Columnistas

¿Se acaba la Universidad de Harvard?

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 47 segundos

Trump ahora quiere acabar con la universidad de Harvard. Es que todo lo que tiene que ver con la cultura, con la inteligencia, con el pensamiento ilustrado, le molesta  como una afrenta personal. Y todo lo que sea extranjero, es decir que no sea nacido en Estados Unidos, también.

Trump no estudió allí sino que obtuvo el título de bachiller en economía en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania. Esa universidad no es mala, pero claro, se dedica a enseñar cómo hacer buenos negocios, no se puede comparar con Harvard.

Harvard, fundada en el siglo XVII, es una universidad privada, dedicada a la educación superior y a la investigación.

Su sede principal está ubicada en el Estado de Massachusets, en una pequeña ciudad llamada Cambridge, de 100.000 habitantes. Pero lo que importa es que está casi pegada a Boston, la capital del Estado, y a 300 kilometros de Canadá.




Y la facultad de Medicina, la de Odontología y otras relacionadas con la salud, se ubican ya bien adentro de Boston.

La gente de Boston siempre ha tenido fama de ser amable, instruida, inteligente y muy distinguida. Ser bostoniano es pertenecer a la aristocracia de Estados Unidos, si es que allá puede existir una especie de aristocracia. Quizás sería mejor decir “elite”.

Hay muchas instituciones que se dedican a clasificar a las universidades de casi todos los países.La mayoría de ellas considera a Harvard como una institución excelente, y muchas la clasifican como la mejor del mundo.

La universidad dispone de un presupuesto gigantesco: 39.200 millones de dólares en 2018.

Entre los ex alumnos, profesores e investigadores de esa universidad se cuentan ocho presidentes de Estados Unidos, numerosos jefes de Estado y jefes de Gobierno, asi como laureados con el Premio Nobel y muchos otros premios de importancia en el mundo o en EEUU, tanto en las ciencias como en las humanidades y en las artes.

Harvard fue, desde sus comienzos en el Siglo XVII, una universidad religiosa y muy modesta. Pero creció rápidamente, tanto desde el punto de vista educacional como económico.

Durante mucho tiempo, hasta el Siglo XX, únicamente tenían acceso a ella las élites políticas y económicas estadounidenses. Era un establecimiento exclusivamente destinado a los WASP -White, anglosaxons and protestants- (blancos, anglosajones y protestantes).

Esto ha ido cambiando con el tiempo y ahora más del 27%  de los alumnos son extranjeros.

El progreso y la modernización de Harvard han sido constantes.

Ya después de la Segunda Guerra Mundial se comenzó a admitir a alumnos que provenían de escuelas públicas. También se admitió a alumnos no protestantes, como judíos y católicos. Pero continuaba el racismo: nada de negros, hispanos ni asiáticos.

Pero ahora, en pleno siglo XXI, había que seguir cambiando o Harvard dejaba de ser la mejor universidad del mundo.

Y hace unos pocos años que los no blancos fueron mayoría: estudiantes de origen negro (15 %), iberoamericanos (12 %), asiáticos (23 %). Y eso es lógico, pues en el caso del hijo del jeque Tal o del millonario japonés Cual, entre menos WASP sea, más dinero aportan sus padres a la universidad.

Y el machismo tradicional también imperaba allí, ¡Cómo  no¡

Ya en el siglo XX se admitía a algunas mujeres en carreras como enfermería, veterinaria y otras por  el estilo. Y durante la segunda guerra mundial hubo que formar a algunas mujeres médicos, pues los varones no alcanzaban, no hubo otra solución.

Y finalmente, sólo en 1977, el Centro de Formación de Pregrado de Harvard se convirtió en mixto.

En Harvard vivió y estudió Barak Obama, con eso les digo todo. Por mucho que se le pueda criticar por sus bombardeos y otras cosas, Obama es un caballero. Viajó personalmente a Cuba, se paseó por las calles de La Habana donde fue ovacionado por el pueblo, restableció relaciones con Cuba. Es lo opuesto al ordinario Trump: un intelectual, un hombre inteligente y, repito, todo un caballero.

Pagó sus gastos en Harvard con préstamos estudiantiles. Además, también trabajó en diversos empleos para poder cubrir otros gastos.

Y no olvidemos que Barak Obama recibió el premio Nobel de la Paz mientras era presidente.

Ahora ultimo, desde 2023, se están otorgando  muchísimas becas a los estudiantes que tienen un ingreso familiar inferior a los 65 mil dólares anuales.Esto sería alrededor de 5500 dolares mensuales, unos 100 mil pesos mexicanos y alrededor de 5 millones y tanto de pesos chilenos, según las fluctuaciones del dólar en cada país.

Para nosotros es mucho, en todo caso no es una cifra que demuestre pobreza relativa, pero  para ellos sí que lo es.

Los gastos generales que tiene cualquier alumno, incluyendo seguro médico, servicios, alojamiento y alimentación, libros, transporte y otros, sobrepasan los 2500 dólares mensuales. Calculen ustedes en otras monedas.

Las becas y ayuda que ahora proporciona Harvard a los alumnos “pobretones”, cubren casi todo esto más la matrícula y otros costos de la universidad propiamente tal.

En suma, un año de estudios en cualquier escuela de Harvard, cuesta unos 80.000 (ochenta mil) dólares. Con beca o sin beca, la cosa es cara.

¿Y cómo se financia este gigante que es Harvard?

Ya les dije que el capital de que dispone fue, en 2018, de 39.200 millones de dólares, el más alto del mundo y todos los años aumenta.

Las fuentes de ese dinero son más o menos las siguientes:

1.Una gran parte la constituyen donaciones y legados testamentarios de ex alumnos.

2.Campañas de recaudación de fondos a nivel nacional, siempre muy exitosas.

  1. Buenas inversiones en los mercados financieros.

¿Y el gobierno qué les da? No es mucho, pero algo importante: no les cobra impuestos. Algunas agencias estatales tienen contratos con Harvard en materia de investigación. En fin, el gobierno le puede quitar unas cuantas cosas que no van a desestabilizar a Harvard.

Trump la ha tildado de antisemita porque ha permitido que algunos de sus alumnos protesten por el genocidio de Gaza.Y hasta se ha atrevido a exigirle que le proporcione información sobre sus alumnos extranjeros: que él denomina extremistas, comunistas, delincuentes y bla bla, bla. En consecuencia, le prohíbe admitir estudiantes extranjeros, que son la base  de su financiamiento.

Es obvio que ninguna universidad decente del mundo se prestaría a ser delatora.Y menos Harvard, que con mucho trabajo se ha ido democratizando durante varios siglos.

En esta materia hay un juicio que Trump perdió en primera instancia, ganó en la segunda, pero falta la decisión de la Corte Suprema.

¿Se acabará Harvard?

No lo creo, porque a Trump le quedan poco más de tres años de gobierno y Harvard tiene cinco siglos de vida. ¿O se podría reubicar en otro país? Quizás.

Mientras tanto, ustedes o sus hijos sigan estudiando en la Universidad Nacional Autonóma de México (UNAM) o en la Universidad de Chile, que son excelentes, gratis o muy baratas y sobre todo, que jamás de los jamases se van a convertir en delatoras.

Margarita Labarca Goddard

 



Foto del avatar

Margarita Labarca Goddard

Abogada chilena residente en México

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *