Crónicas de un país anormal

Estados Unidos-Europa, a 75 años del Desembarco en

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Salvo los jefes de Estado de los países participantes  en la ceremonia de conmemoración de los 75 años del histórico “Desembarco en Normandía”, la mayoría de  los ciudadanos ha ignorado la fecha, pues nuestra época anémica se caracteriza por despreciar el pasado histórico. Además de los Presidentes, entre los participantes del acto apenas queda una centena de sobrevivientes que ya cuentan entre 95 y 100 años de edad, (seguramente, para la celebración   del próximo aniversario no habrá ningún veterano).

 

 

El gran ausente a la ceremonia fue Vladimir Putin, (recordemos que el día  D hubiera sido imposible sin el heroico sacrificio del pueblo soviético, en Stalingrado). Los ingleses se negaban a reconocer al general De Gaulle como jefe de las Fuerzas Francesas Libres, y fue apenas informado días antes del desembarco en Normandía; De Gaulle, en lo sucesivo, se negó a participar en las ceremonias recordatorias del desembarco, aduciendo que Francia había sido sólo “una alfombra”.

 

En la Conferencia de Teherán efectuada entre Stalin, Churchill y Roosevelt, el Primer Ministro inglés era partidario de desembarcar en el Mediterráneo, pero los otros dos mandatarios se pronunciaron por el Canal de la Mancha.

 

Gran parte de éxito del desembarco en las playas de Normandía obedeció a la mantención del secreto del lugar, el día y la hora y hasta el último minuto: genialmente, los ingleses supieron engañar a los alemanes haciéndoles creer que desembarcarían por Calais, a solo 35 kilómetros de las costas inglesas. Hasta fin de sus días Adolf Hitler jamás pudo aceptar haber sido engañado.




 

Los cuarenta y cinco días que mediaron entre el desembarco en las playas de Normandía y la liberación de París, el 25 de agosto de 1944, fueron de los más mortíferos que recuerde la historia de la Segunda Guerra Mundial.

 

El olvido y la falsificación de la historia es muy propio del reinado del neoliberalismo, (en Chile el gobierno de los ignorantes quiere eliminar del currículo el aprendizaje de la historia), que pasa de largo que la mayoría de los miembros de la Resistencia francesa eran comunistas, y que por mucho tiempo, el gobierno norteamericano reconoció a Vichy como representante legítimo de Francia.

 

Cuando se liberó Parìs, mis padres eran fanáticos partidarios de los aliados, y como no había bencina para comprar, me llevaban en bicicleta, con la bandera francesa e inglesa, y a su vez, escuchaban por la radio la 5ª Sinfonìa del verso del poeta Paul Verlaine, poema y música que se convirtió en símbolo para anunciar el desembarco.

 

Hoy, la alianza de antaño entre Estados Unidos y Europa es solamente un recuerdo: Donald Trump se ha encargado de pregonar con su “América Primero” la humillación a los europeos, a quienes trata a como a una mujer golpeada. Trump no puede seguir soportando que la balanza de pagos de su país sea deficitaria, y que después de China Europa esté en el segundo lugar en las importaciones a los Estados Unidos.

 

En su visita a OTAN Trump se dedicó a denostar a los países europeos recordándoles que sólo aportan menos del 1% a la caja común de la NATO; a su vez, criticó a Alemania por adquirir de Rusia petróleo y gas natural y no lo hace con Estados Unidos. Hay consenso hoy en Europa en que el viejo Continente debe contar con su propio ejército y no la dependencia de Estados Unidos, como ocurre con la OTAN, que tenía sentido en la guerra fría contra la Unión Soviética, pero no hoy.

 

El desprecio de Trump respecto a Europa, sumado al hecho de centrar su política en el único rival, China, le ha hecho perder la oportunidad del liderazgo mundial   cuando la URSS se había derrumbado. Actualmente Trump tiene que aceptar ser parte de un mundo tripolar en el cual Estados Unidos se está convirtiendo en potencia secundaria.

 

A comienzos del presente mes, Trump realizó su sueño de la visita de Estado a la Reina Isabel II, (la madre del mandatario la admiraba), y como todos los magnates son arribistas y snob, (recuérdese a Piñera), les encanta el boato monárquico, y esta vez respetó el rígido protocolo real inglés.

 

Como es su costumbre, Trump no ahorró esfuerzos para insultar a los vasallos: las emprendió contra el alcalde de Londres Sadiq Khan, tratándolo de “perdedor” por el sólo hecho de considerar non grata la visita del Presidente norteamericano a su ciudad. Después las emprendió contra Theresa May acusándola de haber sido  incapaz de manejar el problema del Brexit. Para  Trump es muy difícil el trato con sus colegas mujeres a quienes ve por debajo de su hombro y no sabe qué hacer con ellas.

 

Trump no tiene ningún respeto por la soberanía  de Inglaterra y trata a los ingleses como si fueran “colonos”, y propicia la solución del Brexit sin compensación  alguna a la Comunidad Europea. Dice admirar a Boris Johnson, (candidato a reemplazar a May) y a Nigel Farage, el líder del Partido del Brexit.

 

El pueblo británico rechazó la visita de Trump con una gran manifestación en Trafalgar Square, y el jefe de los laboristas británicos, Jeremy Corbyn, se  negó a asistir a la recepción dada por  la reina Isabel II en honor del Presidente de Estados Unidos.

 

En los discursos con motivo de la celebración de los 75 años del Desembarco en Normandía Trump fue muy hábil: dijo que si hubiera que rehacer la historia, volvería a actuar de la misma manera.

 

Europa, actualmente es una potencia en decadencia, y Trump la maneja a su antojo, por ejemplo, propiciando la división entre los nacionalistas de la ultraderecha, (Polonia, Hungría, Italia, y otros màs), y los europeístas, (Francia y Alemania). En el caso de Irán los europeos poco han podido hacer para obligar a Trump a honrar su firma, en el  Tratado de no proliferación de armas nucleares.

 

A 75 años del Desembarco de Normandía, el atlantismo, la guerra fría y la OTAN están muertas, y llegó la hora de que Europa, de una vez por todas, se libere del patronazgo de Estados Unidos. Que en  un mundo tripolar  mantenga relaciones fluidas con Rusia, China, India, es ya el imperativo fundamental de las relaciones internacionales del mundo del siglo XXI. (¿Por què no pensar, por ejemplo, en que el euro reemplace al dólar?)

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (el Viejo)

27/06/2019

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