  provechoso dar un vistazo, así sea somero, sobre la realidad de las comunas de Chile. El pódium de la calidad de vida lo ostentan Providencia, Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea y La Reina, mientras que las Comunas de peor calidad de vida son La Pintana, Lo Espejo, Cerro Navia y La Granja, entre otras.

 

En la tasa de mortalidad están a la cabeza las comunas de Cerro Navia, 8,7%, La Granja, 8,3%; La Pintana, 7,4%. En Comunas donde se muere más tarde incluyen a Providencia, con 3%; Las Condes, con 3,9; Vitacura, con 4,7%; Lo Barnechea, 4,7%. La diferencia en esta variable es de 1 a 10, es decir, los ricos viven 8 veces más años que los pobres.

 

Hay dos momentos estelares en que nadie puede elegir: cuándo, cómo y dónde nace, y lo mismo para la muerte – que nunca llega la víspera, salvo la muerte por voluntad propia que para Albert Camus es el problema principal de la filosofía -.

 

El 10%  más rico de Chile tiene un ingreso superior a 27  veces más que el 10% más pobre; el índice Gini en Chile es del 0,5%, muy parecido al de Alemania antes de cobrar impuestos, pues en Chile, después de la recaudación en Gini no cambia nada. La región más pobre de Chile es Araucanía: los indígenas ganan $132.000 al mes, 29% menos que los no pertenecientes a los pueblos originarios; la siguen las regiones de Bío Bío, El Maule y Tarapacá.




 

En la actualidad la pobreza es medida por la Encuesta CASEN en dos categorías: la primera, por ingresos y, la segunda, multidimensional, (es decir, considera la salud, el trabajo y la seguridad social, la educación, vivienda y redes sociales de apoyo).

 

Según la CASEN, el índice de pobreza por ingresos en el país  es del 11%, y la indigencia, un 3%; la multidimensional asciende a 20,7% de pobreza y a 8,2% en indigencia. Según estos datos en Chile habría más de un millón de pobres, y se deja de ser pobre con un ingreso familiar con un ingreso familiar superior a $400.000 mensuales.

 

Según la Fundación SOL estos índices no consideran variables muy importantes como el arriendo supuesto; el salario promedio de los trabajadores es menos de $400.000 mensuales; los más ricos se llevan el 33% del PIB. La mitad de los chilenos gana menos de $350.000 mensuales; el  70% de los chilenos tiene un ingreso inferior a $516.000 mensuales.

 

Se supone que en democracia el poder reside en el pueblo, sin embargo, las más altas tasas de abstención en las elecciones se ubican en las Comunas de La Pintana, Lo Espejo, Cerro Navia y La Granja, mientras que la más alta participación se da en Providencia, Las Condes, Lo Barnechea y Ñuñoa, de donde se colige que los más ricos eligen su propio gobierno, lo cual equivale a afirmar que en Chile tenemos una democracia bancaria y plutocrática.

 

Las Comunas con más baja escolaridad – tres años en promedio – son General Lagos, Alto Bío Bío, Cholchol, Galvarino, Cochrane y Panlahue.

 

El ideal de los ricos es que los pobres no se vean, y hay que ubicarlos en las zonas periféricas de las ciudades y que sólo aparezcan cuando van a trabajar para los ricos – en el caso de Santiago, al “barrio alto”-. Durante la dictadura, Pinochet empleó la “eutanasia”, no sólo por el exterminio de los pobres, sino también cambiándolos de algunas comunas a verdaderos guetos en la las zonas marginales de las ciudades.

 

Ser elegido alcalde de Providencia, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea es mil veces mejor que el cargo de parlamentario o Presidente; estas Comunas cuentan con sendos presupuestos de millones de dólares, por consiguiente, pueden darse el lujo de contar con servicios de excelencia para la comunidad, entre ellos, Consultorios, Casas de Cultura, autobuses eléctricos, teatros municipales e, incluso, museos de cera. (Con razón, el alcalde Joaquín Lavín, por ejemplo, prefiere el cargo de edil, en el cual es amado, a la presidencia de la república que termina siendo odiado).

 

En todas las encuestas sobre percepción de la corrupción las municipalidades ocupan el primer lugar, y las comunas más pobres van a la cabeza, (la televisión y otros medios de comunicación han dado a conocer a la opinión pública sobre escándalos de abusos y falta a la probidad, en las Comunas de San Ramón, Lo Espejo, Buin y San Fernando, entre otras).

 

El 70% del largo tiempo de los noticiarios por televisión están dedicados a la delincuencia, pues es noticia y tiene rating. La mayoría de los asaltos y portonazos es de gente que proviene de las Comunas pobres: un hecho delictual es noticia si ocurre en una Comuna rica y no en una pobre, que se ventila como un asunto común y corriente, (en Puente Alto asesinaron a cinco personas, mientras que en Las Condes intentaron robar el auto del sobrino del alcalde de Vitacura, y claro, la publicidad se dio para el segundo).

 

En la iglesia tradicional se prometía a los pobres el paraíso luego de su peregrinaje por este “valle de lágrimas”. Quienes ahora viven en las Comunas pobres están obligados a enclaustrarse entre rejas, pues si osan salir, podrían ser asaltados o baleados entre mafias de narcotraficantes.

 

En las Comunas ricas la vigilancia por parte de carabineros y de guardias municipales no tiene punto de comparación de comparación con el número de policías que colaboran para erradicar la delincuencia en las pobres.

 

El destino de un niño pobre, que tuvo la mala suerte de nacer en una Comuna de deficiente calidad de vida, es convertirse en soldado de narcotraficantes, terminar en la cárcel, como sus padres y, posiblemente, morir muy joven. La mano invisible del mercado se encarga de adelantar el fin de los días de los más pobres.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

20/08/2019          

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