
La normalización de la barbarie: Racismo y silencio cómplice
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Chile: Un Espejo de la Crisis Global
Mientras en Estados Unidos las muertes de migrantes bajo custodia del ICE revelan un sistema fracturado, en Chile el racismo estructural se manifiesta a nivel institucional y cotidiano en ataques como el que afectó a Jeane Florvil, una mujer haitiana que en 2017 falleció tras ser criminalizada por autoridades que la acusaron falsamente de abandonar a su hija. Su caso, como el de Blaise, -migrante haitiana, fallecida recientemente en detención en Estados Unidos- expone cómo los Estados construyen enemigos inexistentes en los cuerpos migrantes, especialmente aquellos racializados. Hoy, las políticas chilenas de maltrato y los discursos de odio promovidos por figuras públicas y diversos medios de comunicación, refuerzan un clima de hostilidad bastante inducido.
Acá se usa al migrante como chivo expiatorio de problemas económicos. Es una estrategia para distraer de las causas de las crisis situadas en un modelo al beneficio de pocos y que precariza a millones de personas. A este propósito vale pensar en los efectos del Mito del Avestruz ante la crisis del capitalismo neoliberal y la crisis climática. El «efecto avestruz» no solo aplica a la economía o la migración. Ante las crisis de dominación neoliberal y sus consecuencias, ante la emergencia climática, los gobiernos y corporaciones insisten en negar lo evidente: el planeta colapsa mientras se desconocen las instituciones universales y los compromisos mundiales y además, para colmo, se subsidian combustibles fósiles.
Los migrantes, debido a las crisis económicas derivadas de la dominación y a las crisis climáticas —como ocurre con los haitianos desplazados, con las condiciones impuestas por las potencias coloniales y por terremotos y huracanes— son doblemente castigados: víctimas de un sistema extractivista y luego criminalizados por huir, es decir por verse obligados a migrar.
En Florida, donde Blaise murió, el aumento del nivel del mar amenaza a las comunidades costeras. Sin embargo, el mismo Estado que invierte en muros contra los migrantes ignora las advertencias científicas. «Es una esquizofrenia política: se gasta en detener personas en lugar de salvar vidas», señalan, activistas ambientalistas mexicanos.
Los Dueños del Odio: El Negocio de la Xenofobia
Detrás de los discursos antiinmigrantes hay un mercado lucrativo. En redes sociales, algoritmos amplifican mensajes de odio porque generan “engagement”. Según “Barómetro de la Percepción de la Migración”, realizado por el Servicio Jesuita a Migrantes, la Fundación Interpreta y el Centro Vives de la Universidad Alberto Hurtado en 2020, ya se demostraba que los discursos negativos, racistas, muchos fueron patrocinados por cuentas anónimas vinculadas a grupos de ultraderecha. Es una industria, donde políticos como Trump o figuras locales usan el miedo al migrante para ganar votos. Mientras, empresas como Meta se benefician de la polarización con la profusión de mensajes de odio en sus redes aumentando el caudal del flujo.
Gaza: El Espejo Más Cruel
La indiferencia ante el sufrimiento migrante se replica en la pasividad global frente al genocidio en Gaza. Más de 15.000 niños asesinados desde octubre de 2023, según UNICEF, y una comunidad internacional paralizada por intereses geopolíticos. Gaza muestra hasta dónde puede llegar la deshumanización: si no importan los niños bajo las bombas, ¿por qué importarían los migrantes en una celda, la desaparición en democracia de Julia Chuñil, una mujer mapuche o la situación que diariamente viven los migrantes en Chile?
La Vacuna: Organización desde las Bases
Frente a esta realidad, a esta pandemia de indolencia, los colectivos en Chile y el mundo construyen alternativas. En Santiago y provincias organizaciones populares ofrecen asistencia legal y sanitaria a las y los migrantes y ollas comunes para todas y todos que lo necesitan. En México, las caravanas centroamericanas son protegidas por redes de activistas. En Estados Unidos, organizaciones migrantes y de nacionales monitorean los abusos en centros de detención. «La solidaridad es nuestra trinchera», nos dicen las vecinas desde las ollas comunes. «Durante el estallido social y la pandemia, aprendimos que sin organización popular, no hay supervivencia». Así es como dirigentes populares aprendieron de su práctica humana.
El Futuro No Está Escrito
Personas desinteresadas desde organizaciones sociales hacen un llamado urgente: «Empecemos ya, a crecer en humanidad». Y es que, como especie, la humanidad enfrenta una encrucijada: seguir normalizando la crueldad o reinventar la convivencia, el buen vivir. La solución no llegará desde los gobiernos, sino desde abajo.
La pregunta no es si podemos cambiar el curso, sino si tenemos el coraje de dejar de ser como el mito de los avestruces, y actuar conjuntamente, mirando la realidad de frente y sin engaños y potenciar las reservas morales que la sociedad tiene en todas y todos que tuvieron siempre la visión de reivindicar el derecho a vivir en paz y con justicia.
Eduardo Cardoza
Movimiento Acción Migrante