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11 de julio de 1971, nacionalización del Cobre: el legado de Salvador Allende

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El 11 de julio de 1971, el presidente Allende marcó un hito en la historia de Chile al nacionalizar la industria del cobre, asegurando la soberanía y el control de los recursos naturales para el pueblo.

 

El 11 de julio de 1971, el presidente  Salvador Allende cumplió una de las decisiones más trascendentales en la historia de Chile: la nacionalización de la gran industria del cobre. Esta medida, que buscaba recuperar el control estatal de los recursos naturales y garantizar la soberanía económica de Chile, se convirtió en un hito fundamental en el proceso de transformación social y político de la nación.

Bajo el gobierno de Allende, Chile atravesaba una etapa de profundos cambios y reformas. Allende, líder del partido socialista y el primer presidente socialista electo democráticamente en América Latina, se había comprometido a llevar adelante una serie de reformas para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y los sectores más desfavorecidos de la sociedad. La nacionalización del cobre fue una pieza clave en este proyecto.

En ese momento, el cobre era la principal fuente de ingresos para Chile, representando cerca del 80% de sus exportaciones. Sin embargo, la industria del cobre estaba en manos de compañías extranjeras, que se beneficiaban enormemente de la explotación de los recursos chilenos mientras que el país recibía una pequeña fracción de las ganancias. Esta situación generaba una profunda desigualdad y dependencia económica.




La Corporación Nacional del Cobre de Chile (Codelco), fue creada por la ley 17450, de reforma constitucional, publicada el 16 de julio de 1971 durante la presidencia de Salvador Allende. Esta ley estatizó la Gran Minería del Cobre en Chile completando el proceso de adquisición que había iniciado el Estado de Chile durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, denominado «chilenización del cobre».

La nacionalización del cobre trajo consigo numerosos beneficios para Chile y su pueblo. En primer lugar, permitió al Estado chileno recibir una mayor parte de los ingresos generados por la industria, lo que se tradujo en un incremento significativo de los recursos disponibles para financiar programas sociales, educativos y de desarrollo económico. Además, Codelco se convirtió en una empresa altamente eficiente y rentable, lo que le permitió aportar importantes dividendos al país.

No obstante, la nacionalización del cobre también enfrentó diversos desafíos y críticas. Las compañías extranjeras afectadas protestaron y reclamaron por sus pérdidas, y algunos países tomaron represalias comerciales contra Chile. Además, la medida generó tensiones con sectores conservadores y poderosos intereses económicos dentro del país.

Tras el golpe militar que derrocó a Allende en 1973, muchas de las políticas y reformas implementadas durante su gobierno fueron revertidas, incluida la nacionalización del cobre. Sin embargo, el legado de Allende y su visión de una economía más justa y equitativa perduraron en la memoria y el corazón del pueblo chileno.

En la actualidad, la nacionalización del cobre sigue siendo un tema de debate y reflexión en Chile y en otros países que buscan manejar sus recursos naturales de manera responsable y en beneficio de sus ciudadanos. La experiencia chilena muestra cómo la nacionalización de un recurso estratégico puede ser una herramienta poderosa para promover el desarrollo y la justicia social.

El 11 de julio de 1971, Salvador Allende trazó un camino audaz hacia la independencia económica de Chile al nacionalizar el cobre. Su legado y su visión de un país más justo y equitativo continúan inspirando a generaciones futuras a luchar por un mundo en el que los recursos naturales sean utilizados en beneficio de todos. La nacionalización del cobre permanece como un hito histórico que marca el espíritu de un pueblo dispuesto a construir un futuro mejor

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