
La reciente arremetida de Carozzi, Nestlé, Ideal, Unilever y CCU contra el Ministerio de Salud por el decreto que obliga a incluir la advertencia “evita su consumo” en los productos con sellos negros vuelve a desnudar un patrón repetido en la historia del modelo chileno: la primacía de los intereses corporativos sobre la salud colectiva. No se trata de un debate menor,














