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Argentina elige hoy entre la democracia y la tiranía

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A escasas horas de los comicios de este domingo, la Cámara Nacional Electoral de la capital argentina renovó su advertencia a los dirigentes del ultraderechista La Libertad Avanza (LLA) sobre la reposición de boletas que pudieran faltar en las mesas de votación y determinó que esto será de su exclusiva responsabilidad.

La advertencia está firmada por la jueza federal con competencia electoral María Servini; el presidente de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, Jorge Morán, y el presidente de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sebastián Picasso.

A pesar de que los apoderados de LLA, Karina Milei y Santiago Viola, se desdijeron de sus acusaciones sobre un supuesto fraude en la primera vuelta, el 22 de octubre pasado, y reconocieron como legítimo el resultado de ese día, que terminó con siete puntos de diferencia en favor del candidato oficialista de Unión por la Patria, Sergio Massa, se mantiene una nebulosa amenazante. Queremos que la gente salga contenta y no me vengan a hablar de fraude, dijo la jueza Servini de Cubría al periódico digital Infobae.

El pasado 2 de noviembre, la Junta Electoral de Buenos Aires estableció que cada agrupación política debía entregar 10 mil paquetes de boletas, con un mínimo de 100 y un máximo de 350, dando de plazo hasta el 11 de noviembre. Pero éste se venció sin que LLA cumpliera, mientras Unión por la Patria sí lo hizo.




La Junta Electoral señaló también que esta situación no favorece el mejor desarrollo de los comicios, ya que con las boletas acompañadas sólo se cubrirán las expectativas de votos de 100 a 150 electores por mesa, sobre un padrón de 350, ante lo cual se decidió un sistema de contingencia que supone el envío de papeletas adicionales a las comisarías o juzgados de paz, por ejemplo.

Pero no exime a LLA de las responsabilidades, establecidas en la norma legal vigente, de reposición y distribución ante el faltante de las mismas que se pudiera producir durante la jornada electoral.

En Buenos Aires, la alianza de Milei no entregó la cantidad suficiente de boletas de acuerdo con la provisión por escuelas y mesas que obliga la ley, por lo que se le pidió que adoptara las medidas necesarias para que no haya faltante y evitar problemas y confusiones el día de los sufragios.

Cuatro décadas en juego

La definición más clara y precisa sobre lo que se espera para este domingo es que estamos ante una decisión tan importante como elegir entre la democracia o la tiranía, señalan analistas. Se juega la democracia, débil, pero que ha durado estos últimos 40 años con un enorme sacrificio de la población para mantenerla, pero también con grandes avances, que se produjeron entre 2003 y 2015, que nadie puede desconocer, añaden.

Democracia o tiranía, como han definido en estas horas, son las posiciones de ambos contendientes, toda vez que la candidata a la vicepresidencia en la fórmula de Milei, Victoria Villarruel, ya anunció que no se puede resolver el problema del país sin una tiranía. Además, la reivindicación de la dictadura militar (1976-1983) significa una fuerte embestida contra todo lo que se había logrado en favor de la memoria, la verdad y la justicia.

Si ganara el candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, sin duda se abrirá un nuevo liderazgo en el peronismo sin desconocer la importancia de la actual vicepresidenta y presidenta en dos periodos, Cristina Fernández de Kirchner, que es considerada la mayor dirigente política del país y tiene una fuerte adhesión en las masas populares, quien se mantuvo discretamente fuera de la campaña. La proscripción de esta líder, decidida con base en causas falsas y sin pruebas, como han evaluado juristas de distintos países, es de hecho un daño para este proceso electoral que no se puede olvidar.

Si gana Milei, según analistas, comenzará una dura lucha interna, especialmente después de que se asoció con el ex presidente Mauricio Macri, que, como advierten distintos analistas, con la voracidad de poder que siempre tuvo, intentará ser el poder detrás del trono. Lo mismo se sospecha de la candidata a vicepresidenta de Milei, Victoria Villarruel, quien niega los crímenes de lesa humanidad perpetrados en la dictadura y defiende a los militares condenados por genocidios. Ambos personajes podrían acorralar a Milei, al que consideran un títere.

Detrás de ellos está una declarada injerencia externa (Estados Unidos e Israel), de lo que nadie habla, a pesar de las propias confesiones públicas del dirigente libertario.

El problema principal que tienen ambos candidatos es la capacidad de hacer frente a la situación difícil que vive el país en estos momentos. Lo mismo que Milei, si gana Massa, que propone un gobierno de unidad nacional, terminar con la grieta y luchar contra la desigualdad entre otras medidas, estará obligado a dar respuestas muy rápidamente ante las fuertes demandas sociales.

 

 

Por Stella Calloni

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Corresponsal de La Jornada en Buenos Aires

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