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¿Qué se juega este domingo en el plebiscito en Chile?

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El plebiscito por una nueva Constitución: ¿Qué se decide?

En este Plebiscito se decidirá si el país avanza en redactar o no una Nueva Constitución (la actual fue escrita por la dictadura militar en 1980, mantenida con algunas reformas por los distintos gobiernos en democracia), y qué organismos o instituciones la elaborarían: se votará también si una «convención constitucional» (100% electa en abril) o una convención mixta (50% electa en abril y 50% designada por el parlamento actual), ningunas realmente soberanas, pues no tendrán poder de decisión más que para escribir una nueva constitución respetando todos los viejos poderes actuales (gobierno, parlamento, etc.). Además con trampas del quórum 2/3, respeto a tratados internacionales y bajo la impunidad de represores. Mientras que no está la posibilidad de la Asamblea Constituyente Libre y Soberana.

Es clave tener en cuenta que en la ultima eleccion la abstencion fue histórica, cerca del 60%. Y en particular, en la juventud y las comunas o barrios mas periféricos (sectores bajos y medio-bajos) donde ahí las ultimas tasas de abstención llegaron al 70%, y varios analistas plantean que en esta votación habrá un salto en la participación.

En la primera papeleta se podrá elegir por dos opciones: «Apruebo» o «Rechazo» una nueva constitución. En esta instancia se juega disputa a la derecha en la región, – en un plano similar al que vimos en las elecciones en Bolivia del domingo 18 de octubre-. Por esto es una de las claves si arrasa o no el «Apruebo».

En la segunda papeleta, y en el caso que gane la opción «Apruebo», se habre una disputa contra Piñera y el régimen donde se decidirá por el órgano encargado de redactar la nueva constitución:




1) Convención constitucional, electa en su composición en un 100% por sufragio universal en las elecciones de abril del 2021, eligiendo 155 convencionales; con paridad de género.

2) Convención Mixta Constitucional, que en el caso de ganar esta opción, será conformada en un 50% por convencionales electos por sufragio universal, y un 50% electo por el actual Congreso vigente. En este caso serían 172 integrantes: 86 designados por el actual parlamento, y 86 elegidos por sufragio universal el 11 de abril del 2021, sin paridad de género en el caso de los designados por el parlamento.

¿Cómo nació el Plebiscito?

Este plebiscito nace del llamado “Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución” originado por el parlamento y en acuerdo con el gobierno de Sebastián Piñera.

Nació el 15 de noviembre del 2019 a horas de la madrugada, en un momento de enorme crisis en el país. Tan solo dos días atrás, se había llevado a cabo la huelga nacional más importante que el país haya vivido en décadas poniendo en jaque al gobierno de Piñera y a todo el régimen político. Una “acción histórica independiente” de masas de características revolucionarias y que puso en juego la posibilidad de la caída del Gobierno mediante la acción de masas.

Se trató el punto más alto de la rebelión popular iniciada el 18 de octubre del año pasado, con millones que enfrentaron al gobierno, a sus fuerzas represivas, a las fuerzas armadas que por primera vez desde la dictadura salían a controlar las calles bajo estados de emergencia y toques de queda. Cerca de 30 muertos, más de 450 personas con pérdida ocular (uno de los casos más emblemáticos, Gustavo Gatica, un joven de 24 años, perdió sus dos ojos a manos de perdigones de plomo de la policía mientras reportaba unos enfrentamientos); más de 2.500 presos políticos, cientos de ellos aún con prisión preventiva sin ninguna condena; torturas, apaleos y abuso político sexual. Todos hechos cometidos por la policía y fuerzas armadas.

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El “Acuerdo por la Paz” garantizó la impunidad de los responsables políticos y materiales de la represión. Pero fundamentalmente, salvó al gobierno de Piñera de su posible caída si se intensificaba la acción de masas y la huelga general; y a todo el régimen, cuyo parlamento buscó un acuerdo para “canalizar” la crisis y contener o desviar la lucha en las calles.

Ese Acuerdo, firmado por todos los partidos políticos, desde el UDI (Unión Demócrata Independiente, aliado estrecho del dictador Augusto Pinochet) pasando por la Concertación hasta el Frente Amplio (FA), posteriormente se transformó en una “reforma constitucional” donde el viejo régimen aprobó el inicio del proceso constitucional cuyo primer hito será el Plebiscito del día domingo.

La nueva constitución y sus normas deberán ser aprobadas por “dos tercios” que le entrega el veto a la minoría derechista; no se podrán tocar los tratados internacionales, que en su gran mayoría permiten el saqueo nacional por las grandes multinacionales en áreas desde la minería hasta las pensiones (las AFP); no podrán votar ni ser electos la juventud secundaria, aquella que inició la enorme rebelión popular que vivió el país; no podrán presentarse dirigentes sindicales o sociales sin renunciar a este rol; las convenciones serán electas por las reglas del actual sistema electoral parlamentario, que beneficia a los grandes partidos empresariales.

Y la más importante, que será supervisada por los poderes constituídos: no es ni libre ni soberana, pues sólo pueden redactar un texto constitucional nuevo, no puede decidir sobre nada más, y actuará en el marco del gobierno de Piñera y de las actuales instituciones en el marco de un escenario de muchas elecciones el 2021.

Retomar el camino de la movilización

Las calles luchaban por otro programa: Asamblea Constituyente y que se Fuera Piñera, para echar abajo toda la herencia de la dictadura. El grito ¡No son 30 pesos, son 30 años! De la rebelión denunció los 30 años de una transición post-dictadura, que ha mantenido y consolidado toda su herencia. Nuestras aspiraciones no han sido satisfechas, y se abrirá un período “constitucional” donde las calles tendrán mucho que decir.

Chile está entrando a un intento de desviar la rebelión popular, pero que sin embargo, es un escenario plagado de enormes contradicciones, desde la crisis económica y la pérdida de cerca 2 millones de empleos en el marco de la crisis sanitaria; hasta la crisis profunda que siguen las viejas instituciones del régimen.

Este domingo pasado, primer aniversario de la rebelión este 18 de octubre, fuimos más de 100 mil en Plaza Dignidad en Santiago, y miles en otras regiones.

Hay fuerzas para retomar el camino. Sin embargo, el FA y el PC (Partido Comunista) que dirigen las grandes organizaciones de masas y tienen peso electoral, ponen toda su fuerza en el “camino institucional”, incluso llamando a no movilizarse directamente como hicieron para el aniversario. Buscan llevar las ilusiones en el proceso constitucional respetando a los “poderes constituidos” a confiar que allí conseguiremos nuestras demandas y podremos derrotar al sistema y al régimen de los “30 años”, así como a nuevas alianzas con la vieja concertación supuestamente para “derrotar a la derecha”.

El PTR, impulsores de La Izquierda Diario, es la única organización política a la izquierda del PC y FA que cuenta con legalidad electoral en Antofagasta, Temuco, Valdivia y Puerto Montt y que este viernes presentamos la extensión nacional en la Región Metropolitana, Valparaíso y Arica, vienen impulsando activamente el «Comando por la Asamblea Constituyente Libre y Soberana», con cientos de trabajadores, jóvenes y mujeres a nivel nacional, acompañando el Apruebo para echar abajo la constitución de Pinochet, pero denunciando las trampas de las convenciones llamamos a anular las convenciones marcando AC libre y soberana – Fuera Piñera.

Para conseguir las demandas del pueblo trabajador por salud, pan, trabajo, pensiones, salarios, para impedir los ataques y precarización, para enfrentar la represión y brutalidad policial, se debe retomar el camino de la movilización y el programa de la rebelión, por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana y Fuera Piñera.

Hay que volcar la fuerza del Apruebo a la lucha de clases para que el pueblo trabajador no pague la crisis. Por eso se vuelve más urgente retomar los elementos de auto-organización de comités y asambleas, en particular desarrollarlos en los lugares de trabajo.

En este escenario dinámico, es necesario construir un Partido revolucionario de la clase trabajadora, que pelee consecuentemente por las demandas de la rebelión para que la crisis la paguen los grandes empresarios, en la perspectiva de un gobierno de los trabajadores. Un partido de miles de militantes en hospitales y centros de salud, en escuelas, en minas, puertos, industrias, servicios, en lugares de estudio y poblaciones, en las calles, con capacidad de combate y que construya una alternativa de las y los trabajadores, anticapitalista y socialista.

 

Fuente: La Izquierda Diario



Director La Izquierda Diario Chile / Partido de Trabajadores Revolucionarios

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  1. Felipe Portales says:

    Lo primero es contribuir a esclarecer a la sociedad chilena lo que muy bien plantea el articulista: Que el funesto acuerdo del 15 de noviembre fue esencialmente una muy hábil movida de «las dos derechas» para neutralizar la rebelión de octubre ya que establece una convención constitucional (¿no constituyente!) en que la voluntad mayoritaria no podrá imponerse, debido al antidemocrático e inmodificable quórum de los dos tercios que le da el mismo valor a 34 que a 66. Será difícil porque todos los grandes medios pertenecen a la derecha; y porque desgraciadamente ¡ni el PC y el PH! están denunciando esto y se están, en la práctica, convirtiendo en cómplices de la farsa y del engaño orquestado el 15 de noviembre.

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