
Héctor está en huelga de hambre y en un estado de salud muy delicado, ha perdido 25 kilos. Lo hace con justa razón, porque él no es un delincuente, es un dirigente social que se dedica a defender los justos derechos de su pueblo, que ha sido despojado, perseguido y vejado desde los tiempos de la colonia. Eso lo sabe todo el mundo.