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Llegaron los terroristas

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Photo by Jeroen Bosch on Unsplash

Nuestros servicios de inteligencia nacional, la ANI, identificó al ecoterrorista que habría puesto bombas por doquier. Se le acusa de seis ataques, entre otros, dirigidos a los señores Landerrechte y Louis de Grange. La ANI, donde se supone que trabajan individuos inteligentes, émulos de James Bond o de Sherlock Holmes, se apresuró a calificar de “lobo solitario” al supuesto culpable, en contraposición a quienes se identifican como “gallinas solitarias”. Se debe entender que el lobo solitario aúlla en la soledad de la estepa, vive sin compañía en su lobera, desconfía hasta de sí mismo y se aparea con una loba, que conoce en sus correrías. Este lobo solitario, es decir la persona detenida, acusada de sembrar bombas se llama Camilo Gajardo, tiene 28 años, de profesión hojalatero y por los informes de prensa obtenidos hasta ahora, en su domicilio escondía artefactos explosivos. Artilugios que no se identifican, cuya utilización podría haber hecho volar la torre de Horts Paulmann, edificio de la vanidad y soberbia, que impide ver en toda su magnitud y esplendor, la cordillera de los Andes. En tanto, los miembros del ITS —Individualistas Tendiendo a lo Salvaje— negaron que Camilo Gajardo perteneciera a su organización. “No lo conocemos y si alguna vez lo hemos visto, no nos acordamos de él”. De ser así, este joven debe asumir la soledad de su condición de lobo. En un comunicado lo hicieron saber y de paso, amenazaron que se aprontan a realizar nuevos atentados con bombas, “donde vamos a desatar el caos, más temprano que tarde, en estas tierras del sur”. Hacen hincapié que se trata de las tierras del sur, lo cual debe ser analizado por la ANI. En tal caso, no deberían investigar en las tierras de otras latitudes. 

 

Sorprende que este organismo de inteligencia y contrainteligencia del gobierno, creado en clandestinidad, donde nadie conoce su domicilio, ni ellos mismos, se preocupen de su seguridad. Se sospecha que debería trabajar en el subterráneo de La Moneda, junto al desagüe de las letrinas, hoy vive momentos de confusión. Apresa lobos solitarios, en vez de incluir a la manada y a los encargados de pastorear nuevos integrantes. ¿Quién entiende esta garrafal ineptitud? De por medio, hay algo de inexperiencia en esta gente, pues el organismo lo integran novatos, personas entre quienes se quedaron al margen de la repartija ministerial y del séquito de su excelencia.

 

Sorprende que todavía no se haya contratado como jefe del servicio del contraespionaje, al detective Heredia, héroe de las novelas del escritor chileno Ramón Díaz Eterovic, cuyas hazañas lo ubican entre los sabuesos más prestigiosos de la literatura de Chile. Él era mi amigo de años, época donde escribir constituía un delito, sin embargo, cuando empezó a escribir mejor que yo, le retiré mi amistad. Leer las hazañas del detective Heredia es una fiesta, deleite al espíritu. Ese regocijo ausente en esta época de vacas flacas, donde cunde el analfabetismo y se mira al escritor como un objeto de museo. Se trata de quien se ha convertido en lobo solitario, sin garras ni dientes, incapaz de lanzar una bomba de humo. No creo que la ANI vaya a contratar al detective Heredia, menos aún a Ramón Díaz Eterovic, para que escriba una novela o les vaya a enseñar cómo escribir cuentos. Como sus miembros destilan envidia, preocupados de investigar chismes, habladurías de gente ociosa y crean sus propias invenciones, les permite a esta agencia de gallinas solitarias o cluecas, no de lobos solitarios, convencer al gobierno, que de algo sirve su inoperancia. En una época no lejana, se leía con fruición “El lobo estepario” la novela de Hermann Hesse, cuyo argumento dista de las barrabasadas de nuestro criollo “lobo solitario”. Ahora casi no se lee y nos dirigimos rumbo al analfabetismo ilustrado, adheridos al celular, la nueva droga. 

 

Mientras tanto, los integrantes del ITS trabajan en silencio y clandestinidad su proyecto de continuar lanzando bombas a granel, como ejercicio previo al día de la verdad, cuando decidan dar el gran golpe. Quizá deberíamos empezar a rezar padrenuestros, avemarías y el rosario, como aconseja el Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, actual capellán de la Basílica de La Moneda. Al mando de la feligresía del país, necesidades básicas, permanece alerta a la presencia del hambre, uno de los jinetes del apocalipsis. Así nos salvamos de morir despedazados, de carencia o engullidos por la voracidad de las potencias de ultramar. Si usted no reza, se va a morir de hambre. 




 

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