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Frente al debate electoral: levantar candidaturas obreras independientes desde las bases

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El reciente llamado de Luis Mesina —histórico vocero de la Coordinadora de Trabajadores No+AFP— a romper con las direcciones tradicionales convocando a las organizaciones de base a tomar la conducción del movimiento social, se suma a un debate abierto en la izquierda, resultado del inminente advenimiento del verdadero tsunami electoral que se nos viene encima. Marcel Claude, desde el Partido de Trabajadores y Ecología, promueve una nueva Unidad Popular desde un espacio político unitario en el que participamos. Jadue, por su parte, está en estos momentos inéditamente trenzado en un debate con la DC, alejándose de las tradicionales posiciones conciliadoras de su partido, el PC.

En las estructuras asamblearias, Primera Línea Revolucionaria, Coordinadora de Asambleas Territoriales, en Valparaíso, desde el Cerro Barón, el debate toma aún mayor intensidad. Se suma el cuestionamiento de la propia intervención electoral y la necesidad de articular un proceso constituyente desde las bases, como genuina expresión de democracia directa y continuidad del levantamiento popular del 18 de Octubre.

Este es el espacio político en el que hemos de intervenir con la declarada voluntad de plantear la necesidad de articular la lucha por el poder, por un Gobierno de Trabajadores y el Socialismo. El sentido de este debate electoral es el de potenciar la organización y la movilización, únicos motores de las transformaciones revolucionarias que el proceso demanda. En este sentido invitamos a todos los grupos políticos que se identifiquen de la clase obrera y el socialismo a participar activamente de este proceso entendiéndolo no como un mero acto electoral, sino que utilizando la tribuna que abre el régimen para unificar y clarificar posiciones.

De nada sirve que desde El Porteño levantemos una candidatura con el programa revolucionario, si es que esa acción no va acompañada de una discusión más amplia y de un esfuerzo de organización unificador que comprometa a sectores de base. Creemos, por lo mismo,  que más allá de participar llamando a votar APRUEBO, que lo hacemos, la verdadera perspectiva para poner en pie una nueva dirección de trabajadores es el levantamiento de candidaturas obreras, de trabajadores, desde las bases. El debate político por su conformación, en el que pelearemos bajo la bandera de la revolución socialista, es imprescindible. Sin este proceso, la izquierda revolucionaria volverá a quedar aislada y centrada en su papel histórico de amargados comentadores de derrotas, remando contra la abrumadora corriente democratizante.




Sumarse a una eventual lista parlamentaria del PC (Chile Digno) o Frente Amplio, partícipes objetivos de esta nueva transición bajo la sombra del Acuerdo por la Paz, condena a sus partícipes a la irrelevancia. Las cosas son lo que son y la masa trabajadora no hará la distinción si nos presentamos de la mano con los tradicionales —o menos tradicionales— aparatos del régimen. Ese camino está vedado si queremos contribuir a la formación de una nueva dirección política de trabajadores.

Por otro lado, la participación en este proceso, autoproclamándonos la nueva dirección, tendrá efectos similares. Los compañeros del PTR, a via ejemplar, han realizado un valioso aporte al debate político de la izquierda y sin embargo el asumir individualmente el desafío electoral tiene una doble trampa. Por un lado los obliga a legalizarse una y otra vez como resultado del escaso caudal electoral (inferior al 5%) y por otro los fuerza a tomar en sus manos una tarea que en esta fase histórica, corresponde al conjunto de las organizaciones que protagonizaron el último levantramiento.

No acusamos ni a estos compañeros, los del camino propio, ni a aquellos que ven con simpatía participar de las listas electorales del oficialismo (PC o FA) ni de traidores ni de reformistas. No. Tal forma infantil, de encarar los debates es la garantía de su insustancialidad política y de inveteradas prácticas sectarias.

La crisis capitalista no hace sino profundizarse. Ayer el Grupo Del Río, anunció que hará partícipe de un 20% de una de sus pesqueras a los trabajadores. El Grupo Saieh (Copesa) entrega síntomas de insolvencia que prefiguran una corrida bancaria. Más temprano, más tarde, resultado de la creciente depresión económica mundial, nuestro país volverá —como con el fin de la era del salitre— a vivir una profunda catástrofe económica, política y social. Ante ella, el levantamiento del 18 de Octubre no será sino considerada su preludio.

El derrumbe capitalista sólo puede ser enfrentado con una clara perspectiva clasista. Reivindicar la socialización de los grandes medios de producción; la democratización de las FFAA entendido esto último como el desmantelamiento de las escuelas de oficiales y su reemplazo como el pueblo en armas; un Gobierno de Trabajadores sustentado en la democracia directa y en las asambleas populares son las bases de una plataforma clasista frente a la crisis.

Debemos ir a la clase trabajadora, a sus organismos de base. Utilizar el debate político electoral para plantear la cuestión del poder. En lo inmediato, el proceso constituyente que quiere ser utilizado por el régimen para estabilizar al capitalismo debe ser aprovechado, desde los trabajadores, para abrir la lucha por una Asamblea Constituyente desde las bases, autoconvocada, originaria y lo más importante, sin Piñera.

La preparación de un nuevo levantamiento pasa por este debate unitario y debe proyectarse en todos los terrenos. Acogemos por lo mismo,  el llamado de Mesina, del propio Claude y el de todos los compañeros y organizaciones que ven en la perspectiva de clase, de frente de trabajadores, de unidad por la base, el camino de la transformación social revolucionaria. Cuando planteamos la necesidad de candidaturas obreras independientes, teniendo como base un frente de trabajadores, estamos hablando de unidad, lucha y organización. No unidad abstracta, sino que de las organizaciones que se han levantado en contra del régimen. Tal es la perspectiva clasista y tal el espacio, el de la lucha de clases y jamás el espacio institucional, en que se han de resolver los grandes problemas nacionales.

 

Por Gustavo Burgos

Fuente: el Porteño

Publicado en el Clarín de Chile con autorización el autor
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Abogado

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  1. Felipe Portales says:

    Cualquier estrategia que se adopte frente al «proceso constituyente» puede estar bien, siempre que se remarque que dicho proceso se convirtió en un fraude el 15 de noviembre pasado, al establecerse (¡de modo inmodificable ya que se estableció constitucionalmente!) un virtual veto de la derecha gracias al antidemocrático quórum de 2/3 para la aprobación de un «nuevo» texto constitucional en la Convención, cualquiera sea la modalidad que finalmente se apruebe en el plebiscito.

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