Chile al Día

Aniversario y homenaje a caídos en Neltume

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En la ciudad de Valdivia, los días 14 y 15 de agosto, se desarrollaron jornadas de homenaje y despedida a dos compañeros del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro: Óscar (René Bravo Aguilera) y Rigo (Julio César Riffo Figueroa).

En una hoja impresa que fue repartida entre los asistentes se entregaron algunas semblanzas de ambos compañeros.

Respecto de Julio César Riffo Figueroa, allí se expresa:

 

“Nombre político RIGO, integraba el Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro. Es detenido en Malalhue el 30 de agosto y asesinado el 21 de septiembre de 1981. Era obrero maderero, originario del fundo Toledo (a orillas del lago Panguipulli), casado y padre de un hijo. Tenía 30 años de edad. El Rigo era el palomilla del grupo, alegre y dicharachero, bueno para la talla. Andaba con la risa a flor de labios y provocaba risa con mucha facilidad. Era también un hombre sencillo y humilde. Su gran aspiración para luego de la victoria era llegar a ser el chofer del ‘Comandante en Jefe de la Revolución’ y punto. Encontraba que eso era bacán, que lo iba a pasar pulento, que iba a estar siempre donde las papas queman, etc. Había regresado clandestinamente en la operación retorno del MIR desde el exilio en Holanda.




 

 

En relación con René Eduardo Bravo Aguilera, se relata:

“Nombre político “Óscar”, Integrante del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro. Es detenido en Malalhue el 30 de agosto y asesinado en la montaña el 21 de septiembre de 1981. Era obrero maderero; originario de Neltume; casado, padre de tres hijos. Tenía 25 años de edad. Su paso por la tortura y la cárcel le había causado daño a un oído, por lo que usualmente debía girar un poco la cabeza para poder oír bien con su oído bueno. De allí también viene el apelativo de “el Sordo”. Pero además sufría de úlceras y dolores de espalda, que a pesar de innumerables exámenes médicos (sobre todo durante su exilio en Holanda), nunca se logró determinar sus causas. Era amante del folclore chileno, andino y latinoamericano. Siempre tarareaba canciones, o citaba partes de letras de canciones para zanjar una discusión o para intervenir con espíritu jocoso. El Sordo era esencialmente un tipo alegre. Regresó clandestinamente en la operación retorno del MIR.”  

 

Las actividades comenzaron el día miércoles 14 a las 11 de la mañana, en el Servicio Médico Legal de Valdivia, lugar donde se congregaron decenas de compañeros y compañeras acompañando a los familiares en la entrega de los restos mortales de René y Julio. Estas fechas no fueron al azar, ya que fue José Bravo Aguilera, hermano de René Bravo, quien las eligió teniendo en cuenta la fundación del MIR el 15 de agosto de 1965, Partido en que militaban los combatientes asesinados en Neltume el 21 de septiembre de 1981.

 

Los familiares, después de haber recibido los restos de sus seres queridos de manos de los funcionarios del Servicio Médico Legal – quienes tuvieron un comportamiento lleno de delicadeza, humanidad, solidaridad y fraternidad, que ayudó en la contención de tan emotivo y doloroso momento – permitieron que las compañeras y compañeros presentes pudieran también ingresar a la sala en donde los restos óseos, cuidadosamente ordenados sobre una mesa metálica, reconstruyendo el esqueleto de cada uno de ellos, reposaban junto a sus ropas. Esta impactante imagen provocó fuertes emociones en todas las personas presentes, quienes en silencio recorrieron con su mirada cada uno de los fragmentos, en algunos de los cuales las huellas de la brutalidad criminal clamaban por justicia y castigo a los culpables. Con mucho dolor y cariño, los familiares fueron colocando cada uno de los fragmentos y ropas de Óscar y Rigo en dos pequeñas urnas de madera, para trasladarlos hasta la Casa de la Memoria de Valdivia y realizar allí el velorio correspondiente.

 

Los féretros fueron colocados en la pieza de entrada a la Casa de la Memoria, rodeados de banderas del MIR, de la Resistencia, del Destacamento Toqui Lautaro y distintos arreglos florales, destacando un gran corazón rojinegro confeccionado con flores de papel por las compañeras del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume. Comenzó así una larga jornada en donde un gran número de compañeros y compañeras llegaron a rendir homenaje a estos luchadores populares, y compartir vivencias y testimonios militantes, junto a las semblanzas de vida entregados por los familiares.

 

Alrededor de las siete de la tarde comenzó un acto conmemorativo con la proyección de un pequeño video sobre una de las murallas de la Casa de la Memoria, en el que se entregaron antecedentes de la opción militante de Óscar y Rigo, su participación en las luchas y en el trabajo de construcción del Complejo Forestal y Maderero de Panguipulli, como asimismo de la decisión de regresar clandestinamente a Chile para combatir a la dictadura. Luego se ingresó hacia la sala principal, donde José Bravo, hermano de “Óscar”, dio por iniciado en forma oficial el velorio de estos dos integrantes del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro.

 

José Bravo, en parte de su intervención, manifestó:

 

“Hoy estamos homenajeando a dos compañeros que fueron trabajadores del Complejo, que fueron obreros, que fueron militantes del Mir, que fueron hechos prisioneros y torturados después del golpe, que los mandaron al exilio y allá ellos continuaron avanzando en su compromiso y en sus conocimientos político militares, para volver a luchar por un país mejor.

 

Yo los conocí cuando se iniciaron en la cosa política, ya que formaron parte de la base de jóvenes del MIR de la cual fui el encargado (…) En el tiempo de la explotación como obreros ellos habían conseguido lo que yo llamo un instinto de clase, y eso es cuando los trabajadores piensan en organizarse en Sindicatos y luchar por sus derechos.”

 

Más adelante hizo una completa exposición histórica en donde contextualizó la forma en cómo se desarrolló la organización obrera y popular y las luchas que, comenzando con las tomas de terreno, permitieron conformar el Complejo Forestal y Maderero de Panguipulli, esa gran empresa maderera que funcionó exitosamente controlada por los propios trabajadores, los cuales, junto con definir en forma democrática y autónoma las líneas de acción para la explotación, producción y distribución de la riqueza forestal, implementaron una serie de medidas sociales en vivienda, alimentación, educación y salud, que cristalizó en el ejercicio directo del Poder Popular. “La experiencia vivida en el Complejo fue como vivir en el socialismo”, expresó José Bravo, agregando que  “Ellos decidieron integrarse al Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro para venir a luchar por su país. Esa es la instancia más alta, digo yo, de compromiso y de convicción de una persona que decide tomar las armas para luchar por su pueblo. Que hayan decidido volver era parte de esa conciencia política superior que habían adquirido, para decidir combatir sabiendo que podían morir.”

 

“Mañana vamos a sepultar a estos compañeros y quiero resaltar y agradecer la forma en que se comportaron en el Servicio Médico Legal los funcionarios, ya que lo hicieron en forma respetuosa, cariñosa, dispuestos a hacer contención a toda la gente que sufrimos ahí.

 

(…) En el caso del 81 ya van 38 años y todavía no hay justicia. La justicia no tiene ninguna razón para justificar su falta de accionar y eso aumenta en los familiares y en todos los compañeros el dolor tan grande que existe. Vamos a seguir luchando para que se haga justicia, porque los compañeros que volvieron a luchar, no solo aquí, sino en todo el país, merecen que tengan justicia. Cuando se produce la muerte de cualquier compañero, en cualquier lugar que está luchando por un mundo mejor, nosotros sentimos este mismo dolor. Este homenaje y velorio nos sirve para paliar un poco el dolor que sentimos en estos momentos.”

 

La ceremonia siguió desarrollándose con la participación de cantautores intercalada a los diferentes testimonios y vivencias entregadas por familiares, compañeras y compañeros provenientes de distintas ciudades y localidades del país.

 

Ibar Leiva, integrante y sobreviviente del Destacamento Guerrillero Lautaro relató que conoció a ambos compañeros en el exilio, en Holanda, “donde estuvimos muy poco, un par de años, ya que prontamente empezamos a pensar en que teníamos que volver y eso tenía que ver con nuestro compromiso militante. Ese tiempo lo aprovechamos para prepararnos mejor, para conocernos mejor y para esperar el momento en que se nos ofreciera la posibilidad de volver a luchar a Chile.

 

Una de las características del grupo y que estos dos compañeros tenían es que éramos bastante alegres a pesar de los riesgos que implicaba asumir una tarea de este tipo. A ninguno de nosotros nos gustaban las armas porque sí, pero los sueños de nuestro pueblo se proyectaban más allá del fusil que empuñaríamos.

 

A Óscar siempre le gustaba andar cantando  “Yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar, y una novia muy hermosa que se llama libertad”. Por eso es necesario recoger su experiencia y rendir un homenaje a estos compañeros que dieron su vida por tratar de construir una sociedad mejor.”

 

Yolanda Ávila, compañera de José Gregorio Liendo, quien reside actualmente en La Habana,  también estuvo presente en este homenaje resaltando la valiosa colaboración entregada por el gobierno cubano al MIR, a sus militantes y al proyecto político militar impulsado por el Partido en la denominada Operación Retorno. De igual forma, compañeros de la Unión Rebelde, del Partido Socialista y del Rodriguismo, se sumaron a las palabras de homenaje para los combatientes Óscar y Rigo.

 

Juanita Riffo Figueroa, hermana de “Rigo”, leyó un texto donde relató lo siguiente:

 

“El retorno a Chile de mi hermano nos sorprendió el día 21 de septiembre de 1981. Ese día escuchábamos una noticia en la que informaban que Julio César Riffo Figueroa, mi hermano, había sido asesinado. Fue un golpe muy duro para la familia y desconsolador para mis padres hasta el fin de sus días. Pero lo que no se apagó nunca son los recuerdos que tenemos de él, en los que desde muy joven demostró sus ideales. Cuando yo era niña mi hermano cursaba la enseñanza media en un liceo de Dollinco, tengo recuerdos que él era un buen estudiante y que tuvo un cargo en la directiva del Centro de Alumnos, donde organizó un paro en el liceo en protesta contra el despido injusto de un profesor. Él siempre me decía que estudiara y me repetía una frase: “todos los días se aprende algo “. Cuando Julio terminó sus estudios comenzó a trabajar muy joven en el fundo Toledo. Recuerdo que le gustaba mucho conversar con los trabajadores más adultos, todas las anécdotas y vivencias que ellos le contaban. Ahí también se interesó por entrar al MIR. Recuerdo que tenía cajas llenas de libros, lo que demostraba el interés que tenía por la causa. Me decía: “hermana, si quieres saber historia, ahí tiene un libro del Che Guevara”. Cuando vino el golpe mi hermano estuvo varios años privado de libertad, sufriendo las atrocidades junto a otros compañeros. En su vivencia en la cárcel a mi madre le decía “tu comida estaba pulenta mamá”. Le encantaban las arvejas verdes que ella cocinaba. En su exilio en Holanda mi hermano me enviaba cartas en las que me pedía “que cuidara a sus viejitos”. A través de ellas nos contaba de sus esfuerzos por manejarse con el idioma y con las costumbres de aquel país. En una de esas cartas también nos contó que había conocido a Berta, una mujer hermosa, con la cual tuvo su único y bello hijo Julio César. Por eso ahora, a pesar del dolor que sentimos en estos momentos, nos encontramos de alguna forma más tranquilos, ya que esperamos que después de este largo proceso encontremos verdad y justicia.”

 

Una gran cantidad de compañeras y compañeros permanecieron durante toda la noche compartiendo y acompañando los restos mortales de Óscar y Rigo, dos nuevas estrellas rojinegras que se integran al firmamento de las y los imprescindibles.

 

A tempranas horas del día jueves 15 de agosto, René Bravo Aguilera y Julio César Riffo Figueroa fueron homenajeados con la interpretación del himno del MIR “Trabajadores al Poder”, recordando la fecha en que, hace 54 años atrás, se fundó el Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Pasadas las nueve de la mañana se trasladaron los ataúdes hasta el Cementerio de Valdivia para ser sepultados. En el camposanto, antes de trasladar los féretros hasta las respectivas sepulturas, las urnas de Óscar y Rigo se depositaron bajo unos añosos árboles, lugar en donde se realizó un pequeño acto de homenaje en el que familiares, compañeros y compañeros, nuevamente los recordaron.

 

 

Ibar Leiva, el compañero “Moi”, leyó un testimonio titulado “PALABRAS PARA ÓSCAR Y RIGO”, en parte de las cuales expresó:

 

 “ Un día cualquiera, triste y frio como fue nuestro exilio en  aquellas tierras lejanas, pasó el Paine por nuestras casas para decirnos, con la sencillez, calidez y firmeza propia de un hombre de pueblo que le caracterizaba: “Cabros, la Patria nos espera y quiero que se vayan conmigo al Frente…” y después, con gran serenidad y convicción, remataría diciendo: “El MIR, nuestro Partido, nos necesita combatiendo en Chile y ustedes han sido elegidos para ser parte de la vanguardia…” Y luego, al ver nuestra cara de impresión y sorpresa, agregaría: “Volveré la próxima semana para que me respondan y no lo hagan público porque esta será una misión trascendental por lo que exige una máxima compartimentación….”

 

Y así fue como Rigo, Oscar, Víctor y Moisés, residentes en Holanda, nos despertamos guerrilleros ya que sin titubear, le dijimos al Paine: “yo voy contigo huacho…”

 

 

Maribela Vidal, esposa de René Bravo Aguilera, agradeció la presencia de todos los compañeros y compañeras que acudieron a despedir y homenajear a los combatientes populares,  expresando en parte de su intervención:

 

“René no se ha ido, él está en el Wenumapu y me acompaña en todas las luchas, en la clandestinidad cuando regresé a Chile y después en las luchas que llevamos adelante como pueblo mapuche por recuperar nuestras tierras y nuestra cultura. Fue un muy buen guerrillero, el hombre consecuente, el que se preparaba, el que estudiaba y luchaba para cumplir el sueño de cambiar las condiciones de vida de la clase obrera, del campesinado en nuestro país. Creo que ese sueño sigue vigente y está presente, probablemente en otras formas, pero debemos seguir la lucha.”

 

 

 

 

José Bravo Aguilera, realizó una intervención reiterando los conceptos y el contexto histórico en que se desarrolló la lucha, tanto en el periodo del Complejo Forestal y Maderero, como en el período de la dictadura, destacando las cualidades y el compromiso militante de su hermano René, de Julio y de los demás compañeros del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro, para invitar, posteriormente, a todas las personas presentes a acompañar los restos de Óscar y Rigo, los que en forma separada fueron trasladados y depositados en sus respectivas tumbas, en donde se les despidió con nuevas intervenciones, testimonios y canciones, incluyendo la interpretación de “La Internacional” y el himno del MIR,” Trabajadores al Poder.”

 

En la tumba de la familia Bravo Aguilera, Amelia, combatiente popular, compañera de militancia y lucha de Óscar y Rigo, con voz emocionada, en parte de su intervención expresó:

 

“Nos hemos reunido aquí para brindar un homenaje póstumo a nuestros dos queridos compañeros, amigos y seres humanos entrañables, Óscar y Rigo. Los recuerdo hoy, no como los héroes que ahora son, sino como dos personas sencillas, humildes, querendonas, tranquilos, trabajadores, y, sobre todo, alegres. Dos compañeros confiables en los que, nosotros, los que estamos vivos hoy día, depositamos nuestras vidas en sus manos y ellos las suyas en las nuestras (…) Los quisieron acallar, enterrar en la montaña, convertirlos en forajidos, en malvados, en seres sin escrúpulos, pero ya ven, una vez más Óscar y Rigo los hacen morder el polvo de la derrota. Ellos, hoy, renacen como el ave Fénix de las cenizas para convertirse en ejemplo de las nuevas generaciones, en ejemplo para nosotros, para todos, no solo en esta delgada faja de tierra llamada Chile, sino que para nuestros hermanos latinoamericanos, europeos, africanos. Ellos, allá lejos, saben de su lucha, su valor y su consecuencia. Pasaron a formar parte de las banderas de la libertad que hoy agitan los pueblos conscientes en diferentes lugares de la tierra. Son semillas de árboles milenarios que nada ni nadie podrán acallar. ¡Honor y gloria por siempre!, ¡Patria o muerte, venceremos!”.

 

Al terminar la ceremonia de sepultación, nadie quiso retirarse inmediatamente del Cementerio, ya que por largo rato los y las asistentes permanecieron en silencio, seguramente reflexionando sobre la vida de estos combatientes populares asesinados en Neltume, pero al mismo tiempo recordando a todas las compañeras y a todos los compañeros caídos en la lucha en contra de la dictadura.

Guillermo Correa Camiroaga, Valdivia 16 de agosto 2019

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