Poder y Política Opinión e identidades

¿Delirio de persecución, mala conciencia o carerrajismo?

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 47 segundos

Considero increíble el nivel de delirio persecutorio de la derecha chilena. Apelan a la Sociedad Interamericana de Prensa por el nombramiento de Francisco Vidal como presidente del directorio de TVN. Y manifiestan su preocupación por lo que dijo. Vidal declaró que el canal público debería cubrir, prioritariamente, las noticias emanadas de las instituciones del Estado chileno y de las diversas autoridades del Estado, sean estas del signo político que sean : poder ejecutivo, poder legislativo, poder judicial, contraloría, fiscalía, etc.

Es increíble que algo, tan de sentido común, provoque este revuelo y escándalo.

Hoy en Chile, los medios de comunicación social se encuentran altamente concentrados en su propiedad. Obviamente, su línea editorial tendrá los sesgos que sus propietarios tengan. Eso es parte de lo que se estila llamar libertad de prensa. Libertad para que sus propietarios y aquellos en quienes ellos deleguen, presenten hechos, datos, informaciones, opiniones y juicios acorde a su visión de mundo. La libertad existe efectivamente si es que hay competencia y pluralidad de ideas, de énfasis diferentes, de lecturas diversas de la realidad. No existe cuando la presentación de los hechos, las opiniones, las miradas son absolutamente monocordes.

Si se enciende la televisión en la mañana (puedo hacerlo porque estoy jubilado), se encontrará, prácticamente, a todos los noticieros y matinales, presentando casi exclusivamente, noticias de delitos. La imagen que queda en la retina es equivalente a la que dejan las series de diversos programas (Netflix, Youtube, Prime, HBO, etc. que narran historias de Pablo Escobar, la mafia ucraniana o rusa, los clanes mexicanos, los mar as, la mafia italiana, entre muchos otros. Eso explica esa sensación de temor generalizado que se ha instalado en nuestra sociedad. Posiblemente más de alguien pensará que eso es lo que sube el rating, y por supuesto, los medios funcionan gracias al financiamiento de la publicidad. ¿Pero, por qué, un canal financiado por todos los chilenos, que funciona gracias a los fondos públicos, debería hacer lo mismo?




Chile, ha ido avanzando, progresiva y lentamente, en estándares democráticos. Nuevas instituciones se han ido agregando a la estructura del Estado, para velar por el cumplimiento de normas básicas para el operar  democrático. Hoy operan muchos controles que antes no existían: Consejo de la Transparencia, Consejo  Nacional de Televisión, Defensoría de la Niñez, Consejo Permanente para la Modernización del Estado, Gobiernos Regionales, Servicio Civil del Estado, entre muchos otros. ¿Somos por eso, una sociedad protegida frente a los enemigos íntimos de la democracia de los cuales nos habló Svetan Todorov? No, por supuesto que no. Es cosa de mirar algunos paises vecinos. Los excesos autoritarios están a la vuelta de la esquina. Pero en este caso, no ocurre así. Vidal es un político experimentado, dialogante, mesurado. Quizás asuste a la derecha el que sea un hombre de convicciones profundas y que acostumbra llamar las cosas por su nombre. En un país donde se miente tanto, dónde se abusa de la ingenuidad de gran parte del electorado, dónde se abusa de la desinformación y de los fake news, tener en el canal público a alguien así contribuye mucho más al pluralismo y a la libertad de información que continuar como estamos.

 

 

Por Antonio Elizalde

 

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Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



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  1. Felipe Portales says:

    Además, son muy ingratos. No valoran que los gobiernos de la Concertación les entregaron el monopolio de los medios escritos al provocar el exterminio -vía discriminación del avisaje estatal fundamentalmente- de «Análisis», «Apsi», «Hoy», «La Epoca», «Fortín Mapocho», «Pluma y Pincel», «Página Abierta», «La Bicicleta», «La Firme», «Siete», «Siete+Siete», «Rocinante», «Plan B», «Punto Final», etc. Que, asimismo han bregado persistentemente (desde Frei Ruiz-Tagle hasta Boric) hasta hoy para no devolverle los bienes confiscados a los sucesores de Víctor Pey para que no puedan relanzar «Clarín». Y tampoco valoran la privatización a grandes grupos económicos al Canal de la «U»; la neutralización del directorio de TVN por la derecha a través de la Ley de TVN de 1992. Y menos valoran las grandes concesiones de radioemisoras a consorcios extranjeros. Muy ingratos.

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