El bombardeo estadounidense a instalaciones nucleares iraníes marca un punto de no retorno y abre un escenario de guerra abierta entre Washington y Teherán, con consecuencias imprevisibles para Medio Oriente y el mundo.
El ataque sorpresa de Israel a Irán el 12 de junio no solo violó normas internacionales: desató una guerra sin precedentes cuyas consecuencias podrían redibujar el mapa político del Medio Oriente. Estados Unidos apostó por un golpe fulminante para instalar un gobierno amigo en Teherán, pero el plan fracasó. Hoy, Israel enfrenta su peor crisis militar, con ciudades bajo
En su segundo mandato, Donald Trump ha profundizado la polarización y desatado una ola de protestas sin precedentes. La marcha “No Kings” y la militarización de Los Ángeles reflejan el creciente rechazo ciudadano a un gobierno que opera cada vez más como un régimen autoritario. La indignación, antes esporádica, ahora se transforma en resistencia sostenida.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abandonó de manera anticipada la Cumbre del Grupo de los Siete (G-7), que se celebra en las Rocosas de Kananaskis, Canadá, debido a que el conflicto entre Israel e Irán se intensificó. Antes, el mandatario publicó en redes sociales que Teherán debía ser desalojada inmediatamente.
Cientos de miles de manifestantes– los organizadores dicen que millones– realizaron ayer más de 2 mil actos de protestas en los 50 estados de Estados Unidos, en la expresión más grande de repudio y resistencia contra las políticas de Donald Trump desde que comenzó su segundo periodo presidencial.
La ofensiva israelí contra instalaciones nucleares en Irán, ejecutada sin respaldo de Estados Unidos, revela la pérdida de control de Trump sobre Netanyahu y pone fin a los esfuerzos diplomáticos, mientras la región se aproxima peligrosamente a una guerra abierta.
Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 51 segundosLo que fue una de las alianzas más insólitas y poderosas de la política y los negocios en Estados Unidos terminó esta semana en un estallido mediático. La relación entre el presidente Donald Trump y el magnate Elon Musk se quebró de forma abrupta y en malos términos, […]
Trump ahora quiere acabar con la universidad de Harvard. Es que todo lo que tiene que ver con la cultura, con la inteligencia, con el pensamiento ilustrado, le molesta como una afrenta personal. Y todo lo que sea extranjero, es decir que no sea nacido en Estados Unidos, también.
No es el triunfo de una nación, sino la aceptación de su decadencia. No fue elegido en el apogeo de su gloria, sino en el crepúsculo tranquilo de su confianza imperial. La elección del Papa León XIV nos habla menos de la grandeza estadounidense que de su repliegue. Que la Iglesia católica, una de las instituciones políticas más antiguas del mundo, haya estado dispuesta a