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La dinastía Ortega-Murillo es tan criminal como la de los Somoza

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Las dinastías de ladrones y criminales nada tienen que ver con el socialismo: es imposible comparar la grandeza y honradez del Presidente Salvador Allende y su gobierno con la dinastía de criminales como Daniel Ortega y Rosario Murillo, que se han apropiado de Nicaragua, incluso, tomando presos a líderes históricos del Frente Sandinista, entre ellos, a Dora Téllez y a Sergio Ramírez, como también a connotados obispos y sacerdotes de la iglesia católica.

La Vicepresidenta, Rosario Murillo, es una “ramera”, es decir, una “meretriz” del poder, cruel y despiadada, quien domina, incluso, a su marido. Por su parte, Daniel Ortega, desde líder sandinista se transformó en un tirano, que le ha quitado a su pueblo hasta el derecho a respirar.

El Presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el de Chile, Gabriel Boric, han actuado muy bien al condenar a esta pareja de tiranos llamando, por su verdadero nombre, “dictadores”, que pretende instaurar una dinastía de terror y crímenes en Nicaragua, y que está convirtiendo a este país en una especie de Corea del Norte en América Central.

A punta de trampas y de pactos con otros ex Presidentes degenerados y ambiciosos, (entre ellos a Arnoldo Alemán), Ortega ha logrado mantenerse en el poder por 27 años. En la última elección, temiendo un fracaso en su triunfo, dio la orden de tomar presos a todos los candidatos que ponían en peligro la permanencia de la dinastía en el poder.




El Frente Sandinista para la Liberación Nacional heroicamente venció a la Guardia Nacional, (derrotó al cruel dictador Anastasio Somoza, y, además, combatió a la Contra, enviada por Ronald Reagan), hoy está completamente corrompido: el ejército, dirigido por el general Julio César Avilés, se ha convertido en una guardia pretoriana al servicio del “rey y de la reina” Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Ortega, convertido en tirano, sabe que, al igual que  los Somoza, que toda tiranía tiene fin,  ahora trata de asegurar su sucesión, primero, en manos de su mujer, Rosario Murillo, que ya detenta gran parte del poder y, luego, en sus hijos, actualmente dueños de los canales estatales de comunicación.

La pareja de dictadores nicaragüenses se ha enfrentado a la iglesia, a sabiendas de que es la única institución que puede seguir resistiendo a los ataques del gobierno, las fuerzas armadas y la policía.

La dictadura nicaragüense ha comenzado por apropiarse de la UCA, (Universidad Centroamericana), y antes ya había expulsado a la Orden de los Jesuitas, (persecución que tiene como precedente la expulsión ocurrida en España y Portugal, en el siglo XVIII).

Ortega, no contento con perseguir a la iglesia católica, ha terminado por expulsar también a la Cruz Roja, (antigua institución fundada en Nicaragua luego de un sismo destructivo, sin precedentes en ese  país).

El arzobispo de Managua, Leopoldo Báez, había resistido los ataques de la “dinastía” Ortega-Murillo, hasta que el Papa Francisco diera la orden a los obispos de abandonar Nicaragua. El obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, que iba a ser desterrado junto con 222 opositores, se negó a subirse al avión, pero a su regreso a Matagalpa enfrentó a la dictadura, hecho que le valió el ser enviado a prisión y, luego, condenado por un juez prevaricador a una condena de 27 años de reclusión.

La iglesia católica, como institución,  no ha tenido el valor de condenar con claridad a este régimen de tiranos. Por su parte, el Papa ha sido blando ante las arbitrariedades del gobierno nicaragüense. Aún cabe preguntarse “qué dirá el Santo Padre que vive en Roma…que le están persiguiendo a sus palomas…”, (cantaba la poeta chilena Violeta Parra).

Al menos los Presidentes Petro y Boric abiertamente han tenido el valor de condenar esta dictadura abusiva, que se da el lujo de despojar de su nacionalidad a 222 ciudadanos nicaragüenses, desterrándolos a Estados Unidos. El único precedente se encontraba en el tirano Augusto Pinochet, quien no contento con quitar la nacionalidad al ministro de Salvador Allende, Orlando Letelier, lo mandó a matar, hecho ocurrido en Estados Unidos.

Rafael Luis Gumucio Rivas El Viejo)

16/09/2023

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Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



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  1. Es una lástima, que países que en un comienzo, fueron considerados como un ejmplo de progresismo, se conviertan en dictaduras brutales y sobre todo corruptas hasta la médula de los huesos, en estos momentos, Nicaragua y Venezuela, los dos países con el mayor índice de corrupción en el continente y unos de los mas corruptos del mundo.

  2. Margarita Labarca Goddard says:

    Lo importante es entender como lo logró este hombre. Como pudo convertirse en un stalincito de pacotilla, un stalin bananero. ¿Dónde están todos los demás, todo el Frente Sandinista que hizo la revolución? Ese es el punto que la mayoría no comprendemos.

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