Columnistas

El charquicán» presidencial

Tiempo de lectura aprox: 6 minutos, 55 segundos

Para explicar esta analogía gastronómica, debo empezar por referirme al plato aludido. Originalmente sería una comida que se remonta a tiempos incaicos. Charqui de llama u otros animales altiplánicos se habría utilizado como su base, junto a papas y algunas legumbres. En Chile este plato ha sido adoptado como uno de los guisos tradicionales de una cocina—como la nuestra—que en verdad no tiene la rica variedad de la peruana o la mexicana, para mencionar a las que son consideradas las mejores cocinas latinoamericanas. Básicamente una comida de subsistencia, la característica del charquicán es que, aparte de carne, tiene un poco de todo: papas, cebollas, otras verduras, y, por cierto, sopa o caldo. Aditivo este último, que, como buen admirador de Mafalda, inmediatamente me produce rechazo. Siguiendo al personaje del brillante Quino, apenas dejé atrás mi niñez nunca más probé plato que contenga sopa, incluyendo el charquicán, la carbonada y la cazuela de vacuno, este ؚúltimo, en mi opinión, un plato abominable, aunque en esto de sopas hago excepción con la cazuela de ave, el caldillo de congrio y la paila marina.

Yendo al fondo del plato ahora ¿por qué esta analogía? De algún modo el escenario que se presenta frente a las elecciones presidenciales me recuerda ese plato. Por de pronto, observamos una gran variedad de candidatos que como los ingredientes del charquicán uno puede no estar muy claro de por qué están ahí. Como en el plato aludido, tampoco esos ingredientes hacen mayor justificación de su presencia—es lo que había en la despensa, se puede decir. A diferencia de un plato que tenga un claro propósito gustativo, por ejemplo, el pastel de choclos o el ceviche, en el charquicán su propósito parece ser cualquier cosa, según qué ingrediente prevalezca.

En el charquicán no vemos un propósito, no hay un programa. Bueno, aquí finalmente nos saltamos a las candidaturas. En efecto, lo que vemos por ahora al menos, es un intento de resaltar figuras, algunas más interesantes otras, pero no hay mucha claridad sobre qué intentan poner en marcha esos candidatos. Sus programas tentativos a este momento son aun un tanto vagos.

“La izquierda promueve revolución, derechos colectivos y concentración de poder”, dijo Evelyn Matthei en una entrevista en el portal de Radio Bío Bío. “Nosotros creemos en libertad individual, igualdad ante la ley y Estado subsidiario”, agregó (6 de marzo de 2025).




“Kast propone una política económica orientada al libre mercado, reducción de impuestos y eliminación de regulaciones que, según él, afectan la inversión y el crecimiento. Su objetivo es generar un entorno favorable para las empresas, lo que podría traducirse en la creación de más empleos.”  Es lo que nos asegura Sebastián López en el portal Arfaquinta.

En cuanto a Johannes Kaiser, recojo lo publicado por El Mercurio el 17 de marzo de 2025: “En relación al eje de seguridad y defensa, El Mercurio tuvo acceso al conjunto de medidas definidas para este apartado, las que se orientan principalmente a combatir el crimen organizado y la inmigración ilegal. Entre las más relevantes se encuentran la participación de las Fuerzas Armadas en la seguridad interna del país, el establecimiento de un modelo de inteligencia centralizado, el fortalecimiento del control fronterizo y doblar la participación de la población en el servicio militar”.

En el ámbito de las fuerzas progresistas cuatro son los candidatos que responden a lo que se llama el oficialismo (por ser las fuerzas que participan en el gobierno actual): Carolina Tohá, Jaime Mulet, Jeannette Jara y Gonzalo Winter. Ellos serán los contendores en las primarias del próximo 29 de junio. Por fuera de toda primaria se ha anunciado que competirá Eduardo Artés del partido Unión Patriótica, que en verdad es el nombre inscrito del que fuera conocido como Partido Comunista Acción Proletaria, por lo que sabemos, heredero del antiguo Partido Comunista Revolucionario (PCR).  Y por su cuenta, se rumorea que Marco Enríquez-Ominami intentaría una quinta apuesta por la presidencia.

Hasta el momento, las encuestas colocan en el primer lugar de la preferencias a Evelyn Matthei, aunque en las últimas semanas con un sostenido declive en las preferencias, lo que sin duda tiene preocupada a la coalición que la apoya (Chile Vamos, la derecha tradicional). Tras ella las encuestas sitúan a José Antonio Kast del Partido Republicano, en un ritmo ascendente, lo que preocupa a Matthei aunque más nos debe preocupar a nosotros en la izquierda, donde parece que aun nadie se entera.

Como ya se sabe, el Partido Socialista hace ya algunas semanas que de manera muy poco elegante desembarcó a la que iba a ser su propia candidata, la presidenta del partido, Paulina Vodanovic, para dar su apoyo a Carolina Tohá del Partido Por la Democracia (PPD). Los detalles de esta maniobra son conocidos, así como los que la impulsaron: los llamados “barones” del PS. Apelativo este último que se aplica a figuras que, por una trayectoria en ministerios, el congreso o algunos puestos diplomáticos, han ganado una extraordinaria influencia entre los dirigentes menos conocidos del partido pero que toman decisiones a nivel de comité central. La influencia de estos “barones” es más debida al eco que encuentran en los medios de comunicación que a su trabajo en la base del partido, pero, en fin, en estos días ¿quién hace trabajo en la base? ¿para qué? se preguntarán algunos.

Sea como fuere, la decisión de la cúpula del PS no dejó nada de contenta a su militancia y hay un creciente movimiento para declarar libertad de acción en las primarias. Lo cierto es que, de los cuatro postulantes del oficialismo, doña Carolina es la que menos entusiasma a la gente de a pie. Algunos connotados dirigentes intermedios ya han anunciado su apoyo a Gonzalo Winter y por lo menos un diputado se inclina por Jeannette Jara.

La señora Tohá por cierto que no presenta un programa muy izquierdista, en la página 5 de su programa, renueva su fe en el modelo neoliberal cuando afirma: “Hay también un peligro en ilusionarse con que el Estado puede reemplazar la insuficiente renovación espontánea en los mercados. Debemos reconocer que en la actualidad los gobiernos no tienen los conocimientos, ni las capacidades para desarrollar esta función con una razonable probabilidad de éxito. Este no es el camino que necesitamos para volver a crecer.»  Estas líneas también podrían estar en el programa de cualquiera de los candidatos de la derecha.

Esto para no decir nada de lo que propondría para su política exterior. En la página 18 del programa de la señora Tohá podemos leer: «1. Fortalecimiento de la Democracia y los Derechos Humanos. Chile se consolidará como un líder regional en la promoción de la democracia y los derechos humanos, manteniendo una postura firme frente a regímenes autoritarios como los de Cuba, Venezuela y Nicaragua.»

Curiosamente su programa en materia de relaciones exteriores no hace mención de gobiernos como el de Dina Boluarte en Perú que ha reprimido brutalmente a su pueblo, o el de Daniel Noboa en Ecuador que no vaciló en violar la inmunidad diplomática de la embajada mexicana para arrestar a un opositor al que le habían concedido asilo. Su ataque a Cuba es particularmente artero y sin duda debe haber golpeado a muchos socialistas que en su momento tuvieron todo tipo de apoyo de parte del “régimen cubano” o que deben recordar esa enorme y generosa solidaridad de Cuba con el gobierno de Salvador Allende, el mismo que tuvo al padre de la candidata como un leal y consecuente Ministro del Interior. Bueno, ya se sabe, “el genio se salta una generación”.  Ah, y al parecer no sólo el genio, sino también las cualidades éticas. En efecto, como ya señalara otro medio, El Ciudadano, el PPD cuando ella lo presidía, recibió apoyo financiero nada menos que de SQM, la compañía controlada por quien fuera yerno de Pinochet. Con esos fondos, el PPD habría contribuido indirectamente a la elección de la señora Tohá como alcaldesa de Santiago.

Seguimos así con este charquicán y terminaremos intoxicados. Hay que admitir que el escenario, tal cual se presenta a este momento es oscuro. Las encuestas—a las que en todo caso no hay que darles mucha credibilidad—apuntan a que la candidata de la derecha tradicional y el de la ultraderecha son las que acaparan el mayor apoyo ciudadano. En ese panorama, una estrategia muy típica por parte de algunos sectores de la izquierda es la de “correrse para el centro”, presentarse como buenos niños o niñas que prometen no salirse del libreto, la propuesta económica de la señora Tohá con su desconfianza del rol del Estado sin duda encarna esa estrategia.

Sin embargo, eso de diluir su propia propuesta para hacerla más grata a algunos sectores tiene sus riesgos, por de pronto, desdibuja el proyecto político. Al final, pasa como en el charquicán: hay tantos ingredientes que están tan disueltos en la sopa, que es difícil identificar cuál es el principal y cuales son sólo accesorios. Por otro lado, si se le quiere ofrecer a la gente una propuesta “moderada” entonces cualquiera puede servir, las candidaturas se convierten en comodines que pueden significar cualquier cosa.

Hay, por cierto, otras opciones que vale la pena considerar. Jaime Mulet, aunque es el que parte con menos apoyo por ser el abanderado de un partido pequeño, la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), aporta un importante aspecto habitualmente descuidado por los grandes partidos: la necesidad de dar mayor poder a las regiones. También es de valorar el que introduzca de un modo muy fuerte el tema medioambiental.

Jeannette Jara, abanderada del Partido Comunista y con apoyo del partido Acción Humanista puede llegar a acumular fuerza, especialmente si se considera la tradición de trabajo de los militantes comunistas. Ella misma es una persona que proyecta seriedad, aunque se sabe que muchos habrían preferido que el postulante del PC hubiera sido el ex alcalde de Recoleta Daniel Jadue—actualmente sujeto a proceso en el marco de la estrategia de “lawfare” que la derecha ha montado en toda Latinoamérica para desacreditar a líderes populares—sin embargo, hasta ahora la ex Ministra del Trabajo ha hecho una buena campaña. Eso sí, ella tuvo un faux pas cuando dio a entender que si era elegida podría renunciar al PC. En realidad, ella aclaró esos dichos, pero fue una declaración que debe haber causado malestar en las huestes del viejo partido que ha soportado persecuciones y muertes de sus militantes, justamente por eso, por ser comunistas. La sola idea de renunciar para lograr un cierto beneficio recordaba la frase de Enrique IV de Francia: “París bien vale una misa” o de este otro Marx, Groucho: “Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros…”  Por cierto, la candidata reparó ese error, y sin duda sigue siendo una carta valiosa a considerar en las elecciones primarias, pero al mismo tiempo respecto de sus desafortunados dichos, habría que decir como esos viejos cuadros del PC, “eso no ayuda camarada”.

Gonzalo Winter, por su parte ha concitado el apoyo de algunos connotados e influyentes militantes del PS que lo ven como una carta presidencial de mucho más valor que la candidata oficial del partido de la calle París. El postulante del Frente Amplio tiene a su favor el que—por lo menos como lo he visto en debates televisivos—se trata de un excelente polemista, muy agudo y rápido en sus respuestas. En cualquier debate con candidatos de la derecha puedo apostar por su habilidad para estructurar sus argumentos de un modo muy lógico y a la vez, con la misma habilidad, rebatir a sus adversarios. El hecho de que al parecer es el más joven de los contrincantes puede jugar tanto a su favor como en contra. Por el lado positivo porque evidentemente alguien joven irradia una energía que además es fácil de contagiar y por lo tanto movilizar a amplios sectores—especialmente jóvenes—en una campaña que será difícil. Sin embargo, también resultará fácil a sus adversarios intentar igualar su juventud con falta de experiencia. El propio caso de Gabriel Boric, durante cuyo gobierno los errores de conducción son a menudo atribuidos a su “falta de experiencia” podrá ser utilizado en contra de un eventual Winter candidato. Aunque claro, eso también puede contrarrestarse con una frase que Antonio Skarmeta repetía en su curso de Axiología, en el Departamento de Filosofía del viejo Pedagógico: “la experiencia es como una peineta que uno espera usar cuando esté calvo”.

Sergio Martínez (desde Montreal, Canadá)

 

 

 

 



Foto del avatar

Sergio Martinez

Desde Montreal

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *