La cocina de este lugar, que ha sido crucial en la recuperación de volvernos a los sabores variados del mar que estuvieron tan presentes en nuestras infancias
Insistiré en la imagen de que Chile puede ser pensado como una gran viña. Esta concepción de nuestro país no signifca que tengamos una producción homogénes de los vinos. Los vinos se diferencian por cepas, territorio, suelo, prácticas, clima, manos que los realizan, incluso por racimos.
Esta semana trae un entusiasmo contagioso como precuela a nuestra Fiesta Nacional de Independencia que suele cortarnos el año en dos, con la celebración del Día Nacional del Vino, junto a esos primeros aires de la primavera que suelen ser consignados como propicios para el amor.
Podríamos pensar gran parte de Chile como si fuera una inmensa viña, desde la precordillera de Los Andes hasta el mar, todo sus valle central con extensiones hacia el norte y hacia el sur. Un territorio vitivinícola variado por sus suelos, su clima, las cepas que se van incorporando en distintos momentos de la historia.
Relevar el secano trae consigo una recuperación de historias ancestrales que puede considerar historias familiares de varias generaciones que han persistido en el campo entregando grandes esfuerzos vitales, por eso es que podemos hablar de un origen.
Un ejercicio de memoria no tan forzado nos puede llevar a recordar esta imagen del vino en la mesa doméstica, cuestión que sin duda es parte de la comprensión de que el vino es un alimento. La riqueza de nuestra comida se ve potenciada con el tremendo valor de la producción vitivinícola en el territorio
Hace unos días atrás salía la noticia de un importante reconocimiento que se le daba al MUT, destacando su ambiente de mercado urbano. Son varios los pisos que se pueden recorrer en el subsuelo visitando distintos puestos de productos y principalmente de comidas atrayendo a miles de personas que recorren sus pasillos con varias propuestas gastronómicas de calidad
Siempre es un privilegio participar de la expresión humana que asume la valentía de exponerse, no es este un hecho cotidiano, invitaciones de este tipo son vías para seguir educándonos en esa concepción de que el vino es cultura y no es un mero producto comercial, este convencimiento es fuente para promover nuevos escenarios que responden a desafíos que involucran a los
“La Bodeguita” de Miguel Torres es una posibilidad para comer bien saboreando vinos de calidad que superan los criterios más estrictamente comerciales de la industria. Es un excelente lugar para entregarse a esa experiencia gastronómica sensitiva que va despertando la curiosidad por aprender, además de nutrirse bien y sabrosamente.
“El Valenciano” es un lugar para comer bien, en uno de los rinconcitos del MUT a la salida del metro Tobalaba en el origen de Apoquindo como una entrada al barrio Isidora Goyenechea. Curioso este gran edificio urbano que se ve desde lejos con un diseño novedoso para el sector, a simple vista no se advierte el misterio que esconde principalmente en sus pisos subterráneos.